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martes, 10 de abril de 2012

Donald Trump comparte 10 claves para alcanzar el éxito

Tomado de Maestros para el éxito


Por Lola García Gómez

Aprender de aquellos que tienen éxito es fundamental. Hace un tiempo, Donald J. Trump, compartió una frase en su primer libro “El arte de la negociación” que se ha convertido en un referente cuando se habla de éxito: “Piensa en grande”.

Como dice Donald Trump: “Si de todos modos hay que pensar, más vale pensar en grande” y “Pensar en grande, empieza con los detalles y crece desde ahí”.

Aquí tienes las diez claves del éxito de Donald Trump, de forma resumida, aunque más abajo tienes un vídeo que ha compartido en su canal de Youtube Nicolás Quintana:

  • 1.- Sé concienzudo
No pienses en que el azar te lleve a alguna parte porque no lo hará

  • 2.- Genera Tu MOMENTUM y mantenlo en movimiento.
Hay que tener grandes ideas pero también la energía para que se realicen

  • 3.- Mantente enfocado
Tienes que permanecer enfocado. Tan pronto como pierdes el enfoque, pierdes también tu momentum

  • 4.- Mira la solución no el problema
Esto es muy importante si quieres aprende a pensar en grande porque, hagas lo que hagas, tendrás problemas de vez en cuando, es parte de la vida, de los negocios…
Si dejas que los problemas se metan en tu camino, se volverán más grandes que tu idea y serás derrotado. Sin importar lo mal que se vean las cosas, mantén tu foco en la solución.

5.- Ve la oportunidad por lo que es: Una oportunidad
Tómate el tiempo de ver el día de hoy como una oportunidad y te sorprenderás de lo que puedes encontrar en tu camino.

Ábrete a nuevas ideas y pronto estarás creando tus propias oportunidades.  Hazte todos los días una pregunta ¿qué puedo aprender hoy?

  • 6.- Aprende todo lo que puedas sobre lo que estás haciendo
Lee, aprende, investiga, te ayudará a evitar errores

  • 7.- Sé afortunado
Apasiónate con lo que haces. Debes amar lo que haces si quieres triunfar en ello

  • 8.- Has de verte victorioso
Eso puede anular la negatividad inmediatamente y darle un giro positivo a los problemas. Mira los problemas como desafíos. Cuando realices cualquier acción, piensa que ya lo has conseguido, te resultará más fácil alcanzarlo.

  • 9.- Sé inteligente
Ser inteligente significa que sabes usar lo que tienes a tu alcance

  • 10.- Sobre todo, nunca te rindas
La única vez en que serás un fracaso será si dejas de intentarlo. Sólo los perdedores abandonan.

Aquí tienes el vídeo que te comentaba. Te recomiendo que lo veas y lo escuches con atención, realmente, cuenta conceptos simples pero muy importantes si quieres enfocarte en tu éxito personal:


sábado, 7 de abril de 2012

Rusia y su constante oscilación entre el orden dictatorial y la ruptura social

Tomado de Foreign Policy
 
Desde la era de los zares hasta la de Putín se reflejan en la aguda obra crítica del escritor y caricaturista supremo ruso Nikolai Gogol, creador de la comedia más importante del teatro de su país  “El Inspector” y de las mundialmente famosas “Taras Bulba” y “Almas Muertas”  

Por Tomas de Waal

Un gran lastre que sufre Rusia es que nunca se ha librado del hábito del feudalismo, el poder personalizado. Hasta finales del siglo XIX, los siervos esclavizados constituían la mayoría de la población rusa. Y los terratenientes para quienes trabajaban los siervos tampoco eran independientes, servían al Estado y poseían tierras exclusivamente porque así lo quería el zar. El sistema soviético reconstruyó esa misma jerarquía, con la propiedad centralizada de las tierras y el monopolio del Partido Comunista. En los últimos años, Putin ha vuelto a actualizar el sistema para la era postsoviética y ha impuesto lo que llama el “poder vertical”, aunque permite a sus ciudadanos mucho más margen de espacio privado.

