Las modas afectan súbitamente desde la prepubertad, y muy
intensamente durante la adolescencia y primera juventud, involucrando valores
idealistas, tanto abstractos, como la autonomía, la libertad, la diversión o la
sexualidad; como otros más concretos asociados a los primeros, como la ropa, el
“look”, teléfonos celulares, etc. Entre el final de la juventud y la adultez
las modas siguen afectando bastante a la persona, pero el tipo de valores
involucrados sin olvidarse de los anteriores, va evolucionando hacia el
materialismo, centrándose en valores abstractos como la posición social, el
poder, o el dinero, y en valores concretos asociados a ello, como la casa, la
colonia, el carro, o la tarjeta de crédito.
Unos dicen que las modas son un motor de la evolución
social, que es sana y necesaria; otros opinan que la moda es la personalidad de
quien no la tiene; y otros, más pragmáticos, piensan que es innecesaria, pero
un buen negocio que dinamiza la economía. El concepto de moda tiene tres
componentes que dan su parte de razón a las tres posturas expuestas.
Como dinamizador de la economía, las modas invitan a la
gente a consumir; y como para poder consumir hay que superarse, trabajar y ganar
dinero, se incrementa el interés por producir para ganar. Como motor de la
evolución social, las modas ejercen una presión social sobre las personas,
invitándolas a adoptar nuevos valores; y éstas, por su tendencia natural a
sentirse adecuadas al grupo social, las adoptan. Por último, como personalidad
colectiva, las modas, a la vez que ofrecen criterios para actuar, tienden a
manipular y dirigir la voluntad de las personas, especialmente de las que no
tienen criterios firmes.
Los efectos
conjuntos de todo ello sobre la salud mental de las personas pueden ser muy
diversos; sin embargo, en la medida que aumenta la presión por consumir lo que
está de moda, dichos efectos tienden a ser más perjudiciales que beneficiosos,
particularmente para quienes no saben interpretar adecuadamente el papel de las
modas en la sociedad de consumo, o para quienes tienen criterios poco sólidos y
se mueven en la vida no tanto por sus propias convicciones como por
convicciones ajenas, o, lo que es peor, por intereses económicos ajenos.
Pero hay un efecto
mucho peor; la presión que ejerce el consumo de valores materiales de moda hoy
día alcanza absolutamente a todos los sectores sociales, incluyendo, por
supuesto, a aquellos que no pueden tener acceso económico a los mismos, que
generalmente son, además, los que más carecen de educación tanto para resistir
a dicha presión, como para prepararse y superarse con el fin de tener acceso
económico en un futuro. La consecuencia no puede ser otra más que la
inadaptación y la delincuencia. Hablaré más sobre ello.
Acerca
de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en
Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia
de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad
profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones
fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la
segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación
nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la
conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional
estigma.
Fui la primera
Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología
actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario