martes, 17 de agosto de 2010

La demografía y su impacto en la riqueza de los países

Tomado del Wall Street Journal

Naciones con poblaciones enormes como China pueden beneficiarse de grandes ideas que conduzcan a un mayor desarrollo

Por David Wessel

La demografía no es sinónimo de supremacía. En el año 1300, la población de China era más grande que la de Europa y su tecnología era la más sofisticada del mundo.

Pero desperdició su oportunidad. Para 1850, tenía 65% más habitantes que Europa, pero —gracias a la Revolución Industrial—los europeos eran mucho más ricos.

Con todo, la demografía sí es importante. "Nunca le prestamos suficiente atención a la demografía debido a que es a tan largo plazo", dice Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional.

En los próximos 40 años, las poblaciones en edad productiva de Japón y Europa se contraerán en 30 millones y 37 millones, respectivamente, según proyecciones de Naciones Unidas. Las tasas de natalidad allí son bajas y muchos de sus ciudadanos ya están en la tercera edad.

La población en edad productiva de China seguirá creciendo por 15 años o más, luego bajará, como resultado de su política de hijo único y la tendencia a que las tasas de natalidad caigan a medida que incrementa el ingreso de la gente. En 2050, estima la ONU, China tendrá 100 millones de trabajadores menos que hoy en día. En cambio, en los próximos 40 años la población de India en edad productiva crecerá en 300 millones de personas. Estados Unidos está beneficiándose de una tasa de natalidad más alta y una población más joven que Europa y Japón, así como una mayor migración. Se calcula que sumará 35 millones de personas en edad productiva para 2050.

¿Y eso qué importa?

La historia nos enseña que mientras haya más personas, habrá más ideas. Y a diferencia de la tierra o el petróleo, las ideas pueden ser usadas por más de una persona a la vez. Antes de que los países comenzaran a compartir ideas, los más grandes tenían el desarrollo tecnológico más acelerado. Ahora, el comercio, los viajes e Internet distribuyen las ideas por todo el mundo a un ritmo cada vez más rápido. Por lo tanto, los beneficios se propagan.

"En las próximas décadas, debido a Internet, debido a muchos otros cambios que han encogido al mundo, es casi imposible que un solo país mantenga la propiedad de una tecnología para sí mismo", dice Strauss-Kahn. Durante algún tiempo, países pequeños como el Reino Unido y Francia eran potencias mundiales debido a sus avances tecnológicos. Esa época ya pasó, asegura. "El poder es sinónimo de números", argumenta y eso lo lleva a predecir la creciente influencia de China e India.

El aumento de la población y el creciente número de consumidores de carne, petróleo y más bienes, crea tensión entre los costos ambientales y los beneficios de la generación de ideas. A algunos les preocupan los costos, otros ven los beneficios.

"La población de China es casi igual a la de EE.UU., Europa y Japón combinadas", dijeron hace poco los economistas de la Universidad de Stanford Chad Jones y Paul Romer en una revista académica. "En las próximas décadas, el continuo desarrollo económico de China podría duplicar el número de investigadores en todo el mundo que expandan la frontera tecnológica.

¿Qué efecto tendrá esto en los ingresos en países que compartan ideas con China a largo plazo?" Mucho, o muchísimo, señalan los dos economistas. De hecho, dicen que incluso si EE.UU. tuviera que cargar con todos los costos de mitigar el dióxido de carbono extra emitido por una China en rápido desarrollo, las ideas generadas por los chinos incrementarían los ingresos per cápita en EE.UU. a niveles más que compensatorios.

Hoy, uno de cada cinco japoneses y europeos tiene más de 65 años. En 2050 será uno de cada tres. El rápido crecimiento de la productividad —la cantidad de cosas producidas por hora de trabajo— podría ayudar a las poblaciones en edad productiva a mantener a sus ancianos. Pero la tendencia no es prometedora. Los japoneses y europeos muy probablemente tendrán que trabajar por más tiempo, tomar menos vacaciones y quizá pagar más impuestos.

Para China, el reto es construir estructuras sociales y esquemas de jubilación para sostener a un creciente grupo de ancianos, que a diferencia de generaciones anteriores, no podrá depender tanto de sus hijos para su sustento. Hoy, 1,4% de los chinos tiene más de 80 años; en 2050 serán 7,2%, según la ONU.

En EE.UU., una población en alza, la apertura a inmigrantes ambiciosos y al comercio y un fuerte aumento de la productividad podrían elevar los estándares de vida y acelerar el crecimiento.

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