Sin embargo, como descubrió Putin no hace mucho, el sistema es sorprendentemente frágil. Exige mantenimiento constante, porque está construido sobre una cadena de dependencias engrasadas con favores y sobornos y cargadas de sospechas y duplicidades.

La cadena puede romperse de un momento a otro. Un zar puede volverse demasiado obstinado, o caer enfermo, o quedarse sin dinero con el que pagar sus facturas, y, entonces, los ciudadanos rusos son muy capaces de desafiar a sus gobernantes, si piensan que el esfuerzo merece la pena. Como dice el especialista en Rusia Sam Greene, “existe un mito extendido..., que los rusos son pasivos. No es verdad: los rusos son dinámicamente inmóviles”. Se refiere a que los rusos son conservadores por naturaleza, que prefieren prestar atención a las estrategias de supervivencia que arriesgarse a empeorar su situación. Ahora bien, si creen que el emperador está desnudo, protestarán. Es lo que sucedió entre 1989 y 1991, cuando se vino abajo todo el sistema soviético, y, a escala más modesta, en los últimos meses, desde la manipulación de las elecciones parlamentarias de diciembre. 

Lo cual me lleva de forma irresistible a El inspector, de Nikolai Gogol. Gogol es el caricaturista supremo de la vida rusa. Podría decirse que siente un afecto salvaje hacia Rusia. Su única obra larga es la comedia más importante del teatro ruso y su sátira más destructora, un espejo de la costumbre rusa de reproducir el despotismo mezquino desde el zar hasta el siervo. Se dice que, cuando Nicolás I contempló una de las primeras representaciones en 1836, exclamó: “Nos la ha metido a todos; y a mí más que a nadie”.

La trama es simple: el alcalde corrupto de una pequeña ciudad se entera de que va a llegar un inspector del Gobierno de San Petersburgo a investigar cómo están funcionando las cosas. Se desata el pánico. Todo el mundo acepta sobornos, se ha desviado el dinero que estaba destinado a un nuevo hospital que, como consecuencia, no se ha construido, y en el vestíbulo principal de los juzgados, que casi no se utilizan, anidan los gansos.

Entonces, el alcalde y sus subordinados cometen el desastroso error de confundir a un joven de la capital, que está alojado en el hotel del pueblo, con el inspector. En realidad, Khlestakov, que así se llama el huésped, es un holgazán que está viviendo a crédito después de haber perdido todo su dinero en una partida de cartas. Enseguida empieza a aprovecharse de las obsequiosas atenciones de los funcionarios municipales, a sacar dinero a los burócratas y a seducir a la esposa y la hija del alcalde con historias completamente embellecidas de su vida en San Petersburgo.

Igual que la historia de Rusia en el último siglo, el desenlace de la obra incluye un ciclo de revueltas, absolutismo y derrumbe. Una muchedumbre amotinada de comerciantes se queja al forastero de los abusos del alcalde. Pero éste les gana la partida al anunciar que Khlestakov ha pedido matrimonio a su hija y se va a llevar a la familia a San Petersburgo. El alcalde se pavonea de ello ante un comerciante humillado y le dice: “Ahora yaces a mis pies. ¿Por qué? Porque tengo las de ganar, pero, si la situación se inclinara un poco en tu favor, entonces, sinvergüenza, me aplastarías en el barro y me golpearías en la cabeza de paso”.

Y, en efecto, las cosas cambian. Cuando Khlestakov desaparece de la ciudad, el cartero abre a escondidas una carta escrita por el estafador en la que presume de cómo ha engañado a todos. Todo el sueño se hace añicos y la ciudad enmudece al saber que acaba de llegar el verdadero inspector. Al final, el alcalde, desolado, dice a sus subordinados y al público: “¿De qué os reís? ¡Estáis riéndoos de vosotros mismos!”


 
En la Rusia de Putin, como en la de Nicolás I, todo el mundo es consciente de su lugar y todo el mundo es cómplice de las prácticas corruptas, por interés o por inercia, o por ambas cosas. Pero las cosas dependen de quién esté en el poder: el zar, el alcalde, el presidente. Cuando la apariencia de autoridad se desvanece –el inspector es un fraude, el presidente se extralimita–, todo puede venirse abajo con gran rapidez. 


En la obra, el orden también se reestablece muy rápido: el nuevo inspector impone su voluntad. Pero en la famosa escena final, los personajes están mudos y podemos ver un atisbo de terror existencial. El problema constante de Rusia es que oscila entre el orden dictatorial y la ruptura social, que es como la mayoría de los rusos experimentaron los años noventa tras la caída del régimen soviético. El inspector plantea el mismo dilema. Si Gogol tiene una lección aprovechable para los opositores rusos actuales, es que deben tratar de cambiar, no al hombre que ocupa el poder, sino el propio sistema.


domingo, 25 de marzo de 2012

Martin Fierro, una breve historia del libro y de su autor

Tomado de El Clarín

Por Laura Ramos

El Hotel Argentino de la avenida Rivadavia y 25 de Mayo alojó a José Hernández en los primeros días de 1872. Encerrado en uno de los cuartos del Argentino, durante ocho días y sus ocho noches escribió un folletín titulado El gaucho Martín Fierro .

Fue publicado en papel de almacén, con tapas grises, y distribuido en los poblados de La Pampa, pero en Buenos Aires pasó desapercibido. Siete años después de su aparición, había vendido cuarenta y seis mil ejemplares en el medio rural. Un almacenero mayorista, cliente del abogado y presidente Nicolás Avellaneda, le mostró al letrado sus libros contables con los pedidos habituales de las pulperías de campaña: “12 gruesas de fósforos; 1 barrica de cerveza; 12 ‘vueltas’ de Martín Fierro ; 100 cajas de sardinas.”

El Martín Fierro era leído en voz alta, en las ruedas de mate de pulperías y estancias, por paisanos que habían aprendido el alfabeto. Los escuchaban gauchos iletrados que luego repetían sus versos en los poblados y caminos. Leopoldo Lugones relata que durante su juventud, en el pueblo santiagueño de Sumampa, conoció a un mozo llamado Serapio Suárez “que se ganaba la vida recitando el Martín Fierro en los ranchos y aldeas. Vivía feliz y no tenía otro oficio” (“El payador”). Ricardo Rojas también oyó en ranchos de la selva santiagueña, a la ribera del río Salado, algunas estrofas del poema de Hernández, conocidas por tradición, aunque se ignoraba el nombre del autor.

Beatriz Sarlo encontró la eficacia estética del poema en la particular configuración de su ideología, tejida en una estructura de actitudes y sentimientos. Los versos destilan el ideal de una comunidad orgánica, en la que la intervención paternal del Estado repare las injusticias, la miseria y el despojo del medio rural (un pensamiento casi socialista que desplaza el modelo de sociedad movido por la competencia).

Sarlo enlaza este arcaísmo de Hernández -este arcaísmo encantador- con las experiencias del mundo campero que cuentan sus versos. (“Razones de la aflicción y el desorden en Martín Fierro ”.) Pero también atribuye la perdurabilidad del libro en lo que llama con gracia “la vía de Hernández”.

“La vía de Hernández” no tiene otro secreto que la misma vida del autor: el desquicio de su familia, los desplazamientos del hogar, una niñez repartida entre tías, abuelos, padres nómades, muertes prematuras; traslados y persecuciones. Hernández fue arrastrado de Buenos Aires a Paraná, de Corrientes a Montevideo, de Santa Ana do Livramento a Buenos Aires. Su destino de federal enfrentado a la ciudad-puerto, de político enemigo de Domingo Faustino Sarmiento, y por lo tanto, de soldado derrotado, lo persiguió durante toda su vida.

Fue secretario del vicepresidente Juan Esteban Pedernera cuando la Confederación se derrumbaba, ministro de un gobierno correntino que fue volteado por una asonada mitrista, gaucho de una banda en retirada con el ejército de Ricardo López Jordán.

Mi padre me contaba, desde que tengo memoria, que el 13 de noviembre de 1863, un día después del degüello del Chacho Peñaloza (y de la exhibición de su oreja en el baile oficial que celebró el crimen), Hernández escribió en el periódico El Argentino de la ciudad de Panamá un panfleto heroico. “El general Peñaloza ha sido degollado. El hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo, fuerte por la santidad de su causa, el Viriato argentino, ante cuyo prestigio se estrellaban las huestes conquistadoras acaba de ser cosido a puñaladas en su propio lecho, degollado, y su cabeza ha sido conducida como prueba del buen desempeño de su asesino, al bárbaro Sarmiento”.

Este texto podría explicar la frialdad -una frialdad política- con que fue recibida la aparición del Martín Fierro en Buenos Aires. El general Bartolomé Mitre censuró la “filosofía social” y “la amargura” del poema.

Todo el desquicio político y personal de Hernández, dice Sarlo, se repitió con la tenacidad de un destino: “Y había arrancado casi antes de su nacimiento: sus padres se casan enfrentando la oposición familiar, su abuelo lo acepta como prenda de paz en una familia que no logrará, sin embargo, recomponerse.” Y esta herida, la amargura señalada por Mitre, puede encontrarse en la épica, en la belleza y en el horror de nuestro poema nacional.

Disfrute de Los ejes de mi carreta de Facundo Cabral, un poeta cantante influenciado por la obra de Jose Hernandez, el libro Martin Fierro

sábado, 24 de marzo de 2012

El Mundo que hizo Estados Unidos, el libro que plantea lo que muchos no dicen

Tomado de Foreign Policy

Por Mario Saavedra

El mundo, con todos sus horrores, vive una “edad de oro” bajo un “orden maravilloso” creado por Estados Unidos. “Las mejores características –la extensión de la democracia, la prosperidad y la paz prolongada entre las principales potencias– dependen fuertemente, de forma directa o indirecta, de la influencia ejercida” por Washington.

The World America Made (El mundo que hizo Estados Unidos)

Robert Kagan

149 páginas,

Knopf, Nueva York , 2012

Esta es la tesis que el reconocido autor neoconservador estadounidense Robert Kagan defiende en su nuevo libro, El mundo que hizo Estados Unidos. Lo escribe contra “el sorprendente número de intelectuales, políticos y legisladores estadounidenses” que saludan la posibilidad del declive de la hegemonía americana, pensando que el fin de la era estadounidense no tiene por qué significar el fin del orden liberal internacional actual. Kagan quiere evitar que el país se repliegue, que ceje en sus empeños en el exterior: “Quizá si los estadounidenses tuvieran una foto más clara de lo que podría venir tras el orden americano se sentirían más inclinados a continuar luchando para preservar el orden que han construido. Una edad de oro de la Humanidad”. Se trata de una defensa implícita del intervencionismo estadounidense, algo que el autor sólo revela brevemente al final del libro, y que por lo demás está en la base del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, organización que Kagan ayudó a fundar.

