lunes, 21 de octubre de 2013

A propósito de la propuesta de privatización de las cárceles de El Salvador anunciada por Quijano

Artículo tomado de El País
Introducción por Luis Montes Brito

¿Quiénes serían los beneficiados con este millonario negocio?

Introducción de compartiendo mi opinión:

¿Recuperemos El Salvador?

A continuación un artículo publicado por el prestigioso periódico español El País, basado en la traducción del inglés al español  de uno publicado por The New York Times, bajo la responsabilidad del premio nóbel de economía del 2008, Doctor Paul Krugman.

Aunque el caso planteado en el artículo es sobre el modelo de privatización en el sistema carcelario estadounidense, se deduce que este tendrá gran influencia, si ganara ARENA, en la anunciada privatización de cárceles en El Salvador revelada en el plan de gobierno del candidato tricolor, Norman Quijano, y publicada por el diario digital ElFaro.net en su artículo  Arena se casa con los subsidios y propone privatizar las cárceles.  La cual de llevarse a cabo, se daría con  menos transparencia que en el caso estadounidense, como han sido las demás privatizaciones de la cosa pública salvadoreña, un negocio que casualmente termina, con muy pequeñas variantes, favoreciendo a los pequeños grupos de siempre.

Ya casi todo está privatizado en El Salvador , todavía quedan algunos negocios lucrativos como las cárceles, la salud y el agua. Estarán contempladas dentro de las ideas de gobierno de Norman Quijano? Será esto a lo que se refiere ARENA con el eslogan Recuperemos El Salvador? Por responsabilidad y transparencia es necesario que Quijano amplíe los detalles  sobre sus intenciones privatizadoras.

Tomado de El País 
24 de Junio de 2012


La derecha estadounidense incluye las prisiones en su campaña en favor de las privatizaciones

A lo largo de los últimos años, The New York Times ha publicado varios informes aterradores sobre el sistema de casas de reinserción de Nueva Jersey, que están dirigidas de forma privada y que complementan el sistema normal de prisiones. La serie es un modelo de informes de investigación que todo el mundo debería leer, pero que también debería observarse en un contexto. Los horrores que describe forman parte de una pauta más amplia en la que las funciones básicas de gobierno se están privatizando y deteriorando.
Antes que nada, respecto a esas casas de reinserción: en 2010, Chris Christie, el gobernador del Estado —que mantiene unos vínculos personales estrechos con Community Education Centers, el mayor operador de estas instalaciones, y que antes trabajó como miembro de un grupo de presión para el grupo— describía las operaciones de la empresa como “una representación de lo mejor del espíritu humano”. Pero los informes de The Times describen, en cambio, algo más parecido a un infierno en la tierra: un sistema mal dirigido, sin personal suficiente y con unos trabajadores desmoralizados, del que los individuos más peligrosos escapan con frecuencia para causar estragos, mientras que los delincuentes relativamente poco peligrosos se enfrentan al terror y a los abusos por parte de otros internos.
Es una historia terrible, pero, como dije, tienen que verla en un contexto más amplio, en el de una campaña en todo el país de la derecha estadounidense para privatizar las funciones de gobierno, que incluye el funcionamiento de las cárceles. ¿Qué hay detrás de esta campaña?
Podríamos sentirnos tentados a decir que refleja la fe de los conservadores en la magia del mercado, en la superioridad de la competencia del libre mercado sobre la planificación del Gobierno. Y sin duda alguna, es la forma en la que a los políticos de derechas les gusta enfocar el asunto.
La privatización puede funcionar como una forma sigilosa de endeudamiento público
Pero si lo pensamos, aunque solo sea un minuto, nos damos cuenta de que lo único que las empresas que forman el complejo industrial penitenciario —como Community Education o el gigante de las cárceles privadasCorrections Corporation of America— no están haciendo desde luego es competir en un libre mercado. En lugar de eso, viven de los contratos públicos. No existe ningún mercado libre aquí, y no existe, por tanto, ninguna razón para esperar alguna mejora mágica en la eficiencia.
Y, como era de esperar, a pesar de las numerosas promesas de que la privatización de las cárceles daría lugar a un enorme ahorro de costes, ese ahorro —como concluía un exhaustivo estudio de la Oficina de Asesoría Jurídica, que forma parte del Departamento de Justicia— “sencillamente no se ha materializado”. Si los operadores de prisiones privados logran ahorrar dinero, es mediante “reducciones de personal, prestaciones y otros costes relacionados con el trabajo”.
Así que, veamos: las cárceles privatizadas ahorran dinero empleando a menos guardias y a menos trabajadores, y pagándoles mal. Y luego tenemos historias terribles sobre la forma en que se dirigen estas cárceles. ¡Qué sorpresa! Entonces, ¿qué hay detrás de la campaña para privatizar las cárceles, y casi todo lo demás?
Una respuesta es que la privatización puede funcionar como una forma sigilosa de endeudamiento público, en la que los Gobiernos evitan registrar gastos por adelantado (o incluso recaudan dinero vendiendo las instalaciones existentes) mientras aumentan los costes a largo plazo de forma que los contribuyentes no pueden ver. Oímos hablar mucho de las deudas ocultas en que los Estados han incurrido en forma de pensiones de jubilación; pero no oímos hablar mucho de las deudas ocultas que se están acumulando actualmente en forma de contratos a largo plazo con empresas privadas contratadas para dirigir las cárceles, los colegios y más establecimientos. Otra respuesta es que la privatización es una manera de deshacerse de los empleados públicos, que tienen la costumbre de sindicarse y que tienden a votar a los demócratas en cualquier caso.
Pero la respuesta principal, sin duda alguna, es seguir el dinero. Da igual lo que la privatización supone o no para los presupuestos estatales; piensen, en cambio, en lo que supone para los fondos de las campañas y las finanzas personales de los políticos y sus amigos. A medida que se privatizan cada vez más funciones públicas, los Estados se convierten en paraísos en los que hay que pagar para poder participar, en los que tanto las contribuciones políticas como los contratos para los amigos y los familiares se convierten en un quid pro quo para conseguir negocios públicos. ¿Las empresas se están apoderando de los políticos, o son los políticos los que se están apoderando de las empresas? ¿Tiene alguna importancia?
Ahora alguien señalará seguramente que el Gobierno no privatizado también tiene sus problemas de influencia excesiva, que los sindicatos de guardias de prisiones y de maestros también tienen influencia política, y que esta influencia distorsiona a veces la política pública. Me parece bien, pero esa influencia tiende a ser relativamente transparente. Todo el mundo conoce esas pensiones públicas posiblemente excesivas; fue necesaria una investigación de The Timesdurante varios meses para sacar a la luz el informe del infierno de las casas de reinserción de Nueva Jersey.
Por tanto, la cuestión es que no deben suponer que lo que The Timesdescubrió sobre la privatización de las cárceles en Nueva Jersey es un caso aislado de mala conducta. Por el contrario, casi con toda seguridad es un destello de una realidad paulatina y generalizada, de un nexo corrupto entre la privatización y la influencia que está debilitando al Gobierno en gran parte de EE UU.
Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de 2008.
© New York Times Service 2012.
Traducción de News Clips. 

