Tomado de The Wall Street
Journal
Christian Science
Monitor/Getty Images
Un empleado en la fábrica de Quartermaster en Anasco, Puerto
Rico. Pese a las alzas de impuestos del gobierno, la deuda de la isla se
mantiene bastante alta.
¿Puerto Rico podría ser el
próximo Detroit?
Por Andrew Bary
El mercado de bonos
municipales en Estados Unidos fue sacudido por la declaración de bancarrota de
la ciudad de Detroit el mes pasado, pero un problema más grave podría estar
desarrollándose en el Caribe, en donde Puerto Rico batalla con una economía
tozudamente débil, un persistente déficit presupuestal y una deuda abrumadora.
En medio de crecientes
preocupaciones de los inversionistas sobre las finanzas de la isla, una emisión
de bonos municipales por US$673 millones hecha este mes por la Autoridad de
Energía Eléctrica de Puerto Rico ofreció un alto rendimiento de más de 7%. En
cambio, California tiene rendimientos de 5% en bonos de obligación general. La
mayoría de la deuda de Puerto Rico apenas cuenta con calificaciones de grado de
inversión, y la confianza de los inversionistas pronto enfrentará una prueba
clave, pues se prevé que más de esta deuda entre al mercado en los próximos
meses.
Puerto Rico posee US$53.000
millones en deuda respaldada por impuestos de más de doce emisores, según Moody's Investors Service, y casi
US$70.000 millones en total, según las autoridades. Incluso si se usa la cifra
más pequeña, la deuda de Puerto Rico ocuparía el tercer puesto entre los
estados más endeudados de EE.UU., solo detrás de California y Nueva York. Y su
carga de deuda en relación a indicadores financieros clave —como el producto
interno bruto, ingresos personales y población— es descomunal. Por ejemplo, la
deuda per cápita de la isla, de US$14.000, es 10 veces el promedio de la de los
50 estados.
Además de su deuda, Puerto
Rico tiene más de US$30.000 millones en pasivos de pensiones no financiados.
El telón de fondo de este
territorio estadounidense no es prometedor: la economía ha estado en recesión
desde 2006, la tasa de desempleo es de 13,2%, y el presupuesto ha estado
estructuralmente desequilibrado por casi una década. El índice de pobreza es
alto, los empleos públicos son casi un cuarto de todos los empleos y las
transferencias del gobierno generan 40% de los ingresos. Más de un cuarto de
los casi cuatro millones de residentes de Puerto Rico recibe asistencia alimentaria.
"Hay un espiral de
deuda en Puerto Rico que no terminará bien a menos que ocurra un repunte
dramático en la economía", apunta Dan Heckman, estratega de renta fija en
U.S. Bank Wealth Management. "Hemos aconsejado a clientes que se mantengan
lejos de Puerto Rico. El gobierno está haciendo todo lo que puede, pero tiene
que salir de un hoyo de deuda muy profundo".
No obstante, hay grandes
diferencias entre Puerto Rico y Detroit. La isla ha tomado medidas difíciles e
impopulares para recortar las nóminas públicas, elevar impuestos y apuntalar
las finanzas de su sistema de pensiones. El nuevo gobierno encabezado por el
gobernador populista Alejandro García Padilla está comprometido a mejorar la
estabilidad financiera de la isla y sus distintas emisoras de bonos. Cesación
de pagos y reestructuración de deuda no están en el vocabulario del gobierno.
En declaraciones al
semanario financiero Barron's, el Banco Gubernamental de Fomento
para Puerto Rico indicó que "las medidas fiscales implementadas por este
gobierno, junto con los planes estratégicos desarrollados por las corporaciones
públicas y el compromiso de transformarlas en empresas sostenibles, serán un
factor positivo que asegurará el pago completo de la deuda asumida… Tenemos
confianza de que ningún principal emisor de deuda incumplirá con su
deuda". Barron's pertenece a News Corp. la casa editorial que
publica The Wall Street Journal.
El año entrante
probablemente será crucial, a medida que el gobierno de Puerto Rico apunta a
reducir el déficit fiscal a unos US$800 millones desde los US$2.200 millones en
el año fiscal que concluyó en junio, con gastos de US$10.000 millones. El
déficit del año pasado fue inicialmente proyectado en unos US$300 millones.
Puerto Rico acostumbra
tomar dinero prestado para financiar su déficit operativo así como los pagos
requeridos sobre el principal y el interés de su deuda. Pero los escépticos se
preguntan si los nuevos impuestos recaudarán suficientes ingresos para
solucionar los problemas de deuda del territorio. También se preocupan de que
quizás la frágil economía de la isla no pueda soportar una mayor carga de
impuestos.
Si las medidas del gobierno
no funcionan y sus costos de endeudamiento se mantienen altos, Puerto Rico
podría verse obligado a reestructurar su deuda más adelante.
Un índice seguido de cerca
de cerca del Banco Gubernamental de Fomento, muestra un declive interanual de
4,5% en junio. Este indicador, que refleja el consumo de gasolina, nóminas,
generación eléctrica y ventas de cemento, tiene una alta correlación con el
PIB. Esto sugiere que la actual proyección de 0,2% de crecimiento real en el
PIB para el actual año fiscal podría demostrar ser optimista.
Los inversionistas
estadounidenses tienen mucho en juego en los resultados financieros ya que
muchos fondos mutuos e individuos poseen deuda emitida por la isla. Eso
contrasta con Detroit, cuyos US$18.000 millones en pasivos mencionados en su
quiebra incluyen cerca de US$9.000 millones en pasivos pensionales y de salud,
así como una cantidad importante de deuda asegurada.
Ya que los pagos de interés
en la mayoría de los bonos puertorriqueños están libres de impuestos estatales
y locales en los 50 estados del país, la deuda ha atraído por mucho tiempo a
inversionistas municipales en estados con altos impuestos como Nueva York y
California.
Entre los fondos mutuos,
los fondos Oppenheimer Rochester han sido los mayores compradores, y la deuda
de Puerto Rico constituye casi 15% de los US$33.700 millones de la firma en
fondos municipales, según datos de Morningstar. Otros fondos como Franklin
Templeton, Dreyfus y Goldman Sachs también están expuestos a
Puerto Rico. Por otro lado, Fidelity, T. Rowe Price, Vanguard, American y JPMorgan tiene poca exposición a
Puerto Rico, ya que menos de 1% de sus activos de fondos municipales son de
deuda boricua, según Morningstar.
Troy Willis, vicepresidente
y gestor sénior de portafolio en OppenheimerFunds, atribuye la reciente
debilidad en la deuda de Puerto Rico a una "negatividad" insistente
de parte de las calificadoras crediticias y otros. "Puerto Rico está
avanzando en la dirección correcta", dice. "Está recortando su
déficit presupuestario y podría tener un presupuesto estructuralmente
equilibrado en un año. Eso es más de lo que se puede decir del gobierno
federal".
Tomado de Barron's.com