El mundo creado por EE UU es el más democrático. Washington ha sido el muñidor de las dos principales oleadas de democratización del siglo XX: una, tras la II Guerra Mundial, con el 40% de la población del planeta viviendo en democracia en 1950; otra, iniciada en los 70, que ha hecho que el número de democracias creciera hasta unas 120. Kagan se cuida de mencionar algunas de las atrocidades contra la democracia Made in América (Irán, Guatemala, Chile, Guantánamo, etc.) o de sus decisiones unilaterales (Irak). Estados Unidos, reconoce, ha “ignorado dictadores, o se ha aliado con ellos, o ha hecho negocios con ellos”. Sin embargo, obvia estos episodios y concluye, por comparación con otras épocas: “Estados Unidos ha jugado un papel crítico en la explosión de la democracia”. Desacredita el poder blando en la extensión de la democracia. Pasa de puntillas por la influencia y atracción democratizadora que ha supuesto la Unión Europea, la zona de mayor prosperidad y paz de la Historia, por ejemplo sobre los países del Este o Turquía. Una revisión de su teoría de los dos Occidentes, en la que asegura que hay uno débil, Europa, demasiado apegado a valores tradicionales como la tolerancia, y uno fuerte, Estados Unidos.

Para Kagan, además de ser el más democrático, el mundo creado por el imperio americano es el más próspero. Entre 1950 y 2000, el Producto Interior Bruto global crecía a un 3,9% anual, mientras que entre 1820 y 1950 lo hacía a un 1,6%, y entre 1500 y 1820 a un estimado 0,3%, afirma. Esa prosperidad se debe en gran parte a la hegemonía estadounidense. Porque sin EE UU, ¿quién defendería el orden económico liberal? “Las naciones actuales se están aprovechando del free ride [pase gratis] de un comercio sin interrupciones gracias la hegemonía naval Estados Unidos que garantiza las rutas. ¿Estarían los free riders actuales (Alemania, Japón, Brasil, India…) dispuestos al coste de mantener armadas que llevaran a cabo algunas de las tareas de Estados Unidos”.

El mundo creado por EE UU es, por último, el más pacífico. Ha vivido seis décadas sin enfrentamientos entre las grandes potencias. ¿Por qué? Kagan trata de desmontar la teoría de la paz democrática, que mantiene que la relativa paz actual se deriva de la expansión democrática, porque las democracias muy raramente van a la guerra contra otras democracias. Argumento endeble, afirma, porque también a principios de siglo XX se hablaba de la guerra como algo impensable, porque había desarrollo, comercio y democracia, y sin embargo estalló. Si la guerra a gran escala no es imposible, ¿quién está haciendo que no se produzca? Estados Unidos, cuyo “rol más importante ha sido el de desanimar e impedir las tendencias normales de otras grandes potencias en el sistema de competir y darse empujones en circunstancias que en otras épocas llevaba a la guerra”.

¿Son, pues, los estadounidenses, amantes de la paz? Se ven a sí mismos como “la Greta Garbo de las naciones, que sólo quiere que la dejen en paz” pero no es así: salen muy frecuentemente a la “caza monstruos”. Y lo hacen muchas razones, tanto para defenderse de amenazas lejanas como por intereses económicos. “Pero cada vez que van a la guerra, los estadounidenses se dicen a sí mismos que será la última vez. Pueden ser vistos como imperialistas pero, si lo son, son reacios, como sin querer, a medio corazón. Su política exterior es esquizofrénica: primero son reacios, luego agresivos; dormidos al principio, pero rápidos de gatillo; indiferentes primero, luego obsesionados, luego indiferentes otra vez”.

En general, el libro analiza la realidad del siglo XX desde un punto de vista marcadamente militar. En ese contexto, presenta a Estados Unidos como una potencia que interviene de forma reacia en otras partes del mundo, y muchas veces porque se lo piden. Obvia un factor determinante en muchas de las aventuras militares estadounidenses: la presión del complejo militar industrial y una Defensa que se lleva cada año alrededor de un cuarto del presupuesto nacional.

¿Está la hegemonía estadounidense en decadencia? Su respuesta es no: “Cualquiera que honestamente recuerde los 70, con el Watergate, Vietnam, la estanflación o la crisis energética, no puede pensar que las presentes dificultades no tengan parangón”. Y desde entonces Estados Unidos ha tenido grandes éxitos en el exterior: La guerra del golfo, la expansión de la OTAN hacia el Este, la paz, aunque tras mucha sangre, en los Balcanes, el hecho de que gran parte del mundo se apuntara al Consenso de Washington en economía.

