Por
Luis Montes Brito
“Casi” es un
adverbio utilizado frecuentemente en forma coloquial para referirse en español
a algo que estuvo o está muy cerca de convertirse en realidad. Los resultados
de la elección presidencial 2014 son un excelente ejemplo para su uso. En la
primera vuelta electoral celebrada el pasado 2 de Febrero (2F) acudieron a las
urnas casi 2.7 Millones de votantes que tuvieron el chance de elegir entre
cinco opciones partidarias. De acuerdo a la ley salvadoreña si ninguno de los
candidatos obtenía el 50%+1 del total de los votos emitidos habría una segunda
vuelta electoral a celebrarse el 9 de Marzo (9M) entre los dos más votados.
El izquierdista FMLN
“casi” logra ganar la presidencia en primera vuelta. Salvador
Sánchez Cerén y Oscar Ortiz, candidatos a Presidente y vicepresidente,
obtuvieron el 48.93% del total de los votos. Les faltaron casi 28,000
para haber obtenido el porcentaje clave que hubiese evitado la segunda
vuelta.
Por su parte el
derechista ARENA, el segundo partido en preferencia electoral, obtuvo el 2F un
lejano 38.95% del total de los votos o sea 266,187 menos que el FMLN,
equivalentes a casi 10 lejanos puntos porcentuales del partido de izquierda.
Todo parecía consumado para la segunda vuelta, lucía que sería de mero trámite.
Todas las encuestas coincidían que el 9M el FMLN barrería ampliando su ventaja
a por lo menos 13 puntos.
Qué pasó entre el 2F
y el 9M?
A tan solo 10 días
después de efectuadas la primera vuelta de las elecciones salvadoreñas, la
complicada situación socioeconómica venezolana se deterioró el 12 de
Febrero a nivel de estallido social. La agenda de medios nacionales del país
centroamericano era copada en ese entonces por el manejo poco transparente de
10 millones de dólares por parte de Francisco Flores, exmandatario y hasta
entonces principal asesor de Norman Quijano candidato presidencial de ARENA.
Venezuela juega un papel importante en la política salvadoreña ya que es la
principal fuente de financiamiento de la izquierda a través de la fundación de
decenas de empresas domiciliadas en El Salvador, teniendo como buque insignia
Alba Petróleos. Las imágenes de escases, pobreza y represión ocurridas en
Venezuela y mostradas por medios nacionales e internacionales caló fuerte en el
elector salvadoreño. El contraste de vida entre la opulenta cúpula
chavista y el abandonado pueblo venezolano es algo de lo cual los salvadoreños
pueden atestiguar con varios casos de empresarios izquierdistas que súbitamente
han pasado de proletarios a poderosos millonarios.
Adicionalmente a
nivel local en El Salvador, en la madrugada del 18 de febrero a pocas cuadras
de la Residencia oficial del presidente de la República se suscitó un accidente
automovilístico aún en discusión. En el cual se estrelló un lujoso Ferrari
último modelo, cuyos dos ocupantes misteriosamente desparecieron del lugar del
accidente. Rumores propagados por ARENA involucraron al mismísimo mandatario
salvadoreño y militante del FMLN, Mauricio Funes. Casualmente éste fue operado
de emergencia al siguiente día del accidente por una fractura de cadera. Estos
hechos cuya relación no ha sido comprobada y por los cuales ya se entablaron
demandas judiciales por difamación, alimentó el morbo del pueblo. La campaña de
ARENA después del 2F contó con el experto rumorólogo venezolano J.J. Rendón,
como su principal asesor.
El episodio
automovilístico reunía todos los elementos que catapultan al éxito de taquilla
a cualquier historia cinematográfica: sangre, drogas, corrupción,
infidelidad, poder y sexo. Todo aderezado con “casi” verdades y “casi”
mentiras. Como dicen en Hollywood para promocionar sus dramáticas
películas “una historia basada en hechos reales”.
Casi nadie creyó que
lo descrito fuese afectar los resultados electorales del 9M. A lo lejos se oyó
el llamado de un dirigente efemelenista a su militancia invitándola a no caer
en triunfalismos. La sorpresa fue mayúscula para todos: ARENA contra todo
pronóstico, contra la historia y contra la misma lógica en tan solo 37 días
incrementó casi 450,000 votos, un espectacular 43.13% sobre su votación del
2F.
Con los resultados
obtenidos el 9M, la fórmula efemelenista casi pierde y casi gana, tan es así
que el Tribunal Supremo electoral a pesar de haber finalizado el escrutinio
preliminar que favorece a la fórmula izquierdista por 6,634 votos, no se atreve
aún a categorizarlos como ganadores oficiales de los comicios. ARENA está
pidiendo vehementemente la revisión de los votos y agotará todas las
gestiones legales, mediáticas y políticas antes de aceptar el triunfo de sus
adversarios.
Con su votación el
electorado sabiamente ha generado las condiciones siguientes: Resta legitimidad
al ganador para declararse representante de los intereses de todos los
salvadoreños. Niega el suficiente capital político al vencedor obligándolo a
gobernar a través del diálogo. Manda a los perdedores a participar honestamente
en la búsqueda de un plan de nación incluyente. Asimismo los votantes emitieron
claros mandatos que no admiten discusión alguna, entre ellos: 1. No quieren que
El Salvador se convierta en otra Venezuela gobernada autoritariamente con ideas
chavistas 2. Demandan una oposición sensata, propositiva, no
confrontativa, incluyente, al servicio de los intereses del país y no a
los de unos pocos. 3. No quieren que su presidente se conduzca en ostentosos
vehículos dignos de jeques y acaudalados empresarios que en nada tienen que ver
con la realidad del común de los salvadoreños dónde el 45.3% de la población
vive en situación de pobreza. 4. Finalmente quieren autoridades que al ejercer
su mandato eliminen de su léxico el casi para gobernar genuinamente para todos
los salvadoreños.