sábado, 5 de abril de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: AUTISMO Y AGRESIVIDAD



El autismo es un trastorno generalizado del crecimiento que se manifiesta en varios síntomas que pueden variar en aparición e intensidad, tales como dificultad para comunicarse y relacionarse con otros, conductas repetitivas, dificultades para aceptar los cambios en el ambiente que les rodea, obsesión por algunos objetos y/o rutinas, o por memorizar intrascendencias, por ejemplo. Todas estas características les llenan de frustración; por lo tanto son niños muy propensos a sufrir frustración, con la consiguiente rabia y enojo secundarios, que les producen tendencia a auto agredirse o agredir a aquellos que les rodean. 
 
Esta es una de las características que hace mas difícil su manejo, ya que no sabemos como actuar ante un niño que se golpea contra las paredes o que se araña o que golpea y araña a otros cuando le sobrevienen esos ataques de rabia y frustración. 

Es importante intentar acostumbrar al niño, desde que está muy pequeño, a serenarse. Esto se lleva a cabo más fácilmente mediante técnicas como un abrazo contenedor. También puede intentarse aislarlo sin violencia hacia un espacio preferido por él y/o proporcionarle algún objeto transicional con el que hemos notado que suele serenarse. No responda a la agresividad con gritos o más violencia.

Otro aspecto importante en el manejo de la agresividad son los fármacos, que bien dosificados y seleccionados, mejoran mucho estas etapas de agresividad. Debo aclarar que no me refiero a usos de sedantes, sino más bien antipsicóticos, en dosis muy bajas, y/o, mejor aún, betabloqueadores.

El tratamiento del autismo debe ser llevado a cabo por un equipo multidisciplinario capaz de valorar la conveniencia y efectividad del trabajo en equipo como fundamento en el tratamiento de estos niños, incluso el uso de fármacos, los cuales deben ser prescritos por un psiquiatra infantil, que observe la conducta y avances del niño, para elegir el protocolo más adecuado en cada momento. 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizó mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 


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