Kagan plantea al lector algo parecido, dice, a lo que hace el ángel de la película Qué bello es Vivir con el protagonista que está a punto de suicidarse: en aquella cinta, el ángel le muestra cómo de gris y triste sería un mundo sin él; en este libro, el autor quiere enseñar lo que podría pasar si el imperio americano se debilita. “La gente se imagina que la predominancia estadounidense será reemplazada por algún tipo de armonía multipolar”, un nuevo Concierto de Poderes similar al Concierto de Europa que mantuvo la paz tras las guerras napoleónicas. Se equivocan: China y Rusia no aceptan el orden liberal, y si Estados Unidos se debilita podrían ser más agresivas regionalmente; además, su apoyo a las autocracias produciría tensiones con los que defienden la democracia. Habría una ola de desdemocratización.

Así que de replegarse nada. "¿Cuánto cuesta un mundo dominado por democracias en vez de autocracias? ¿Qué pasaría si las rutas y vías marinas económicas no estuvieran ya aseguradas, porque la armada estadounidense ya no pudiera protegerlas? ¿O si estallaran guerras regionales entre potencias porque no están ya constreñidas por la superpotencia estadounidense? ¿O si los aliados fueran atacados porque Estados Unidos no pudiera ir en su defensa?"

domingo, 19 de febrero de 2012

En México sale a la venta el libro “Las Mujeres de Peña Nieto”

Tomado de Yucatan.com

A la venta el libro de los amoríos del precandidato priista

El libro "Las mujeres de Peña Nieto" salió ayer a la venta y en 150 páginas el periodista Alberto Tavira hace un retrato del candidato presidencial del PRI basado en entrevistas con las mujeres que lo han amado y lo han odiado durante toda su vida. A continuación presentamos algunos fragmentos de las historias, según informa "Animal Político" en su sitio de internet.

Esposa y madre de los primeros tres hijos de Peña Nieto. Lo conoció en el restaurante El Mesón del Caballo Bayo y a partir de entonces no se le separó jamás. Se convirtió en su más grande impulsora, en la presidenta de su club de fans y soportó las infidelidades e hijos fuera del matrimonio de su cónyuge con tal de verlo hacer realidad su sueño de convertirse en aspirante a la Presidencia de México. Mónica falleció de manera inesperada en enero de 2007.

Maritza Díaz Hernández. Guapa, sofisticada y aguerrida. Así es la mujer con la que Peña Nieto sostuvo un romance durante el gobierno de Arturo Montiel Rojas. Enrique era parte del gabinete de su tío Montiel y ella era funcionaria en la Secretaría de Finanzas del Estado de México. Maritza sabía que Enrique era casado y se resistió a ser parte de esa aventura. Sin embargo, cayó en las redes del seductor y procrearon un hijo, el cual actualmente ronda los 9 años.

Yessica de Lamadrid Téllez. Originaria de Chihuahua, trabajó en la campaña de Peña Nieto para gobe
rnador del Estado de México en 2005. Poco tiempo después, inició una relación sentimental con su cliente. Fruto de ese amor nació un niño, que falleció de cáncer en 2007, tres semanas después de Mónica Pretelini.

Rebecca Solano de Hoyos. La primera novia oficial que tuvo Peña Nieto luego del fallecimiento de Mónica, es de Monterrey. Rebecca inició su idilio con Enrique a pocos meses de que él enviudara. Estuvieron juntos casi un año. Estuvo a punto de convertirse en la señora de Peña.

Nora Sotocampa González. Fue de las relaciones más fugaces de Peña Nieto. Se conocieron luego de que se acabó el noviazgo con Rebecca, pero no prosperó. Nora nunca se sintió a gusto por la constante competencia con la política.

sábado, 18 de febrero de 2012

Las 10 estrategias de manipulación mediática según Noam Chomsky

Tomado de Gurú Político



Por Noam Chomsky

1. La estrategia de la distracción.

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto...

