viernes, 13 de julio de 2012

Pablo Escobar quiso entregarse. Gobierno colombiano no aceptó sus condiciones


Tomado de Verdadabierta.com
 La tregua fallida de Escobar, según el FBI

Pablo Escobar intentó en varias ocasiones hacer una tregua con el Estado colombiano. Varios informes del FBI - entre 1989 y 1990- cuentan que a cambio de entregarse pedía que le dejaran su fortuna, pero el gobierno Barco se arrepintió.

Fueron varias las veces que Pablo Escobar intentó negociar con diferentes gobiernos su entrega. Pero aunque estos acercamientos se hicieron por debajo de la mesa, agentes y oficiales de Estados Unidos estaban al tanto de éstas.

Así se desprende de un memo confidencial enviado por el FBI en junio de 1990 en el que revela detalles hasta ahora desconocidos de hasta dónde llegaron esas negociaciones. Durante la etapa final del gobierno del liberal Virgilio Barco, el capo del narcotráfico propuso entregarse, pero a cambio de que su fortuna no fuera tocada. El FBI sabía de las negociaciones y al parecer el gobierno de George Bush padre bloqueó la tregua.

En el cable, agentes del FBI le cuentan a sus superiores que el Gobierno del entonces presidente Barco estaba en negociaciones con Pablo Escobar a través de intermediarios, cuyos nombres fueron borrados de los archivos. VerdadAbierta.com consultó varios textos periodísticos de la época y funcionarios de esa administración que confirmaron esos acercamientos clandestinos y señalaron que el arquitecto Santiago Londoño White fue el intermediario entre Escobar y el gobierno de esa época.

Lo inaudito de este acuerdo es que se dio después de que Escobar asesinara a varios candidatos a la Presidencia, entre ellos al político liberal Luis Carlos Galán, y que desatara la peor ola terrorista de la historia de Colombia a finales de los ochenta y comienzos de los noventa.

Lo revelador de este memo es que no parte de chismes, sino de una entrevista con una persona cercana a Pablo Escobar, quien explicó detalles de la crisis interna por la que atravesaba el Cartel de Medellín, y la división que causó dentro esta organización criminal la decisión del narcotraficante de continuar con la brutal guerra contra el Estado.

La fuente le contó a agentes del FBI que Escobar estaba dispuesto a desmantelar y desmovilizar su organización, dejar el narcotráfico, a cambio de no ser extraditado, pero que su única exigencia para hacerlo era que el Gobierno colombiano le permitiera a su familia mantener su fortuna.

Esta persona le contó a agentes de inteligencia en Bogotá que Escobar alcanzó a entregar algunas "cocinas", pero que después de la visita a Cartagena del presidente George Bush en febrero de 1990, el Gobierno colombiano se “echó para atrás".

Desde entonces, dice el informe, a Escobar “no le ha importado nada y está fuera de control y desmoralizado. Se ha vuelto más agresivo en lugar de débil en resolución”, añade. “Su pensamiento es menos racional. En el pasado era más calculador y consideraba las consecuencias. Ahora reacciona como fiera enjaulada”.

Para ese momento, Escobar se había dedicado exclusivamente a su "guerra" estratégica y había dejado el negocio a sus segundos, quienes manejaban la producción, el transporte y las ventas. El FBI consideraba que el capo estaba dispuesto a negociar si el Gobierno (de Barco) mantenía su palabra como le habían hecho saber sus intermediarios.

El FBI consideraba que Escobar había perdido el control y que su círculo de amistades se había reducido a un tercio, producto de las bombas y los asesinatos. "Muchas personas en Antioquia están cansadas de la guerra, algunos están deseando que Escobar sea asesinado para poner fin a la guerra", dice el informe desclasificado.

La presión constante de ser fugitivo también afectó negativamente la salud del capo. Informantes del FBI aseguraron que los efectos de la persecusión se vieron reflejados en "nerviosismo, aumento de peso, pérdida de concentración, ansiedad y gastritis". Otro informe del 25 de junio de 1990 resumió su condición : “su salud se está deteriorando. La persona amable y sociable del pasado ha desaparecido”.