sábado, 19 de octubre de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: BAJA AUTOESTIMA



       Muy frecuentemente, los noticieros se hacen eco de alguna tragedia sucedida en un colegio de cualquier ciudad del mundo, normalmente de los países más desarrollados, en la que algún alumno o ex alumno acaba con la vida de numerosas personas, a parte de la suya propia, en el centro educativo. Tragedias de este tipo ya han sucedido repetidamente, sobre todo en Estados Unidos, y con la baja autoestima del protagonista permanente, como elemento de fondo presente en todos los casos; no como ingrediente único, por supuesto, pero sí como uno fundamental.

       ¿Qué ha sucedido en todos los años de niñez y adolescencia para que alguien que nació como cualquier otro niño, termine en una situación así?

¿Cómo ha sido el proceso de deterioro de la autoestima?

La autoestima es la valoración de uno mismo en función de la relación con su medio familiar, escolar y social; normalmente en este orden de importancia, en función de la amplitud y cercanía de dichos ámbitos con la propia persona. Podría decirse que es suficiente con que la relación de la persona con uno de esos tres medios no sea adecuada para que exista deterioro de la autoestima, pero es frecuente que la relación inadecuada sea con dos, y hasta con los tres medios.

Las consecuencias de ello van mucho más allá de estos trágicos episodios a los que aludía. Suicidios adolescentes o intentos de suicidio son otra de las consecuencias habituales. Pero la más habitual de todas es la integración del adolescente en grupos antisociales, cuyos miembros tienen el mismo denominador común, la baja autoestima, y el deseo de confrontación, venganza, y de hacer daño al grupo social que les rechaza.

       El niño, a los escasos años de vida, en que empieza a tener conciencia de sí mismo y de su relación con el entorno, normalmente tiene una autoestima alta, y son las condiciones de la atención, educación y trato familiar las que, en primera instancia empiezan a modelar esa autoestima, fortaleciéndola, o deteriorándola. Posteriormente, las condiciones de su desempeño escolar también van adquiriendo cada vez más importancia, y finalmente, en la adolescencia, las circunstancias de tipo social pueden llegar a volverse fundamentales en la modelación de la autoestima.

¿Qué es lo que sucede es esos primeros años de vida, hasta la mayoría de edad, para que niños que vienen a la vida en igualdad terminen tomando rumbos tan opuestos?