9. Reforzar la autoculpabilidad.

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

domingo, 29 de enero de 2012

Libro sobre realeza española detalla infidelidades del Rey y la soledad de la Reina

Tomado de La Nación

El libro expone amoríos del rey y afirma que la relación con Sofía es sólo protocolar desde 1976

Por Adrián Sack

MADRID.- La vida del rey Juan Carlos I y la historia de España cambiaron para siempre el mismo día: fue el 20 de noviembre de 1975, fecha de la muerte del dictador Francisco Franco y de su designación automática como nuevo jefe de Estado español.

A su esposa, la reina Sofía, el "antes y después" más importante de su existencia le llegaría recién unos meses más tarde, cuando sorprendió al flamante monarca en la alcoba con la primera de una larga lista de amantes que le conocería, según reveló el libro La soledad de la reina, publicado este mes por la escritora catalana Pilar Eyre.

Desde esa oscura mañana del 10 de enero de 1976, la despechada soberana nunca más volvió a tener relaciones sexuales con su marido ni volvió a dormir, siquiera, en la misma habitación. Sus vidas, a partir de aquel mazazo, pasaron a estar unidas, exclusivamente, a través de la tenue película del protocolo, dentro y fuera del Palacio de la Zarzuela.

Sofía y Juan Carlos vivieron sus últimos 35 años sin otro diálogo fluido entre ellos que el impuesto por las fotos e imágenes de televisión que retrataron sus apariciones públicas. Y toda noción de afecto surgida del rey y de la reina habría sido desviada irremediablemente hacia sus hijos y nietos. También, selectivamente, hacia su nuera Letizia e, incluso, hasta hace no mucho tiempo, hacia los desbarrancados yernos Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarín.

Todas estas revelaciones, que resultan difíciles de digerir en una España desacostumbrada a criticar a sus reyes, se reparten entre el libro de Eyre y, también, en el puñado de entrevistas que la autora concedió para llevar adelante la complicada misión de promocionar su obra.

Porque Eyre, de 61 años y con seis volúmenes sobre la monarquía española -uno de ellos, el best seller Secretos y mentiras de la familia real-, esta vez sugirió haber tenido más problemas de lo habitual por haberse dedicado a hablar con detalles e insinuaciones punzantes sobre uno de los tabúes aún no derribados en la Península.

Según confesó la escritora, en los días que siguieron a la presentación de su obra perdió su trabajo como colaboradora en el canal Telecinco, donde además se habría prohibido hablar sobre la nueva biografía de la reina Sofía.

"Cuando me preguntaron qué era lo peor que podía pasarme después de publicar mi libro, contesté: «Quedarme sin trabajo». Y bueno, eso es lo que sucedió", afirmó la periodista a los pequeños medios de la prensa local que difundieron el incidente.

Si el enojo que supuestamente desencadenó el despido de Eyre existió, es fácil imaginar cómo se originó.

En La soledad de la reina, la periodista, considerada una de las mayores especialistas en la realeza española, se anima a mencionar los nombres de las amantes que tuvo el rey en las últimas tres décadas y media.

En esta nómina sobresale la presencia de la actriz y cantante Sara Montiel, uno de los íconos y símbolos sexuales del largo invierno franquista.

Además, en esta lista también figuran otros nombres menos conocidos, aunque igualmente familiares a los ojos de los lectores de las revistas del corazón, en especial las europeas. Allí se destacan la cronista veneciana y "condesa" Olghina Nicolis de Robilant, la princesa alemana Corina Sayn-Wittgenstein y la noble napolitana María Gabriella Giuseppa de Saboya, quien además fue la primera novia de un rey que es descripto por Eyre como un bon vivant que nunca pudo librarse de los designios del "fuego" de la sangre borbónica.

