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sábado, 28 de febrero de 2015

Buenas noticias: Creció población de Osos Pandas en libertad

Agencias Noticiosas

 CHINA: CRECE LA POBLACIÓN DE PANDAS GIGANTES EN LIBERTAD

BEIJING. A los pandas gigantes que viven en libertad en China les va bien.

La población de pandas ha crecido a un total de 1,864, según un censo de la Administración Estatal de Bosques china, lo que supone 268 ejemplares más que en el último recuento, en 2003.

Casi tres cuartos de los pandas viven en la provincia suroeste de Sichuan. Los demás se encontraban en las vecinas provincias de Shaanxi y Gansu.

"El aumento en la población de pandas gigantes salvajes es una victoria para la conservación y definitivamente una que celebrar", dijo Ginette Hemley, vicepresidenta de conservación de fauna salvaje del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

Hemley atribuyó el aumento a los esfuerzos del gobierno chino. Según el censo, hay 1.246 pandas gigantes en reservas naturales. En el país hay 67 reservas, un aumento de 27 nuevas zonas de conservación desde el recuento anterior.

"El resultado del sondeo demuestra la eficacia de las reservas naturales para aumentar las poblaciones de panda gigante", señaló Xiaohai Liu, director del programa ejecutivo de WWF-China.

El informe también señala que el desarrollo económico es una importante amenaza para este animal poco común. El sondeo identificó 319 centrales hidroeléctricas y 1.339 kilómetros (832 millas) de carreteras en hábitats del panda gigante.

WWF señaló que es la primera vez que se incluyen en el estudio infraestructuras de gran escala como minas y ferrocarriles. Amenazas tradicionales de los pandas, como la caza furtiva, están en declive, señaló la organización ecologista.

Foto por Luis Montes Brito Zoológico de Beijing, China
China comenzó a censar a los pandas gigantes en la década de 1970. El último censo comenzó en 2011 y tardó tres años en completarse.

Foto por Luis Montes Brito Zoológico de Beijing, China
Por su parte, la cantidad de pandas gigantes en cautividad creció en 211, más del doble que la cifra anterior, según el censo publicado el sábado.



domingo, 28 de diciembre de 2014

Soberbia empresarial lleva al fracaso a grandes empresas EEUU en China

Tomado de BBC Mundo

Walmart comenzó su operación en China a fines de los 90 con fuegos artificiales.

 

Por qué Walmart fracasó en China

Mientras no cambien el modelo de negocios y entiendan lo que pasa en China, tendrán problemas. John Ross, economista 'senior' del Instituto Chongyang de la Universidad Renmin
El gigante de los supermercados Walmart es número uno en el máximo mercado del planeta, Estados Unidos, y tiene sucursales en 26 países con más de 800.000 empleados y 6.000 tiendas, pero su operación está afrontando dificultades en China.

Tras 18 años en el país, la empresa reconoció este año que China era uno de los mercados con peor desempeño.
El despido de unos 250 empleados y unos 30 ejecutivos para reestructurar la dirección no parecen haber arreglado las cosas.
Una investigación publicada en diciembre por la agencia de noticias económicas Bloomberg reveló lo que describe como cuestionables prácticas contables en que la compañía habría incurrido en años recientes para cumplir con las metas de venta.


Según John Ross, economista senior del Instituto Chongyang de la Universidad Renmin de Pekín, el problema de Walmart es el de muchos minoristas occidentales que operan en el país.
"Están usando el mismo modelo de su país de origen sin darse cuenta que tienen que adaptarlo. Asumen que China es un país con una gigantesca clase media que pronto va a ser igual que en sus países y no se dan cuenta de las características propias del mercado chino", señaló a BBC Mundo.

Dos ejemplos

En 2011 dos exitosas firmas estadounidenses – Home Depot and Best Buy – cerraron sus operaciones en China a seis años de abrir sus puertas con un fracaso que sorprendió a muchos analistas occidentales.
Home Depot es la compañía más importante de Estados Unidos para el mejoramiento del hogar, bricolaje y materiales de construcción.

Walmart explicó su apuesta por China con la palabra que abría y cerraba cualquier discusión económica de los 90: "globalización".