En posteriores espacios analizaré cada uno de esos ambientes de forma independiente.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

viernes, 18 de octubre de 2013

McCain, Lindsey Graham y otros expertos republicanos culpan al Tea Party de humillante fracaso

Tomado de El País


Demócratas, 1; Republicanos, 0

Acorralado entre los moderados y el Tea Party, el partido de Lincoln se pregunta el porqué de la derrota


Por Yolanda Monge

Desde la sabiduría que dan los años de experiencia en una arena como la del Capitolio de Washington, el senador republicano John McCain decía aquello tan manido de “si ya lo sabía yo”. Desde que comenzó la crisis fiscal —y no a toro pasado—, que ha tenido a EEUU en vilo y a la que se sumó la posibilidad de entrar en suspensión de pagos si no había un acuerdo entre ambas bancadas del Congreso, el senador por Arizona y antiguo contendiente por la Casa Blanca no ha dejado de repetir el mismo mantra: “Yo sé cómo va a acabar esto”. Mal.
“Lo sabía, sabía que tendría este final”. McCain confirmó sus peores temores la noche del miércoles, cuando la Cámara de Representantes había aprobado una ley consensuada en el Senado que extendía el presupuesto hasta mediados de enero y elevaba el techo de la deuda hasta el 7 de febrero del año próximo. Pero lo que medió, desde que se inició la crisis el pasado 1 de octubre y su resolución más de dos semanas después, han sido 16 días que han dañado la imagen —y los números en los sondeos— del Partido Republicano y han probado que, esta vez, el presidente Barack Obama no iba de farol cuando dijo que no permitiría que los republicanos usaran el cierre del Gobierno o la posible bancarrota para presionarle a hacer cambios en sus decisiones políticas.
McCain calificó lo sucedido estas dos semanas como “uno de los capítulos más vergonzosos” de los años que ha pasado en el Congreso y calificó los debates sobre la crisis fiscal como “una odisea agonizante”. Tras librar una fútil campaña para dañar la reforma sanitaria de Obama a través de arrebatarle los fondos federales, tanto extremistas como moderados del partido de Lincoln se rendían incondicionalmente en la noche del miércoles.
El senador por Carolina del Sur Lindsey Graham, otro dinosaurio del establishment que era Capitol Hill hasta el desembarco del Tea Party, calificaba lo sucedido como de oportunidad perdida para los republicanos y ganada para los demócratas. “Han sido las mejores dos semanas en los últimos tiempos para el Partido Demócrata, porque estuvieron fuera del foco de atención y no tuvieron que exponer sus ideas”, dijo Graham.
Perdidos, los miembros del Partido Republicano intentan responder —sin suerte— a preguntas tan básicas como quién, cómo, por qué y, sobre todo, qué pasará a partir de ahora. En este punto, McCain vuelve a insistir y demanda que alguien responda por lo sucedido, una batalla que ya aventuró perdida de antemano. “Alguien me lo tendrá que explicar”, apostilló el político y veterano de guerra.

Durante los pasados 16 días, en entrevistas con personas que vivieron de cerca el último cierre de la Administración —el que fue a caballo entre 1995 y 1996 con Bill Clinton en la Casa Blanca y Newt Gingrich como presidente de la Cámara— parece haber quedado claro que cada vez que el Gobierno legisla a golpe de crisis lo que se daña de forma alarmante es la confianza del público en las instituciones y los partidos, en este caso el republicano.
“Lo intentamos y fracasamos”, decía Mick Mulvaney, representante republicano por Carolina del Sur. “Quiero olvidarlo y pasar página”, decía la senadora por Alaska, Lisa Murkowski, intentando —como McCain— reconciliarse con la idea de que ya sabía de antemano que era una guerra en la que no ganarían ni siquiera una batalla. Más amarga —si cabe— era la conclusión extraída por el senador republicano por Misuri, Roy Blunt. “Logramos crear una división entre nuestras filas sobre algo en lo que estábamos unidos, sobre un asunto que no era alcanzable”, puntualizó Blunt para confirmar que tras un final de verano pésimo para Obama, los republicanos le habían servido una victoria en bandeja de playa en otoño.
Y por supuesto está Boehner, John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes, un hombre al que el Tea Party ha palmeado la espalda por no dar su brazo a torcer al principio de las negociaciones pero cuyo pulso es ahora más frágil que nunca para tomar las riendas de la que es quizá una de las Cámaras menos productivas de la historia reciente, precisamente por la incapacidad de Boehner de lograr mayorías frente a leyes polémicas. “El presidente no tiene un plan nítido para unificar a una bancada que ha dado muestras constantes de división cuando necesitaba permanecer unida”, editorializaba ayer el diario The Washington Post. “Lo mejor que le puede pasar es que sus congresistas hayan aprendido la lección finalmente y asuman que es mejor permanecer juntos que poner zancadillas a tus líderes de partido”. 

