"Más que el clásico, importa que Merkel y Sarkozy nos salven esta semana", opinó el director técnico del Barcelona, antes del juego frente al Real Madrid del fin de semana
Fiel a su estilo, Pep Guardiola no quiso calentar el clásico del próximo sábado en el Santiago Bernabéu y evitó opinar sobre la moderada actitud de José Mourinho en los días anteriores al último gran partido de la temporada que los pondrá frente a frente. "No entra en mi trabajo responder lo que hacen mis colegas", comentó.
Minutos más tarde, generó el asombro de los presentes en la rueda de prensa con una declaración fuera de cualquier manual previo a un derbi. "Lo importante es el día 9, que (Angela) Merkel y (Nicolas) Sarkozy saquen el euro adelante y no el clásico. Lo apocalíptico es que la gente viva al día y salga de la crisis. No somos pretenciosos, hemos de ganar cada día y como club grande que somos es lo que se nos pide".
El presidente francés y la canciller alemana se pusieron de acuerdo este lunes en un "nuevo tratado" europeo preferentemente para los 27 miembros de la UE. En forma conjunta, ambos anunciaron una serie de reformas para buscar resolver la crisis de deuda soberana, que amenaza a la moneda única y a muchos de sus miembros.
Volviendo al fútbol, lejos de la presión y la histeria que generan los resultados en este tipo de partidos para cualquier entrenador del mundo, el DT culé se muestra como la excepción y, ante la insistencia de los periodistas, entregó sus primeros conceptos sobre el juego del sábado. "Somos parecidos, dos equipos de altísimo nivel. No hay secretos y lo más importante será nuestra actitud", remarcó.
Sobre la nominación de la UEFA a mejor entrenador, señaló: "A mí me seleccionaron porque ganaron los jugadores. No me considero más preparado que mis colegas por haber ganado títulos". La capacidad de conducción que refleja su equipo dentro del campo y sus gestos fuera de la cancha lo definen como un personaje auténtico.
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