Con el boom inmobiliario chino de este siglo y las características del mercado local – la mayoría de las propiedades en China se venden absolutamente vacías, es decir, sin enchufes, cables, ventanas, puertas, etc – parecía una aventura comercial con un éxito asegurado.
Por su parte, Best Buy, especializado en productos electrónicos, había apostado a la nueva franja de consumidores medios-altos chinos, pero seis años más tarde solo dominaba un 1% del mercado.

"Es que la estructura de costos en China es totalmente diferente a la occidental. El DIY, es decir, Do It Yourself, hacer uno mismo ciertas cosas básicas de un hogar, no sirve porque todo se puede hacer por muy poco dinero con trabajadores locales. Otro rasgo son los grandes locales en las afueras con grandes playas de estacionamiento. Esto en China no sirve porque mucha gente no tiene coche o no puede llegar al lugar", indicó a BBC Mundo Ross.

Relaciones peligrosas

En el caso específico de Walmart su operación en China comenzó a fines de los 90 con fuegos artificiales.
En una década caracterizada por la euforia pos-muro de Berlín el mensaje de la empresa era optimista y visionario.
La cadena explicaba su apuesta por China, el gran mercado del futuro, con la palabra que abría y cerraba cualquier discusión económica de la época: "globalización".

Walmart no es la única compañía estadounidense que ha tenido problemas para penetrar en el mercado chino.
Este 2014 ha quedado claro que la distancia entre retórica y realidad es gigantesca.
A principios de año, en un país cada vez más obsesionado por la calidad alimentaria, la empresa tuvo un bochornoso escándalo en el que uno de los productos que vendía, la carne de burro Five Spice, mostró rastros de carne de zorro.
En el trimestre que finalizó en octubre reportó una caída de las ventas del 0,8% que atribuyó a las medidas de austeridad del gobierno y la "deflación".

La empresa responde

Los problemas de Walmart no se limitan a la caída de ventas.
Según la investigación de Bloomberg, el funcionamiento interno de la empresa enfrenta irregularidades.

"Estas prácticas que incluyen ventas al por mayor y operaciones fantasma hicieron que la situación de la empresa pareciera más fuerte de lo que era incluso cuando las ventas disminuían y el inventorio de productos no vendidos aumentaba", señala Bloomberg.
Según le indicó a BBC Mundo la portavoz de asuntos internacionales de Walmart, Marilee McInnis, la compañía toma seriamente este tipo de denuncias.
"Cuando nos enteramos de algún problema, incluyendo alegaciones sobre integridad financiera, actuamos rápidamente para investigar y remediar el asunto. En 2011 Walmart China reconoció discrepancias en el precio de los inventarios y luego de una nueva investigación se tomaron una serie de medidas preventivas, cambios en el liderazgo y acciones disciplinarias", indicó a BBC mundo.
De acuerdo a Bloomberg, la compañía está siendo investigada por el Departamento de Justicia estadounidense y la Securities and Exchange Commission (SEC), órgano regulador del mercado financiero de ese país, por posibles violaciones de la ley contra prácticas corruptas en el extranjero.
En cuanto al futuro en China las señales son contradictorias.
A principios de diciembre, la compañía señaló que eliminará unos 30 tiendas de las alrededor de 400 que tiene en el país, pero que al mismo tiempo se crearán unos 6.000 nuevos puestos con la apertura de 31 tiendas y centros de distribución.


domingo, 7 de septiembre de 2014

Disciplina draconiana método Chino para corregir niños rebeldes

Tomado de El Mundo
Nota de Compartiendo mi opinión: La publicación de este artículo no implica que se esté de acuerdo ni se sugiera de forma alguna métodos extremos de corrección a los niños

En todo el país son más de 300 campamentos de este tipo

Electroshock para los hijos rebeldes

Por Diego Torres

 

La receta de los polémicos campamentos donde los chinos envían a hijos descarriados

Caminatas de 60 kilómetros, privación del sueño y de comida, castigos físicos...

