El autismo es un trastorno
generalizado del crecimiento que se manifiesta en varios síntomas que pueden
variar en aparición e intensidad, tales como dificultad para comunicarse y
relacionarse con otros, conductas repetitivas, dificultades para aceptar los
cambios en el ambiente que les rodea, obsesión por algunos objetos y/o rutinas,
o por memorizar intrascendencias, por ejemplo. Todas estas características les
llenan de frustración; por lo tanto son niños muy propensos a sufrir frustración,
con la consiguiente rabia y enojo secundarios, que les producen tendencia a
auto agredirse o agredir a aquellos que les rodean.
Esta es una
de las características que hace mas difícil su manejo, ya que no sabemos como
actuar ante un niño que se golpea contra las paredes o que se araña o que
golpea y araña a otros cuando le sobrevienen esos ataques de rabia y frustración.
Es importante
intentar acostumbrar al niño, desde que está muy pequeño, a serenarse. Esto se
lleva a cabo más fácilmente mediante técnicas como un abrazo contenedor. También
puede intentarse aislarlo sin violencia hacia un espacio preferido por él y/o
proporcionarle algún objeto transicional con el que hemos notado que suele
serenarse. No responda a la agresividad con gritos o más violencia.
Otro aspecto
importante en el manejo de la agresividad son los fármacos, que bien
dosificados y seleccionados, mejoran mucho estas etapas de agresividad. Debo
aclarar que no me refiero a usos de sedantes, sino más bien antipsicóticos, en
dosis muy bajas, y/o, mejor aún, betabloqueadores.
El
tratamiento del autismo debe ser llevado a cabo por un equipo
multidisciplinario capaz de valorar la conveniencia y efectividad del trabajo
en equipo como fundamento en el tratamiento de estos niños, incluso el uso de
fármacos, los cuales deben ser prescritos por un psiquiatra infantil, que observe
la conducta y avances del niño, para elegir el protocolo más adecuado en cada
momento.
Acerca de
la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi
actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos
direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica
privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de
comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de
extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su
tradicional estigma.
Fui la
primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer
dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizó mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente
que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o
se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental
que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.
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