Escobar mantuvo una vida reservada, y a pesar de que circulaban versiones de que estuviera en los EEUU o en otros países, el FBI tenía la confianza de que se mantendría en Colombia: “Sobre todo en Antioquia, donde lo conocen y lo temen; el tiene el control y goza su protección. En un país extranjero, podría ser detenido como cualquier otro colombiano.”

Ese temor también se extendió a sus colegas en el cartel de Medellín que terminaron dándole la espalda. Un memo de agentes en Bogotá explicaba que, aunque él controlaba el Cartel de Medellín, muchos de sus aliados no apoyaron su guerra contra el Gobierno y por eso algunos de ellos se entregaron a las autoridades o decían que se había "ido solo”. Con el paso de tiempo, Escobar, contaban los agentes del FBI, hizo alianzas con grupos más débiles y varias de sus operaciones las trasladaron fuera del país.

Otro cable de septiembre de 1990, relata lo que conocieron de la masacre cometida por el cartel de Medellín contra el de Cali a las afueras de Candelaria, Valle, que al parecer iba dirigido contra Helmer 'Pacho' Herrera, y en el que murieron 18 personas, como una retaliación contra ese grupo de narcotraficantes por haberse aliado con agentes del estado para perseguirlo y asesinarlo.

Varias fuentes le contaron al FBI que el Cartel de Cali estaba negociando con otros grupos, entre ellos las Autodefensas del Magdalena Medio, para asesinar a Escobar y que incluso le pusieron precio a su cabeza.

"Las Autodefensas responsabilizan a Escobar de poner en riesgo sus operaciones en el Magdalena Medio y lo señalan de ser el responsable de numerosas muertes y secuestros en contra de miembros de la organización", explica el cable, a lo que agrega que el Cartel de Cali está dispuesto a pagar 3 millones de dólares por eliminar(sic) a Escobar.

De hecho, un año antes de estos informes, el 15 de diciembre de 1989, agentes del FBI en Bogotá entrevistaron a un sicario del Cartel de Medellín, quien hizo varias revelaciones de la manera en la que Pablo Escobar estaba preparándose para arremeter contra el Gobierno ante la cacería que se había desatado para capturarlo y extraditarlo.

El sicario, cuyo nombre omiten, contó que Escobar estaba furioso por la "aparente" colaboración entre el Gobierno de la época y el Cartel de Cali para "barrerlos".

El último informe de los documentos de Escobar, del final de febrero de 1993, indicó la persistente debilidad del capo y su Cartel de Medellín. Ese mes, el grupo contra Escobar `Los Pablitos´ bombardeó una finca del capo y uno de sus depósitos, un ataque que destruyó su colección de pinturas y coches antiguos.   

“Esta oficina opina que Escobar va a encomendar la seguridad de … sólo a aquellas personas que están cerca de él y todavía totalmente de confianza por él”, dijo el documento.

El 2 de diciembre de 1993, un día después de su cumpleaños, Escobar cayó en un operativo del llamado Bloque de búsqueda, en el que años mas tarde paramilitares aseguran que participaron. Del “zar multimillonario” a “fiera enjaulada”, fue asesinado sobre un techo en Medellín.

Otro intento de entrega
La prensa colombiana en los primeros días de mayo de 1984 dedicaba gran parte de su contenido al tema del tráfico de drogas: los allanamientos de las propiedades de los narcos, el tratado de extradición, las hipótesis del asesinato de Lara Bonilla, las nuevas medidas que proponía el gobierno de Betancur para luchar contra el narcotráfico. Mientras todo esto ocurría, en Panamá, en el lujoso Hotel Marriot, Pablo Escobar y Jorge Luis Ochoa se reunieron con el ex presidente  Alfonso López para, a través de él, hacerle una propuesta a Belisario Betancur. Cuando la prensa filtró esta noticia, fue un escándalo que indignó a los colombianos.

Sucedió la tarde del 4 de mayo, en el encuentro de casi una hora participaron López, Santiago Londoño White, Pablo Escobar y Jorge Luis Ochoa. El ex presidente estaba en Panamá como observador de las elecciones a presidencia de ese país; los capos, en cambio, estaban escondidos de la justicia colombiana que los buscaba en el Chocó, por el asesinato de Lara Bonilla.