Radicalismo del Tea Party condujo a Boehner a una derrota humillante

Tomado de El País


La derrota de John Boehner
El presidente de la Cámara de Representantes de EE UU simboliza el fracaso de la estrategia republicana

Por Yolanda Monge

Arrastrando su profundo acento sureño, el senador republicano de Carolina del Sur Lindsey Graham reconocía estos días haber participado en varios intentos por echar del poder al expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, quien dimitió en 1998 tras ser culpado del anterior cierre de la Administración y de la dolorosa pérdida de escaños republicanos en la Cámara. “Me gustaría esta vez participar en mantener al presidente en su puesto porque, francamente, creo que se lo merece”, finalizó Graham en referencia a John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes del Congreso de EE UU.
John Boehner, la segunda persona en la línea de sucesión de Barack Obama después del vicepresidente Joe Biden —lo que en teoría le convierte en el tercer hombre con más poder del país— ha sido la figura clave sobre la que han estado todos los ojos desde que comenzó la crisis hace ya tres semanas. En teoría, en su mano estaba acabar con la incertidumbre y el caos político que se han adueñado del país y permitir la extensión del presupuesto y aumentar el techo de la deuda.
Por qué no lo hizo puede responderse con varias teorías, desde la más común —que las filas del Tea Party tenían secuestrada su voluntad— hasta la más pueril, que toda la negociación se le ha ido de las manos y ha sucumbido al pulso de la Casa Blanca, que desde el principio anunció que no daría ni un solo paso atrás en la reforma sanitaria, barco insignia —y posiblemente único logro— de la era Obama.
La escenificación de la derrota de Boehner llegó cuando este hombre de humildes orígenes de Reading (Ohio) tuvo que morderse el labio y presentar a votación en la Cámara el acuerdo alcanzado en el Senado para evitar la suspensión de pagos y permitir que el dinero abriera la Administración cerrada desde el pasado día 1. Con 63 años —a un mes de cumplir 64—, Boehner, alcanzó el punto máximo de su bochornosa caída el pasado martes cuando no fue capaz de que los miembros de su partido aprobasen un plan para sortear la bancarrota y poner fin al famoso shutdown.
El manejo por parte de Boehner del penúltimo capítulo de la crisis ha sido calificado de “desastre” y “humillante fracaso”. Tanto fue así, que el conservador Wall Street Journal editorializaba destrozando la estrategia —si es que la había— del Partido Republicano diciendo que más hubiera valido que “este hubiera entregado el mazo de mando al líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid”.
Los analistas lo definieron como “un negociador clásico” cuando asumió el cargo en 2011 —tras hacerse los republicanos con la Cámara en las legislativas de 2010—, de esos que desde el Capitolio alimenta sus lazos con las grandes corporaciones y los hombres de negocios. Boehner lleva sufriendo tres años de batallas internas en su partido, con la reforma sanitaria como caballo de batalla de los radicales adscritos al Tea Party, con nada que perder y mucho que ganar.
No es el caso de Boehner, segundo de 12 hermanos y primer miembro de su familia en acceder a la universidad. Tras un cierre de la Administración que ha durado 16 días y ha sido provocado por los republicanos, al final del día y de la crisis, esos republicanos —con Boehner a su cabeza— no tendrán nada que colocar en la columna del haber excepto pérdidas.
Mucho se ha especulado sobre si Boehner podría perder su puesto debido a la actual y última crisis y por no haber frenado las veleidades del Tea Party, que ya votó en contra del político como líder del caucuscuando este inició su actual mandato. Criticado tanto por demócratas como republicanos por ser en exceso acomodaticio con esa pequeña facción que responde a la ideología de la extrema derecha, Boehner puede que haya pensado más en su puesto que en el país a la hora de tomar decisiones en este conflicto, pero lo cierto es que no hay ningún caso en la historia del Congreso de un presidente de la Cámara que haya sido expulsado en medio de la legislatura.
En un ejercicio de comparación cinematográfica —y sumando lo aficionado a las lágrimas que es Boehner—, una publicación digital se preguntaba esta semana si John Boehner no sería el equivalente a Fredo, la oveja negra de la familia Corleone en la saga de El Padrino. La buena noticia, proseguía la tesis siguiendo la analogía, es que Boehner acabaría traicionando a su propia sangre y conspirando con el enemigo. The Daily Beast acababa su artículo con una recomendación siniestra para el presidente de la Cámara: “Evitar salidas en barca a pescar al amanecer”. 

jueves, 17 de octubre de 2013

Mercados globales reaccionan positivamente ante acuerdo en el congreso EEUU

Tomado de La Voz de América

Bolsa de Singapur: muchos alrededor del mundo recibieron aliviadas el acuerdo de último minuto alcanzado por los legisladores en Washington.

El mundo respira aliviado con fin de la crisis

El impase en el Congreso sacudió los mercados financieros globales y amenazó con manchar la imagen de Estados Unidos como un país sin riesgos para gobiernos e inversionistas.