En junio murió una chica a golpes

Pasamos 48 horas en uno de estos centros de reeducación


De verdad estáis tan cansados? Yo creo que no. Lo que pasa es que no tenéis disciplina. Nunca en vuestra vida habéis comido amargura». Cuarenta niños desde los ocho años escuchan la arenga del monitor,Tang Qiang, vestidos con uniforme militar y formados en pelotón. Están destrozados después de una marcha de 35 kilómetros bajo el sol abrasador de las montañas de Chongqing. Tang, ex soldado, habla encaramado a un muro, mirando hacia abajo a los jóvenes. Son las seis de la tarde. Se han levantado a las cinco de la mañana. Y aún les queda lo peor. Otros 25 kilómetros de una caminata que acabará a las dos de la madrugada.

El pelotón descansa a la sombra 20 minutos antes de comer. Una chica, sin embargo, permanece de pie. No ha cumplido las reglas. «Es el caso más grave que tenemos», explica Kang Yusong, director del centro. «Amenazaba a sus padres con no comer, con suicidarse y siempre conseguía imponer su voluntad. Aquí trata de hacer lo mismo, se pasó cuatro días sin probar bocado, se orina en la ropa y se hace la loca para evitar caminar», afirma. La joven tiene la mirada perdida, una sonrisa tenebrosa y la cara bañada en sudor.

El Campamento Juvenil de Entrenamiento Especial Kangyida de Chongqing es uno de los centros de internamiento para niños y adolescentes que han surgido en China desde mediados de la pasada década. Sólo en Chongqing hay ocho. En todo el país son más de 300. Se trata de escuelas privadas, donde los padres envían a los hijos descarriados con la esperanza de que la férrea disciplina militar consiga enderezarlos. En estos sitios acaban los balas perdidas de la escuela, los que coquetean con las drogas, los rebeldes incontrolables y, fundamentalmente, los llamados adictos a internet, que conforman el grupo más numeroso.

En junio, Guo Lingling, una chica de 19 años, murió tras ser castigada a golpes en un campamento de Zhengzhou. ¿Su delito? Fue al baño sin pedir permiso. Hasta cinco instructores estuvieron empujándola y zancadilleándola para hacerla caer durante dos horas. Los alumnos del centro contemplaron el escarmiento en el patio. Cuando se metieron en sus dormitorios, continuaron escuchando los gritos de dolor de la muchacha, hasta que finalmente se extinguieron. Guo llegó cadáver al hospital debido a un traumatismo craneal y a una hemorragia interna, según reveló la autopsia. Ninguno de sus compañeros o de sus profesores, movió un dedo en su ayuda. Nadie se sorprendió del castigo. Era el procedimiento habitual del internado.

Otro niño de 15 años murió en 2009 en la ciudad de Nanning debido a la paliza que le propinaron los instructores. Y hay más jóvenes que se han suicidado lanzándose por la ventana o que han fallecido durante las agotadoras sesiones de entrenamiento en este tipo de centros militarizados. Se han denunciado también prácticas propias de la base de Guantánamo, como la privación de sueño y de comida, o incluso tratamientos por electroshock para curar las adicciones. A cada golpe de crueldad divulgado por los medios locales, la opinión pública reacciona con indignación. Pero la mayoría de los campamentos sigue en pie. Y los padres continúan enviando a sus hijos. Algunos por desconocimiento o desesperación. Otros porque realmente creen que la letra con sangre entra.

«Los episodios de violencia ocurren porque los campamentos priman el beneficio económico sobre la rectitud moral», defiende Kang. Algunas escuelas no disponen de instructores suficientes para mantener el orden por otros medios, y pegar a los niños es la forma más rápida de imponer la disciplina, explica el director, que cree que estos métodos son contraproducentes. Kang, que fundó su escuela en 2007, asegura que, salvo excepciones, como cuando un estudiante levanta la mano al instructor, en su campamento no se hace uso de la violencia. En los dos días que Crónica pasa con los 40 niños del centro, los monitores, varios de ellos ex soldados, además de profesores y estudiantes de psicología en prácticas, no hacen ningún amago de golpear a los jóvenes.