Según narra Fabio Castillo en el libro Los jinetes de la cocaína, “Escobar manifestó que los narcotraficantes estarían dispuestos a entregar sus laboratorios, sus flotas aéreas, sus rutas y sus conexiones de distribución en Estados Unidos y a someterse a la justicia colombiana para que fueran juzgados y sancionados con base en las pruebas que existieran en su contra. Agregó también que estarían dispuestos a regresar sus capitales a Colombia. La única solicitud que hacían a cambio de todo esto era que la extradición no fuera aplicada con retroactividad sino a partir del momento de esa entrega. En otras palabras que narcotraficante que exportara un gramo de ahí en adelante podía ser extraditado automáticamente”.

López, encargado de llevarle el mensaje al presidente Betancur, le explicaría años más tarde a el periódico El Tiempo, cómo lo contactaron los capos: “Estaba en Panamá, durante la elección de Ardito Barletta, con otro grupo de invitados que servíamos de verificadores del proceso electoral, cuando de repente apareció Santiago Londoño White quien fue a plantearle a Felipe, mi hijo, que si yo les podía conceder una entrevista a los que habían sido acusados del asesinato de Lara Bonilla, que querían hacerme una propuesta para transmitírsela al Gobierno. Llamé a Belisario y le dije: ¿Tú quieres que yo los oiga o no? Escúchalos a ver de qué se trata -me contestó- y después me cuentas. Tan pronto terminé la entrevista con Escobar y los Ochoa llamé a Belisario y le dije sintéticamente: lo que están ofreciendo es una capitulación. Yo me voy a Miami a descansar, si quieres, mándame a una persona de tu confianza para indicarle cómo es la cosa. Y entonces me mandó a Bernardo Ramírez”.

Bernardo Ramírez,  ministro de Comunicaciones del gobierno Betancur se reunió varias semanas después con López en Panamá: “en algún momento, y porque se trataba de saber algo más del crimen del 30 de abril, lo mismo que de conocer de fondo lo que buscaban los señores de la entrevista en Panamá, se pensó que el procurador Carlos Jiménez Gómez, independiente del Ejecutivo y vocero de la sociedad podría hacer nuevos contactos” dijo Ramírez a El Tiempo.

Jiménez viajó de inmediato a Panamá para reunirse con los jefes del narcotráfico. En el libro Los Jinetes de la cocaína se relata que el ex procurador viajó en una avioneta de los Londoño White acompañado de “quien fuera, paradójicamente, su delegado para la lucha antinarcóticos, Jaime Hernández Salazar, y dos particulares”.

Como resultado de esa reunión, se redactó un proyecto de memorando de seis páginas que se entregó al presidente Betancur. Este hecho se filtró en la prensa y El Tiempo reveló la noticia de estos encuentros. El escándalo fue fulminante para el acuerdo que pretendieron los capos.

Ante la polémica, la oficina de prensa de la Casa de Nariño decidió echarse para atrás y publicó una declaración que expresa: “la reunión de López con algunos extraditables, en 1984, en Panamá se hizo sin conocimiento de Betancur y sin su autorización”.

En su libro, Castillo revela que el documento tiene en las dos primeras páginas una nota dirigida al presidente y que en el resto de páginas se planteó dos momentos para el desmonte del narcotráfico. Al final, tenía unas sugerencias para terminar con la extradición a Estados Unidos, al menos por los delitos anteriores al acuerdo.

Juan Guillermo Ríos, periodista de cabecera de López, reveló el documento, pero le suprimió un párrafo en el que aparece comprometido el nombre del ex presidente.

Ese párrafo lo rescata Castillo en su publicación: “El doctor Alfonso López Michelsen, ex presidente de la República, aceptó recibirnos en los primeros días del mes (mayo) en Ciudad de Panamá y su gestión de buena voluntad, eminentemente patriótica al llevar nuestro mensaje de entrega y paz al gobierno que usted preside, llegó a feliz etapa en el momento en el cual el señor procurador general de la Nación, doctor Carlos Jiménez Gómez, nos recibió personalmente en los últimos días del presente mes (también mayo)".

Años después de la reunión en el Hotel Marriot, esta polémica puso a sus protagonistas -Alfonso López, Bernardo Ramírez, Carlos Jiménez y Belisario Betancur-, a publicar distintas versiones de lo que fue unos de los muchos intentos desesperados de los mafiosos para salvarse de la justicia norteamericana. Intentos fallidos que desbocaron lo que los narcos temían y que terminaron con la vida del gran jefe. 

miércoles, 11 de julio de 2012

The Rolling Stones cumplen 50 años de “rodar las piedras”

Tomado de El País 

Ron, Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts 

Hoy Juves 12 de Julio se cumplen 50 años del debut de los Rolling Stones en el Marquee de Londres

Los miembros de ‘Mick Jagger and the Rollin’ Stones’ cobraron 20 libras por hacer de teloneros
Por Diego A. Manrique
Ocurrió tal día como hoy, hace medio siglo. Jueves 12 de julio de 1962 en el Marquee Club londinense, entonces situado en un sótano de Oxford Street, debutó un sexteto, anunciado como Mick Jagger and the Rollin’ Stones. No eran la atracción principal: servían de teloneros al vocalista Long John Baldry. Pero salieron airosos del compromiso y se repartieron veinte libras esterlinas.
Un viajero del futuro no habría tenido problemas en reconocerlos. Al menos, al trío de la primera línea: Mick Jagger al micrófono más dos guitarristas, Keith Richards y Brian Jones. Otro asunto sería la sección de ritmo: el bajista Dick Taylor, que alcanzaría cierta fama con los Pretty Things, y el baterista Mick Avory, que se integraría en The Kinks. Y el pianista Ian Stu Stewart, inmortalizado en la particular Historia universal de la infamia de la música pop como el leal compañero que fue fríamente expulsado de los Stones —"no da el tipo", sentenció el manager— pero se mantuvo a su lado como ayudante para todo.
Gracias al minucioso diario de Stu, sabemos el repertorio que tocaron aquella noche. Ni una sola canción propia: temas de Jimmy Reed, Elmore James, Muddy Waters (el nombre derivaba de su majestuoso Rollin’ stone) y, gran audacia, Chuck Berry. Interpretar piezas del padre del rock and roll suponía un sacrilegio en el mundillo en que estos chavales se movían: fanáticos del blues, coleccionistas pasados a los escenarios con espíritu misionero.
En realidad, los Rollin’ Stones (tardarían unos meses en añadir la g) nacieron como grupo satélite de las más prestigiosa agrupación de bluesmen del delta del Támesis: Blues Incorporated, donde Alexis Korner permitía a Jagger cantar algunos números. Cuando Blues Incorporated saltó a la BBC, los alevines se encargaron de algunos bolos menores, como las actuaciones de los jueves en el Marquee.

2008: Jagger, Ron Wood, Watts y Richards.