Líderes políticos, inversionistas y la gente en general alrededor del mundo recibieron aliviadas el acuerdo de último minuto alcanzado por los legisladores en Washington para aumentar el límite de la deuda y evitar un potencialmente catastrófico default o incumplimiento financiero.

El impase sacudió los mercados financieros globales y amenazó con manchar la imagen de Estados Unidos como un país sin riesgos para gobiernos e inversionistas, que normalmente colocan billones de dólares en su economía.

El Ministerio de Relaciones Exteriores en Beijing dijo este jueves que el acuerdo sirve a los intereses de EE.UU. y que también ayudará a la estabilidad económica mundial y al desarrollo.

La prensa estatal china acusó a los legisladores estadounidenses de “mantener en rehén a todo el mundo” y advirtió que el impase significa que los bonos del Tesoro de EE.UU. puede que no sean más una inversión segura.

China es el mayor acreedor de la deuda del gobierno de EE.UU. y ha emitido reiteradas advertencias sobre el impacto global de un default por parte de Washington.

Por otra parte, la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, recibió con beneplácito el acuerdo pero exhortó a los legisladores estadounidenses a reducir la incertidumbre que rodea la política fiscal aumentando el límite de la deuda en una forma más extensa.

Los mercados accionarios asiáticos, que han estado aguardando nerviosamente una resolución de la crisis estadounidense, mostraron poca respuesta este jueves. Las acciones en Tokio cerraron con un alza del 0,8%. Seúl agregó casi un 0,3%. Hong Kong, sin embargo, cerró con una baja de 0,60%, mientras Shanghái finalizó el día con una baja de 0,2%.
 

Republicanos del Tea Party dan por muerta la Reforma Migratoria

Agencias Noticiosas

Raúl Labrador de Idaho, Congresista Republicano de origen latino y representante del movimiento intransigente Tea Party 

Reforma migratoria está muerta, dice congresista republicano


Incluso antes de que el plenario del Senado votara para aprobar el acuerdo bipartito que reabrirá el gobierno, evitará el peligro de cesación de pagos y terminará con uno de los incidentes más extraños en la historia política contemporánea del país, antes de que vote luego la Cámara Baja y que lo firme el presidente, comenzaban a analizarse las consecuencias y los resultados de este enfrentamiento. ¿Cómo incidirá sobre los otros aspectos de la política nacional, y especialmente sobre aquellas decisiones que requieren cooperación entre los grandes partidos?
Y específicamente, ¿cuál será ahora el destino de la reforma migratoria?
La reforma está muerta, dice al respecto el congresista Raúl Labrador de Idaho. Labrador, un latino republicano y representante del movimiento intransigente Tea Party, dijo en un evento con otros conservadores que "no pueden confiar más en el presidente en el tema migratorio".

"Creo que lo está... que negociemos con el Presidente Obama después lo que hizo en las últimas dos semanas y media, pienso que sería un gran error".
El martes, informa Foley, Obama dijo a Univisión que "volverá a la reforma migratoria inmediatamente después de que los temas fiscales sean solucionados, pese a que los republicanos de la Cámara de Representantes parecen reticentes a aprobarla".
"Una vez que ésto esté hecho, al día siguiente estaré presionando para llamar a un voto sobre la reforma migratoria... y si tengo que unirme a otros proponentes (de la reforma) y seguir hablando de ello, y seguir presionando, lo haré, porque creo que es realmente importante para el país. Y el momento para hacerlo es ahora", dijo Obama.
Hasta hace cuatro meses, Labrador era considerado un importante proponente de la reforma, un puente en la Cámara Baja entre los miembros conservadores del partido Republicano y los demócratas al igual que el Marco Rubio en el Senado, escribe Foley. Labrador fue parte de un grupo bipartito que elaboró propuestas migratorias, pero salió del mismo en junio. Dos republicanos más se retiraron del grupo posteriormente y éste cesó de existir.
"Cada vez que nos acercábamos a algo sobre lo cual podíamos estar de acuerdo, el Presidente y su partido seguían presionando", dijo Labrador. "Esta es la manera que tiene ese tipo de negociar... solo en una actitud de no tomar prisioneros, no es sano para el pueblo estadounidense y no es sano para la reforma migratoria", dijo Labrador.
Ahora, dice Labrador, no quiere que la Cámara Baja apruebe ningun tipo de reforma migratoria, incluso parcial, porque la pueden llegar a combinar con la ley de reforma ya aprobada por el Senado y a la cual se opone.
Respecto a Obama, Labrador dijo que "lo que hizo en las últimas dos semanas y media fue tratar de destruir al Partido Republicano... Todo lo que hagamos de ahora en adelante con este presidente sobre el tema de la inmigración será con el mismo objetivo, de destruir al partido Republicano".  