Kang cree que lo que necesitan estos niños problemáticos es lo que los chinos llaman «comer amargura»: disciplina, ejercicio físico, trabajo duro, levantarse temprano, sudar bajo el sol, aprender de la vida dura de los campesinos... La mayoría se adapta rápido al régimen militarizado del centro, asegura. Para los pocos que no lo hacen, el director reserva un trato personalizado. «Todo niño tiene su punto débil; sólo hay que encontrarlo», explica. A veces, la herramienta para doblegar las voluntades rebeldes es el hambre. «No los llamamos para comer», afirma. En otros casos es el miedo. «A una chica de 13 años que amenazaba con suicidarse le dije que la iba a llevar al hospital, a la morgue, para que viera y tocara los cadáveres».

En la marcha, los chicos caminan en dos filas paralelas. Algunos van cogidos de la mano, tratando de ayudarse mutuamente. Dos de los más pequeños se agarran a un cordel del que tira una de las profesoras, que los anima con dulces embustes: «No queda nada, sólo un poquito más». Cuando las fuerzas flaquean, la voz de uno de los chavales se alza: «¡Ánimo compañeros!». Pero conforme se suceden los kilómetros, a 35 grados en la sombra, el cansancio impone su ley por encima de la disciplina. Uno de los niños se desmaya y lo cargan en una furgoneta. Un adolescente, de los más altos del grupo, que anda cojeando con una mueca de dolor en la cara, rechaza subirse al mismo vehículo movido por orgullo.
Clases y entrenamiento
La caminata de 60 kilómetros es una de las actividades de verano. La mayor parte del tiempo los niños están encerrados en la escuela. Por la mañana dan clase y por la tarde entrenamiento físico. O viceversa. No pueden utilizar el teléfono ni internet. Solo les está permitido enviaruna carta semanal a sus padres. El centro organiza un encuentro con estos en el recinto escolar cada dos meses. Los jóvenes pasan generalmente periodos de seis meses o un año en el internado. Algunos más.

Casi todos llegan engañados. «Pensaba que veníamos a divertirnos en Chongqing, pero el segundo día ya me di cuenta de que había venido a comer amargura, a trabajar duro y a entrenarme en la disciplina militar», se lamenta Tian Heshan, un chico de 11 años que lleva 15 días en el centro. «Al principio no conseguía seguir los ejercicios, pero he notado que me voy poniendo en forma; en casa estaba todo el día jugando al ordenador, y tenía problemas en la vista; aquí he notado mejoría», cuenta.

A su alrededor, los chicos, que duermen sobre esterillas en el suelo, se van desperezando. Desde que se despiertan, comienzan a recibir órdenes. Los 40 jóvenes están divididos en tres grupos, que pliegan simultáneamente la fina alfombra sobre la que descansan, preparan después los bártulos, se lavan los dientes, limpian los utensilios personales, y se dirigen en fila al baño. Cada tarea tiene su momento concreto. Los instructores vigilan la puesta en marcha del pequeño ejército. «¡Más rápido!», grita uno cuando los chicos se retrasan. La joven más conflictiva permanece apartada, erguida y quieta, cociéndose esta vez bajo el sol, por orden de los supervisores. «No se ha puesto todavía los zapatos», justifica una profesora.

Las familias abonan unos 4.000 euros por seis meses de internamiento. Son hogares de clase media. Muchos no saben controlar a sus hijos, comunicarse con ellos o qué valores transmitirles. Otros están demasiado ocupados. «Resolver los problemas de los niños es fácil, lo complicado es resolver los de los padres», explica Huang Rongrong, la mujer de Kang.

El sistema educativo chino es muy exigente, está orientado a producir resultados en los exámenes y no se ocupa de los alumnos que quedan atrás. Los niños deben dedicar jornadas de 12 horas, a veces seis días a la semana, a memorizar textos y repetir los ejercicios de los exámenes. No hay tiempo para distracciones. Ni para juegos. Muchos encuentran en la red una vía de escape fuera del control de los padres y de los profesores. La adicción a internet, además, está catalogada en China como un desorden mental, pero la psicología y la psiquiatría afrontan aún enormes obstáculos en el país, fruto de tabúes, estigmas y prejuicios. Mucha gente prefiere confiar sus hijos a la mano dura de los soldados que a las ciencias ocultas de los loqueros.