El jefe de aquellos Rolling Stones era Brian Jones, un pillo sexualmente precoz, que destacaba por saber tocar la guitarra con slide (un tubito de metal o un cuello de botella). Jones ponía los anuncios para buscar instrumentistas, defendía las virtudes del rhythm and blues en cartas a las revistas y se preocupó de meter al grupo en un estudio para grabar una maqueta.
Pero las miradas convergían en Jagger. En vez de estar tieso como un palo, como (equivocadamente) se imaginaba la gente a los bluesmen de Chicago, Mick sacudía tímidamente el trasero y movía los brazos, a veces tocando maracas. Los puristas torcían el gesto pero, maravilla, las chicas se sentían atraídas. El blues estaba de moda y los Rolling Stones no tenían inconveniente en animar las fiestas de algunos retoños de la alta sociedad.
Al fin y al cabo, Jagger era un sólido producto de la clase media. Tan buen estudiante, tan formal, que su padre, profesor de gimnasia, adelantó el dinero necesario para que los chicos pudieran alquilar unos amplificadores que les permitieran sonar decentemente en el Marquee. Por el contrario, Keith Richards parecía un proletario desubicado, digno de toda sospecha entre los fundamentalistas del blues: a él le atribuían esa debilidad por los tiempos rápidos, tan propios de los... gamberros.
Charlie Watts, que acudió al concierto del Marquee, asegura que lo pilló enseguida. Imitar a los músicos negros podía ser moralmente satisfactorio pero el riesgo —y la ganancia— residía en acercarse al inmenso público juvenil. Watts se había negado a juntarse a los Stones: trabajaba en una agencia publicitaria y se desahogaba tocando música más jazzística. Terminaría entrando en la banda en 1963, cuando ya se había incorporado un bajista serio y maduro, Bill Wyman.
Todavía les quedaba mucho por aprender: grabar discos, componer temas originales, enfrentarse a los estadounidenses. Obviamente, ninguno de ellos hubiera apostado por medio siglo de longevidad. Es tan inconcebible que ahora no saben muy bien cómo cerrar tan prodigiosa aventura: no necesitan el dinero y se arriesgan a hacer el ridículo. Este año, las altas esferas les tentaron para participar en los actos de los Juegos Olímpicos londinenses.
Pero los Rolling Stones son, siempre lo han sido, una maquinaria lenta, que requiere semanas de ensayos para volver a coger el punto. Si vuelven para despedirse, se asegurarían de hacerlo con la máxima dignidad. Presentando canciones nuevas y con todos los ases en la manga.
Cinco décadas de simpatía por el diablo
En 1962 forman la banda Brian Jones, Mick Jagger, Keith Richards, Ian Stewart, Geoff Bradford y Dick Taylor. Jones fue despedido en 1969 y falleció ese año. En 1975 ingresó Ron Wood.
En 1971 lanzan el single 'Brown sugar', Jagger se casa con Bianca Pérez-Mora y en 1972 se publica su 'Exile on main street.
1985 fue año de proyectos solistas. Afloran conflictos y muere el cofundador Ian Stewart, mediador entre Richards y Jagger.
En 1994 lanzan 'Voodoo lounge', que les vuelve a encumbrar.
Keith Richards publica en 2010 unas memorias en las que carga contra Jagger y resucita la eterna rivalidad.

Mitt Romney es abucheado en convención de NAACP


Agencias Noticiosas
HOUSTON— El candidato presidencial republicano Mitt Romney fue abucheado el miércoles por los votantes negros cuando criticó al presidente Barack Obama y amenazó con revocar la reforma de los demócratas al sistema de salud.
Romney dijo en la reunión anual de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) que elegirlo a él en vez de al presidente demócrata —al que dieron apoyo abrumador en el 2008— era más conveniente para sus familias.
Admitió que su Partido Republicano no tiene antecedentes perfectos en lo que resepecta a las relaciones raciales, pero prometió que de ser elegido colaborará con los dirigentes negros para disminuir el desempleo en la nación.
"Voy a eliminar todo programa no esencial y costoso que pueda encontrar, y eso incluye el Obamacare (nombre popular con el que se conoce a la reforma del mandatario)", dijo Romney, con lo cual atrajo el primer abucheo del día.
El candidato se mantuvo inmóvil con una expresión reservada durante 15 segundos antes de mencionar un sondeo de la Cámara de Comercio federal como respaldo a su postura, afirmación que fue recibida con silencio.
Romney recibió algunos aplausos corteses en varios momentos de su discurso, pero fue interrumpido cuando acusó a Obama de no impulsar una mayor recuperación económica.
"Sé que el presidente ha dicho que haría estas cosas. Pero no lo hizo. No puede. No lo hará. Y sus últimos cuatro años en la Casa Blanca lo demuestran decididamente", afirmó el candidato mientras los murmullos del público se convertían en críticas más sonoras. Finalmente se detuvo en medio de otro ruidoso abucheo.