Escándalo

La autora también señala que Juan Carlos I puso a prueba su capacidad de seducción con la princesa Diana de Gales en 1987, en ocasión de un viaje de la "reina de corazones" británica a España, aunque la situación no pasó a mayores.

A pesar de que los datos sobre las aventuras del rey provocaron un contenido escándalo en este país por el modo en que es tratada la figura de un monarca respetado al extremo en toda la Península -y con matices en el País Vasco y Cataluña-, no es la primera vez que una obra da cuenta de las infidelidades de "Juanito".

A comienzos de 2008, el periodista Jaime Peñafiel, uno de los insiders más famosos de la Zarzuela, mencionó en su obra Retrato de un matrimonio a dos mujeres como presuntas amantes del monarca.

Una de ellas es Bárbara Rey, imponente vedette y figura mediática, y la otra, menos conocida pero con igual tinte escandaloso, por tratarse de una mujer casada, es la decoradora Marta Gayá.De todos modos, Eyre reconoce que la lista es más extensa y que el apetito real por las mujeres bellas no terminó, a pesar de la edad del monarca (74 años) y de los múltiples contratiempos que tuvo su salud en el último lustro.

Una amiga de 25 años

Según observó la escritora en una entrevista publicada el jueves pasado por el portal español Diario del Siglo XXI, la última de las amantes conocidas fue una chica de 25 años, de nombre Corina, quien llegó a vivir en el palacio de la Zarzuela, aunque habrían terminado su relación en las últimas fiestas de fin de año.

En tanto, la reina, descripta a través las 519 páginas del libro como una mujer sufrida y sin amigos, soportaría estas infidelidades aferrada a uno de sus máximos deseos: que su hijo Felipe sea rey y que no haya más obstáculos en esa carrera.

"Estoy enamorada de mi hijo", cuenta Eyre que dijo Sofía en más de una ocasión? sin temor, esta vez, a otra traición.

domingo, 15 de enero de 2012

Michelle Obama descrita como "enojada y frustrada" en el libro The Obamas

Tomado de Quién

Por Miriam García

La periodista Jodi Kantor publicó el libro The Obamas, el cual ha generado polémica en todo el mundo, pues describe a Michelle Obama como una primera dama enojada y frustrada.

Esta semana salió a la luz pública el libro "The Obamas", en el cual la periodista Jodi Kantor recrea la personalidad de la primera dama de los Estados Unidos a través de más 30 entrevistas que realizó a allegados a la pareja presidencial, entre ellos asesores, antiguos y actuales, y amigos íntimos de la familia.

En el libro se describe a Michelle Obama como una mujer frustrada e inconforme con el equipo de estrategas de su esposo, los cuales le resultaban estrechos de miras.

Michelle es una mujer preocupada por el hecho de que la sociedad comenzara a ver a Barack Obama como un político del montón y se perdieran las ilusiones y proyectos para una verdadera transformación.

De acuerdo con la autora, Michelle no se ha conformado con ser como un florero en la Casa Blanca y ha tomado parte activa en la toma de decisiones, sin embargo su fuerza y su rol en el gobierno de Estados Unidos no han sido reconocidos.

Asimismo, se describe a la Señora de Obama como una mujer frustrada por tener que dejar de ser lo que era en su pasado y tener que ajustarse a las normas de la Casa Blanca: No encontraba su lugar allí.

Con respecto a la educación de sus hijas se dice que es estricta, muy disciplinada, fría, obsesionada por su alimentación y temperamental.

Ante la publicación de este libro, Michelle Obama rechazó, en una entrevista para el canal CBS, la imagen que de ella de la periodista de 'The New York Times':

"Es lo que la gente ha tratado de pintar de mí desde el día en que Barack anunció su candidatura: que soy una mujer negra enfadada".

En la misma, aseguró mantener una relación cordial con el ex jefe de gabinete de su marido Rahm Emanuel, ahora alcalde de Chicago: "Nunca hemos tenido una palabra de más. Es un tipo divertido".