Aprobado acuerdo fiscal, ahora es momento de volver a la Reforma Migratoria dice Obama

Tomado de The Huffington Post  

Crisis de gobierno: se llega a un acuerdo

Por Gabriel Lerner

Pasada la medianoche del miércoles, el presidente Barack Obama ratificó con su firma la resolución de ambas cámaras del Congreso por la cual se reabren las agencias de gobierno federal y se sube el tope de la deuda de Estados Unidos, evitando así una crisis financiera de grandes proporciones.
Dos horas antes, la Cámara de Representantes de Estados Unidos había aprobado la moción para llevar a su fin el cierre escalonado de las agencias del gobierno federal y para evitar que el país carezca de fondos suficientes para pagar sus obligaciones.
Con ello llegó a su fin el más encarnizado ataque por parte de una facción del partido de oposición republicano - la del movimiento radical Tea Party - contra la administración Obama, en su intento de anular, suspender o enmendar la Ley de Cuidado de Salud de Bajo Costo, llamada Obamacare.
La moción fue generada en el Senado al cabo de arduas negociaciones entre el líder de la mayoría demócrata Harry Reid y republicana Mitch McConnell. El Senado aprobó una medida idéntica una hora antes por 83 votos contra 18.
El voto en la Cámara baja fue de 285 contra 144, en donde los 200 demócratas votaron a favor y los 217 republicanos se dividieron.
El costo de la crisis, según una agencia financiera, fue de más de 24,000 millones de dólares.
Actualización 8:29 PM hora de Washington
Obama habló por tres minutos a la nación en momentos que el Senado ya aprobó el acuerdo fiscal y antes de la votación de la Cámara de Representantes.
Sugirió el mandatario que ahora es el momento de volver a la reforma migratoria, a una propuesta presupuestaria bipartita y de común acuerdo, poniendo "las últimas tres semanas tras nuestro", sin "enfocarnos en las elecciones sino en las vidas concretas de la gente".
Obama agradeció a los líderes del Congreso que llevaron al acuerdo y manifestó su esperanza de que la próxima vez no sea en el último momento.
Actualización 8:11 PM hora de Washington
El Senado de Estados Unidos aprobó por 81 votos contra 18 el acuerdo que lleva a su fin la crisis fiscal, reabre el gobierno e impide que el goiberno se quede sin fondos autorizados para pagar sus deudas.
La ley ahora pasa a aprobación de la Cámara de Representantes.
El Presidente Barack Obama anunció que hablaría a la nación en pocos minutos, incluso antes de la votación en la Cámara Baja, lo cual es criticado por el liderazgo de la agrupación de oposicion.
El artículo en el Huffington Post que así lo anuncia detalla: el cierre de gobierno (shutdown) está muerto. Obamacare está vivo.
Una nueva encuesta del instituto PEW anunciada hoy dice que la mitad de los republicanos no ven al movimiento Tea Party como parte de su agrupación.
Actualización 7 30 PM hora de Washington
Comienza el voto. La primera resolución ("cloture") requiere 60 votos para finalizar el debate y pasar a la votación de la medida que abrirá el gobierno e impedirá el cese de pagos. Esta medida requiere de mayoría simple de 51 votos.
El Senado votó 83 a 15 para finalizar el debate y pasar a la votación regular del acuerdo, lo cual tiene lugar en estos instantes.
En entrevista con CNN, el senador republicano Lindsey Graham dijo que su partido ha perdido en todos los frentes, aunque también perdió el presidente y los demócratas en menor medida, y expresó su esperanza de que "esta película" no tenga "una segunda parte" en la próxima discusión en enero y febrero. Se opuso a la caracterización de la situación por parte del senador Ted Cruz de su mismo partido, como una gran victoria.
"Esta fue una derrota para nosotros, hemos hecho más por Obamacare en estas dos semanas que cualquier demócrata podía haber hecho", dijo Graham.
Actualización 6 PM hora de Washington
El Senado de Estados Unidos se aprestaba a aprobar el acuerdo bipartito que pondrá fin al cierre de agencias federales y alejará el peligro de cese de pagos y derrumbe del dolar en los mercados internacionales.
Iniciado el debate, el líder del movimiento radical Tea Party Ted Cruz expresó su desagrado del acuerdo, al que calificó "terrible" para el pueblo estadounidense.
El voto tendría lugar a las 7 PM hora de Washington o antes.
A estas horas - alrededor de seis hasta que venzan las medidas del gobierno federal para asegurar el pago de servicios prestados - se descontaba que la propuesta anunciada esta manaña por los líderes de ambos partidos - Harry Reid por los demócratas y Mitch McConnell por los republicanos - contaría con el apoyo de una gran mayoría. La propuesta además no sería bloqueada por el archienemigo del acuerdo, el senador republicano Ted Cruz del Tea Party, de quien se temía postergara la aprobación de la moción hasta después de medianoche. Además, el presidente de la Cámara Baja John Boehner hizo público su apoyo al acuerdo y anunció que lo llevará, tal cual y sin modificaciones, a votación en el pleno de la cámara.