"Si ustedes quieren un presidente que mejore la situación en la comunidad afroestadounidense, lo están viendo", respondió, refiriéndose a él mismo.
Romney, que compite con el primer presidente de raza negra, no va a ganar el voto afroestadounidense. Pero se propuso demostrar a los votantes independientes e indecisos que está dispuesto a apelar a públicos diversos.
El candidato calificó la educación como "la cuestión de los derechos civiles de nuestra era" y prometió conseguir trabajo a los negros.
Al mencionar informes de junio señaló que la tasa de desempleo entre los afroestadounidenses, del 14,4%, era muy superior al promedio nacional del 8,2%. Dijo que las personas de raza negra tienden a estar más tiempo desempleadas y que las familias negras tienen un ingreso promedio menor.
Sea como fuere, el esfuerzo de Romney por atraer a ese público es difícil. El 95% de los negros respaldó a Obama en el 2008.
Pero tanto los republicanos como los demócratas le reconocen el mérito de haberse presentado a hablar ante las personas de raza negra.
"Lo primero que hay que hacer es presentarse, y por eso creo que lo que hace está bien", comentó el representante Tim Scott, uno de dos republicanos negros en el Congreso.
"Hay que reconocerle el mérito por dar la cara", opinó Karen Finney, una asesora demócrata que trabajó en la Casa Blanca de Bill Clinton. "Las acciones de uno hablan más que las palabras".
El vicepresidente Joe Biden hablará el jueves ante la NAACP.

Xenofobia y recorte de programas sociales: agenda del Tea Party

Tomado de Long Island al Día
Por Phil Ramos

Asambleísta por el sexto distrito
de la Asamblea Estatal de Nueva York

La amenaza a la comunidad hispana: el Tea Party y sus candidatos

Desde la elección del 2010, los activistas del Tea Party han hecho el recorte de los programas sociales gubernamentales, la xenofobia y la exacerbación de tensiones raciales su principal plataforma de movilización electoral. Lejos de procurar la unión de nuestra nación y la búsqueda de puntos en común con sus adversarios políticos, el Tea Party y los candidatos que apoya sólo creen en el extremismo político sin compromisos. Eso ha entrampado las cosas en Washington, costado empleos en nuestras comunidades y ha hecho más lenta la recuperación económica.

Por eso vemos con preocupación que candidatos locales sean patrocinados o aliados de este movimiento. Tal es el caso de Randy Altschuler, candidato del partido republicano en el distrito de congreso número 1 en Nueva York. Peor aún cuando hermanos latinos que dicen defender la agenda hispana y quienes en el pasado han sido víctimas de esa agenda xenofóbica, apoyan sus causas y enarbolan la bandera del Tea Party. Un apellido por sí sólo no significa que una persona esté a favor de nuestra comunidad. Hay que poner atención a las propuestas que apoyan.
La elección de este noviembre próximo además de estar en juego la reelección del presidente Barack Obama también definirá los 435 miembros del congreso que ayudarán o frenarán la agenda del presidente en Washington. Propuestas como la reforma migratoria, DREAM Act, más ayuda para nuestras escuelas así como más ayuda para nuestros programas de salud Medicaid, Family Health Plus y Child Health Plus dependerán en gran medida de la nueva configuración de la Casa de Representantes. Ha sido en esta instancia donde las medidas que benefician a nuestras familias hispanas han sido derrotadas por extremistas del Tea Party y sus aliados.
El tiempo para prevenir un desastre es hoy. Debemos organizarnos, registrar para votar a los familiares que son ciudadanos y recordar de salir a votar en noviembre 6. Hago un llamado a mi buena amiga, Diana Weir, para que recapacite su posición de gerente de campaña de Randy Altschuler y se abstenga de seguir apoyando a un candidato que es apoyado por el Tea Party cuya agenda es de división y en contra de la comunidad hispana. ¿Acaso ya olvido cuando hace menos de 10 años ella misma fue víctima de ataques viscerales por parte de sus oponentes políticos por el simple hecho de ser hispana? No podemos, ni debemos olvidar. 

martes, 10 de julio de 2012

¿Piensa que su desempeño laboral merece aumento de sueldo? Pídalo


Tomado de The Wall Street Journal
 ¿Cree que merece un mejor sueldo? Únase a "mal pagos anónimos"

