LOS HISPANOS PISAN FUERTE EN EE UU
La nueva cara estadounidense. ¿Por qué los latinos son cada
vez más influyentes en el país?
Por Marta torres
Cuando
el presidente Barack Obama nombró a Sonia Sotomayor jueza de la Corte Suprema,
el acto regaló una imagen que retrata la nueva cara de Estados Unidos: el
primer presidente afroamericano Barack Obama, el vicepresidente blanco Joe
Biden y la primera mujer hispana del Alto Tribunal.
De
forma paulatina, el tejido económico, social, político, literario, musical,
deportivo o mediático se confecciona con más hispanos, entre los que destacan
la actual secretaria del Departamento de Trabajo Hilda Solís, el senador
demócrata de Nueva Jersey Bob Menéndez, el escritor Junot Díaz, la cantante
Selena Gómez, el jugador de béisbol Álex Rodríguez o el presentador del canal
Univisión Jorge Ramos. Los latinos son una fuerza creciente en Estados Unidos
que se extiende debido a un rápido aumento demográfico que afecta a la creación
de negocios, el consumo, la política, el mercado laboral y la cultura.
Esta
población es la mayor minoría en Estados Unidos, pero son, sobre todo,
fundamentales en la creación de pequeños negocios y han acaparado un gran poder
de compra de propiedades en el país. ¿Cómo se entiende el aumento de la
influencia de los hispanos?
Fuerza demográfica
Es la
clave para entender los ámbitos donde los hispanos son
influyentes. En Estados Unidos se dice que algo cuánto más grande,
mejor. Los cálculos son claros y sólo hay que ver los datos publicados en
el censo. En la actualidad, la población blanca representa el 69% del
total de los habitantes estadounidenses. Para 2050, está previsto que el
número de latinos aumente en un 188%, 106 millones de personas más.
Entonces, casi un cuarto de una población total que contará con 420 millones de
ciudadanos, serán hispanos.
De los
53 millones de latinos que viven en Estados Unidos, más de dos tercios,
alrededor de más de 30 millones, son de origen mexicano. Los puertorriqueños
integran la segunda fuerza hispana con casi 5 millones, menos del 10% del total
de la población. Siguen los cubanos con casi 2 millones, con alrededor del 4%.
Los salvadoreños están en el cuarto puesto con más de 1,2 millones, que no
llegan al 4%.
El
número récord de los hispanos que votó el año pasado se duplicará en una
generación, según las proyecciones delPew Hispanic Center.
Actualmente, los latinos que viven en Estados Unidos componen el 17% de la
población total del país, pero sólo representaron el 10% de los votantes
en las pasadas elecciones. Según las estimaciones para 2030, los hispanos
formarán el 40% del electorado, con 23,7 millones de votantes.
Fuerza política y electoral
Con
estos datos tan significativos, los políticos estadounidenses no se quedan
cruzados de brazos y toman nota. Por ello, el presidente Barack Obama, junto
con ocho senadores republicanos y demócratas, acaban de anunciar la reforma
migratoria para sacar de las sombras a unos once millones de inmigrantes
indocumentados, de los que alrededor del 75% son hispanos. Este movimiento se
produce después de que en las últimas elecciones se haya demostrado que el
voto latino fue fundamental para dar la victoria a Obama, apoyado por
un 71% de votantes hispanos. Un estudio reciente realizado por el Partido
Republicano revela que en los dos estados indecisos con mayor población de
latinos, Nevada y Colorado, Romney perdió por una mayor diferencia que en
el resto del país.
Una
vez que sean asimilados en el país y superen la cuestión migratoria, el
principio básico republicano de mercado libre capitalista y sus valores
sociales conservadores deberían llamar la atención de los hispanos, ya que
son una gran población católica, al menos de forma cultural, y son propietarios
de pequeños negocios. Hay importantes representantes políticos en los dos
partidos. Entre ellos destaca, el todavía secretario del Interior Ken Salazar,
el alcalde demócrata de Los Ángeles y presidente de la Convención Nacional
Demócrata, Antonio Villaraigosa, el ex gobernador de Nuevo México Bill
Richardson, el ex fiscal general de George W. Bush Alberto Gonzales o el
gobernador republicano de Nevada Brian Sandoval.
El
sueño americano se vería cumplido plenamente con un enfrentamiento por la presidencia
entre el demócrata de origen mexicano Julián Castro, alcalde de San Antonio, y
el republicano de origen cubano Marco Rubio, senador de Florida, encargado este
año de dar la réplica al discurso del Estado de la Unión donde ha protagonizado
una anécdota con una botella de agua de la que ha sacado gran rentabilidad
con Watergate. En esta
ocasión, y episodios curiosos aparte, el discurso ha incluido una novedad: será
la primera vez que se haga en inglés y en español. ¿Será suficiente para que
los republicanos llamen la atención de los hispanos? Con cada vez más peso,
Rubio es uno de los políticos clave para sacar adelante la reforma migratoria,
sobre todo, debido a que es capaz de cambiar voluntades dentro del Partido
Republicano.
En el
mapa electoral, los latinos tienen peso en Nuevo México, donde representan el
38,6% del electorado; en Texas, el 26,4 y en California, el 25,6. En Arizona,
integran el 19,2% de los votantes; en Florida el 15,9 y en Nevada el 15,1. En
Colorado, el 13,7; en Nueva York el 12,5 y en Nueva Jersey el 11,5. En otros
diez estados, representan entre el 5 y 10% de la población que puede votar:
Rhode Island, Massachusetts, Connecticut, Illinois, Kansas, Wyoming, Utah,
Idaho, Oregón y Washington.
Fuerza creadora de negocios
y consumo

Tradicionalmente,
los hispanos emigraron a Estados Unidos a trabajar. Pero, en los últimos años,
debido a la guerra del narcotráfico en México, ha surgido un nuevo tipo
de inmigrante fresa (como llaman en el país mexicano a la
población acaudalada) en Dallas y Houston (Texas). Sólo el año pasado la
inmobiliaria de propiedades de lujo Toll Brothers vendió el 20% de sus
viviendas en Houston a inmigrantes mexicanos, que buscan seguridad en este
estado estadounidense que hace frontera con su país de origen y desde el que
dirigen sus negocios en México. Parece que al menos para este tipo de
inmigrantes, los preciados visados se pueden comprar. Son las visas EB-5
otorgadas a todo aquel dispuesto a invertir un millón de dólares (750.000
euros) en EE UU y crear un negocio con al menos diez puestos de trabajo. Si se
elige una zona con alto desempleo, sólo se necesita medio millón de dólares. De
momento, funciona. Desde febrero de 2010 los hombres de negocios mexicanos se
han dejado 45 millones de dólares en Dallas.
Todavía
así, la media de los ingresos anuales en los hogares hispanos, 40.000 dólares,
según un informe del Pew Hispanic Center, es menor que la del resto de los
hogares estadounidenses, con 49.800 dólares. En cambio, a pesar de la recesión,
las perspectivas del poder de crecimiento adquisitivo de las familias latinas
que tienen ingresos superiores a los 50.000 dólares son superiores a las del
resto del país.
El
poder de compra de los latinos fue en 2010 de un billón de dólares, mientras
que se estima se incremente a 1,5 billones en 2015. Por ello, hay cada día más
estudios de mercado para entender las necesidades de los hispanos, que ofrecen
una única oportunidad de crecimiento dentro de las fronteras de Estados Unidos.
Según datos del Gobierno estadounidense, si los latinos que viven en EE UU
formaran en un país, éste estaría entre las primeras 20 economías del mundo.
Los
hispanos además son parte de la recuperación económica de Estados Unidos.
Dueños del 28% de los negocios nuevos creados en 2011.
Fuerza laboral
La
fortaleza de la economía de Estados Unidos está ligada a la de la fuerza
laboral latina, que es el segmento que más rápido crece dentro del territorio.
Los 22,7 millones de hispanos que trabajan representan un total del 14,8% de
los trabajadores del país, según datos del Consejo Nacional de la Raza. En
2050, una de cada tres personas empleadas será hispana.
Según
un documento del Departamento de Trabajo, sólo uno de cada seis latinos con
edad de 25 años o superior ha terminado una carrera universitaria. Suelen tener
más tendencia que los blancos o afroamericanos a ser empleados en el sector
privado, donde trabaja más del 80% de los hispanos, sobre todo en pequeños
comercios. Uno de cada cuatro empleados en el sector de la construcción es
latino. Mientras, el 19,9% de los trabajos de la industria de la salud y
asistencia social es ocupado por hispanos. También, se les encuentra en el
campo de la educación, donde componen el 9,5% del total de los trabajadores. En
cambio, tienen menor representación en los empleos relacionados con la ciencia
y las matemáticas. Allí, ocupan el 5,7% de los puestos laborales. Entre los
ingenieros y arquitectos, un 6,4% son latinos. Mientras, en las ciencias
sociales, son un 5,9%.
Fuerza cultural

El
sentir general en Estados Unidos, el cual no siempre coincide con la realidad,
es que más tarde o más temprano los hispanos serán parte de la mezcolanza de
culturas que conforma EE UU. Todavía así, los latinos se resisten a perder su
identidad y mucho menos su idioma, que ha obligado al Gobierno estadounidense a
emitir formularios oficiales, páginas web y otros documentos en español. Esto
se debe a que no conocen fronteras a la hora de relacionarse en su tiempo de
ocio o trabajo, el intercambio de bienes que llevan a cabo, el uso de la
tecnología como instrumento de intercambio cultural o la existencia de una
generación que combina la cultura hispana y la estadounidense. Un 37% de los
adultos que habla inglés aprendió español en el colegio, con el cual saben
defenderse. Nueve de cada diez padres latinos enseña español a sus hijos en
casa y quiere que también hablen inglés. Mientras, los hispanos adultos
defienden más su cultura que otros ciudadanos con orígenes diferentes.
De
esta forma, las compañías en Estados Unidos se adaptan e invierten 5.700
millones de dólares en anuncios en los medios de comunicación en español, la
mayoría en televisiones. Según las proyecciones, invertirán más dinero a medida
que la economía se recupere.
Los
hispanos son una parte importante en la tarta de consumo de Estados Unidos. Su
juventud, formación y capacidad de consumo les convierte en parte fundamental
de la fuerza motora del país. Todavía así, políticos y empresarios necesitan
entender qué, dónde y cómo serán los latinos del futuro. De momento, las
proyecciones apuntan a que su influencia será cada vez mayor. Por ello, sin
duda, la cultura del país tendrá una huella hispana cada vez más latente.