Xiong Zhangbing mandó a su hijo hace dos años al centro Kangyida de Chongqing. El chico, de 13 años, se refugia en las faldas de su abuela mientras los adultos comen caldo caliente. «En China la vida es muy dura, hay que estar preparado para trabajar horas extras, los fines de semana, o cuando sea; por eso quería que mi hijo comiera amargura», explica.

Su mujer, Lei Qin, asegura que tras el periodo en el campamento, el niño llegó muy obediente, aunque ha empezado de nuevo a estropearse. «Deberíamos desempeñar nosotros la tarea de educarlo, pero estamos muy ocupados», asegura la mujer, que acaba de llegar de viaje de negocios por Europa y se dedica a la cosmética. «En China hay mucha presión por los estudios, los niños de ahora están confusos, se refugian en internet, y nosotros los adultos también estamos desorientados», matiza. El chico, que ha permanecido callado toda la cena, responde de pronto a esta última afirmación con una queja que le sale de las entrañas: «¿Y por qué no vas tú al campamento?».


domingo, 24 de agosto de 2014

Cinco lugares exóticos para visitar

 Tomado de El Clarín


Destinos exóticos: de Egipto a China, 5 íconos imperdibles

Patrimonio de la Humanidad o Maravillas del Mundo, estos sitios históricos convocan viajeros de todos los rincones del mundo.
Gran Muralla China (China). Esta antigua fortificación china, Patrimonio de la Humanidad desde 1987 y elegida hace pocos años como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, fue construida -y reconstruida varias veces- a lo largo de mil años, entre el siglo V aC. y el siglo XVI dC. Su objetivo era proteger el Imperio de los ataques de los nómadas de Manchuria y Mongolia. Dicen que la muralla superaba los 8.800 kilómetros de largo, aunque hoy sólo se conserva menos de la mitad de esta construcción que alcanza de 6 a 7 metros de alto y que se cobró la vida de 10 millones de personas. Desde Baijing, una de las zonas de la muralla más visitadas -y mejor conservada- es Badaling, a 80 kilómetros de la capital china.


Taj Mahal, Agra (India). La ciudad de Agra, a orillas del río Yamuna, conserva uno de los grandes tesoros arquitectónicos de India: el Taj Mahal. Bajo las ódenes del emperador Shah Jahan, de la dinastía mogola, este complejo de edificios se construyó entre 1631 y 1654 para honrar a su esposa favorita, Arjumand Bano Begum -le decían Mumtaz Mahal, "la elegida del Palacio"- quien murió al dar luz a su decimocuarta hija. El edificio más reconocido es el mausoleo de mármol blanco con cúpula. El Taj Mahal es Patrimonio de la Humanidad desde 1983 y también una de las Nuevas Sieta Maravillas del Mundo Moderno.


Gran Pirámide de Giza (Egipto). La mayor de las pirámides de Egipto y la única de las Siete Maravillas Antiguas que aún sigue en pie, se calcula que la Gran Pirámide de Giza fue mandada a construir por Keops en el 2570 aC. Su interior guarda tres cámaras pricipales: la cámara del Rey, la cámara de la Reina y la cámara Subterránea. Si bien existen muchas teorías, sigue siendo un misterio cómo se construyó este monumental edificio con los recursos de aquella época.


Santa Sofía, Estambul (Turquía). Es, sin dudas, uno de los íconos de Estambul y su cúpula de más de 30 metros de diámetro define las postales de esta ciudad turca. Llamada Ayasofya por los turcos, la reconstrucción del edificio actual corresponde al mandato de Justiniano (años 532 y 537) y se la considera obra maestra del arte bizantino. Fue Catedral católica entre 1204 y 1261; en 1453, bajo el Imperio Otomano fue convertida en mezquita -período en el que ganó cuatro minaretes- y en 1935 se transformó en museo.


Kiyomizu-dera, Kioto (Japón). Ubicado al este de Kioto, en el monte Otowa, el templo de Kiyomizu fue construido en el año 778. Su nombre se debe a una catarata de agua clara y pura cuyo origen está en el mismo monte. El templo ofrece a los visitantes bellas vistas panorámicas de Kioto. En el interior, su principal figura es la imagen de once caras y mil brazos de Kannon Bosatsu. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994.