Por Nikki Waller

¿Tiene miedo de pedir un aumento? ¿Teme no encontrar nunca seguridad financiera? ¿Le preocupa tener que soportar un trabajo que no le gusta, sólo para sobrevivir?
En primer lugar, usted no está solo. En segundo lugar, existe un programa de 12 pasos para ayudarle a enfrentar sus temores (¡en serio!).
Siguiendo el modelo de los programas de ayuda mutua como el de Alcohólicos Anónimos, Underearners Anonymous, que podría traducirse a personas que reciben sueldos que no compensan su trabajo, apunta a ayudar a quienes sienten que no están donde deberían estar en su vida. Algunos de los miembros del grupo, con sede en Estados Unidos, están empleados y ganan lo que otros considerarían un salario saludable, mientras que otros perdieron sus trabajos y luchan desde hace años para volver a afianzarse. Todos ellos consideran su salario disminuido como una enfermedad que requiere tratamiento de por vida.

A mediados del año pasado, cuando estaba por cumplir los 30, Genevieve Smith, editora de una revista, comenzó a asistir a las reuniones del grupo en Manhattan, en parte como un proyecto periodístico y en parte como búsqueda personal. Smith habló con The Wall Street Journal acerca del grupo y por qué tantas personas se sienten a la deriva. A continuación, algunos extractos editados.
WSJ:¿Quién se une al grupo? ¿Y por qué?
Smith: Había mucha gente con salarios de US$200.000 al año. Todos ellos sentían algún tipo de ansiedad acerca de donde estaban y dónde creían que debían estar desde el punto de vista financiero. Hay una gran cantidad de víctimas de la recesión, personas que han estado sin trabajo por muchos años, que habían tenido que cambiar el curso de sus carreras. Algunos de ellos hablaban de cómo sus puestos eran ofrecidos a personas más jóvenes y con menos experiencia a quienes podían pagarles menos. Se sentían perdidos y se sentían solos y desesperados. El grupo podía darles una sensación de que no estaban solos en eso.
Había [también] gente que había trabajado en altos puestos de contabilidad y que ahora eran empleados de una librería. Iban arreglándoselas, pero su visión de sí mismos, acerca de lo que sentían que debían ser, no coincidía con la realidad.
WSJ: ¿Cómo hace alguien que gana US$200.000 al año para contar como una persona que no gana lo suficiente?
Smith: Uno puede estar en cualquier punto de su vida y en cualquier posición económica y aún así sentirse terriblemente inseguro en el plano financiero y temeroso del futuro.
WSJ: Seguro mucha gente leerá esto y se sentirá identificada. Si esa sensación es una enfermedad, ¿estamos acaso todos enfermos?
Smith: Después de comenzar el programa, pensé que todos los que conozco clasifican para formar parte del grupo. La diferencia es que esa gente [en el grupo] siente que el programa la ayudará. Los problemas que estaban teniendo y la manera en que se sentían no eran diferentes a lo que uno puede ver en Ocupar Wall Street o cualquier otra persona que se siente que ha sido abandonado por la economía.
WSJ: ¿Cómo es el tratamiento del grupo?
Smith: En primer lugar, uno identifica los síntomas, que incluyen el aferrarse a objetos que ya no son útiles, el aislamiento, el no poder conseguir por sí mismo lo que el mercado puede dar. Luego, el programa ofrece a sus miembros herramientas, como el compromiso a un plan de ahorros. Al igual que con Alcohólicos Anónimos, uno recibe un patrocinador, pero también un socio o varios que lo ayudarán a diseñar e implementar un plan para salir de la situación que lo aflige.
Una mujer dijo que sus socios la ayudaron a darse cuenta de que no podía hacer trabajo creativo independiente de manera gratuita, que tenía que conseguir un trabajo para pagar sus cuentas. Si uno no tiene un ingreso, no puede alcanzar sus objetivos, porque siempre estará luchando con las cargas financieras. Su primer objetivo es ser financieramente independiente.
WSJ: ¿Qué le diría a las personas que están comenzando? ¿Deberían perseguir sus sueños de volverse deportistas o artistas?
Smith: Cualquiera de esas carreras que suenan impresionantes son muy, muy duras y puede que nunca compensen. Si se trata de algo que uno quiere hacer, tiene que ser lo que más quiere en el mundo, incluso cuando nunca vaya a ganar dinero con ello. Si no es para uno, encuentre algo que le proporcione una pequeña puntita de prosperidad.