Otros representantes del populista Tea Party en el Congreso como Mike Lee criticaron el acuerdo y se comprometieron a combatirlo pero solo con su voto y no bloqueándolo.
A esta altura, la agencia financiera Standard and Poor anunció que los 16 días de cierre de las agencias federales costó al país 16,000 millones de dólares.
La primera consecuencia del acuerdo en el plano político es una ola de críticas dentro del Partido Republicano, incluyendo a conservadores como Grover Norquist, tradicionales como el senador John McCain y muchos más, que lamentaron que su propio partido llevó al país a una crisis innecesaria. Analistas consideraron inicialmente que el movimiento intransigente Tea Party está entre los grandes perdedores, lo cual, expresaron, se podrá comprobar en los próximos meses, en elecciones parciales y especiales en diversos estados, como New Jersey. Agregan a ello a Ted Cruz, pero señalan que John Boehener consolidó su posición y Obama demostró la validez de su insistencia en no negociar con los extremistas.
Sin embargo, Cruz mismo acotó esta tarde que se trata de una gran victoria, ya que millones de estadounidenses se levantaron, participaron en la protesta contra "Obamacare", hicieron oir su voz, desoida por "Washington", de donde no llegarán respuestas porque "está quebrada".
Ante la debilidad y la fragmentación del Partido Republicano, son las voces extremistas, que presentan la situación en términos de blanco y negro (literalmente), buenos contra malos, las que resuenan en este partido.
Pese al optimismo, el acuerdo de hoy solamente posterga el momento de la verdad y en enero y febrero habrá nuevas fechas topes y la posibilidad de nuevas crisis. Pero muchos creen que la política oficial de "no negociar con secuestradores" quitó de los extremistas la motivación para anotarse logros en este tipo de batallas dramáticas.
...
Este miércoles 16 de octubre, a las 9 de la mañana hora de Washington, 16 días después de que venciera la autorización de gastos presupuestales, y faltando menos de 24 horas para que el Estados Unidos se vea ante la posibilidad de cesación de pagos, republicanos y demócratas anunciaron llegaron a un acuerdo preliminar que permite reabrir las actividades del gobierno federal hasta el 15 de enero y que aumenta el tope de la deuda hasta el 7 de febrero, momento en el cual las partes esperan poder llegar a una solución de más largo plazo.
"La solución de compromiso a la que hemos llegado proveerá a nuestra economía con la estabilidad que tan desesperadamente requiere", dijo el líder demócrata del Senado Harry Reid al anunciar el arreglo en el pleno del Senado, hace pocos momentos. "Este no es el momento de acusaciones. Es un momento para la reconciliación", agregó.
Poco después, se supo que el presidente Obama "aplaudía" el acuerdo al que se llegó en el Senado y esperaba que sea aprobado tanto por el plenario de la Cámara Alta como por la Cámara de Representantes en este día.
También el presidente de la Cámara Baja se plegó a quienes apoyan el acuerdo, en un comunicado difundido por su oficina.
"No será nuestra táctica bloquear el acuerdo bipartito al que llegaron hoy los miembros del Senado", dijo Boehner.
En una moción separada, el Senado votará para instruir a los negociadores de ambas cámaras que lleguen a un acuerdo, antes del 13 de diciembre, sobre las prioridades de gastos de gobierno e impuestos para la próxima década.
La propuesta todavía necesita presentarse en forma de resolución legal en el Senado para su debate, voto y aprobaciónen la tarde de este miércoles. En caso de ser aprobada por la Cámara Alta, se derivará a la Cámara de Representantes, donde hasta ahora han dominado aquellos opuestos a todo acuerdo. Es allí donde todavía se temen problemas y donde hay posibilidad de que el presidente del organismo, el republicano John Boehner de Ohio, no tome el paso de ignorar la facción extremista de su propio partido.
Una señal de que la esperanza de que la Presidencia anularía Obamacare a cambio de que se reabra el gobierno cede ante el dictado de la realidad es que los congresistas republicanos entrevistados después de anunciado el acuerdo hablaban de la necesidad de reducir los presupuestos generales y combatir el déficit, lo que fue su principal objetivo desde 2008.
Aunque la razón de la crisis fue el intento del grupo intransigente relacionado con el movimiento Tea Party en la Cámara de Representantes de anular, suspender o enmendar la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo u Obamacare, el logro tal como se perfila por el momento del partido de oposición es que los recortes del año pasado bajo el llamado "sequester" seguirán en pie por el momento.
Aunque se había indicado que para ganar tiempo, el Congreso debatiría el acuerdo primero en la Cámara Baja, según el New York Times, lo cual hubiese ahorrado una ronda de votación en cada cámara al parecer el primer voto será el del plenario del Senado.
Uno de los principales motivos de optimismo entre los líderes de ambos partidos es que el dirigente del Tea Party, senador de Texas Ted Cruz, anunció que no bloqueará el debate y permitirá la votación. Las reglas del Senado permiten a cualquiera de sus miembros postergar el voto por un mínimo de 30 horas, que en este caso hubiera significado pasar el límite de medianoche y entrar a una situación crítica para los mercados financieros.
"No lo haré y nunca quise postergar el voto", dijo Cruz a los reporteros. "El momento no tendrá impacto sobre el resultado". Sin embargo Cruz anunció su oposición al acuerdo y dijo que votará en contra, por ser un ejemplo de cómo el "establishment de Washington" engaña al pueblo estadounidense. 
El acuerdo se hizo entre Harry Reid, líder de la mayoría demócrata y Mitch McConnell, de la minoría republicana. Debió hacerse en el Senado porque las negociaciones directas entre el Presidente Obama y sus asesores y el Presidente de la Cámara de Representantes John Boehner estaban estancadas. Una propuesta que trató de impulsar Boehner el miércoles fracasó dentro de su propio grupo republicano al oponérsele los delegados del grupo intransigente Tea Party, lo que en la noche de ayer había dejado la situación estancada e incierta.
Lejos de quedar relegado, Boehner queda nuevamente en el centro de la atención pública. Este congresista de Ohio deberá decidir si sigue acatando las demandas del grupo radical de congresistas republicanos que responde al movimiento Tea Party - entre 60 y 80 del los 224 republicanos - como hasta ahora, o si retoma la senda independiente. Para que pase una propuesta, Boehner necesitará incumplir su promesa de que cualquier resolución presentada a votación en el pleno debe contar previamente con la mayoría republicana, una medida destinada a preservar la unidad del partido, para él un objetivo crucial.
Un tercer canal de comunicación se desarrolló alrededor de la senadora republicana moderada Susan Collins, cuya propuesta la semana pasada fue opuesta por la mayoría demócrata, pero que mantiene negociaciones con senadores del otro partido.
En todo caso, Boehner necesitará el apoyo de los demócratas - que suman 200 de los 435 miembros - para aprobar el plan. Si efectivamente, da la espalda a los poderosos elementos intransigentes, éstos ya han prometido tratar de derrocarlo de su puesto, por lo que, según la fuente "es una de las decisiones más difíciles de sus 30 años en la política".
Sin embargo, se calcula que cualquier decisión que lleva a reabrir el gobierno y prevenir el "default" tiene la mayoría asegurada. Incluso al comienzo de la crisis, 18 republicanos se declararon en favor de esta solución, los cuales unidos a los demócratas ya hacían una mayoría.
Hasta donde se sabía, en el acuerdo no hay mención de anulación, suspensión o enmienda a la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo o Obamacare, lo cual era el motivo declarado de que los republicanos iniciaron la crisis. Sin embargo y con el objetivo de impedir "la humillación" del partido Republicano los demócratas aceptaron los siguientes cambios en esta ley, según el Washington Post.
"Se requerirán garantías adicionales para asegurar que las personas que reciben subsidios federales para comprar un seguro de salud bajo la ley tengan el derecho a recibirlos". Por su parte los demócratas pedían retrasar la aplicación del impuesto "belly button" que subiría en 63 por año el costo del seguro de salud el próximo año, pero en aras de lograr el acuerdo, renunciaron a esta solicitud.
En el plan del Senado no se hace mención de cambios en los recortes de enero que afectan especialmente al Pentágono. Estos recortes son la segunda parte de la reducción de gastos determinada en 2011 y 2012 en lo que se llamó el "sequester". Los recortes de gastos acordados en aquel entonces eran tan severos, tan rechazados por todas las partes, que servían como como elemento disuasorio: entrarían en efecto solo si no se llegaba a un acuerdo. Pero no hubo acuerdo y los recortes ya se sienten en numerosos servicios sociales.
La diferencia esta vez es que la segunda ronda de los recortes afecta principalmente al Pentágono - gastos militares - algo a lo que los republicanos están totalmente opuestos.
El aumento del tope de la deuda federal ha sido hasta el año pasado un trámite administrativo y no politizado del Congreso, que lo hizo 42 veces desde 1980. Con el advenimiento de un fuerte contingente del Tea Party al poder legislativo, éste se convirtió en otra arma de influencia para lograr sus objetivos.
El cierre de gobierno ha causado la suspensión - por ahora sin pago - de alrededor de un millón de empleados de gobierno y la clausura paulatina de servicios para quienes no tienen recursos: madres de bajos recursos, educación especial, jubilados, veteranos de guerra sin suficientes ingresos. En general, la población pobre. En este momento son pocos los adalides de éstos en nuestro poder legislativo.
En estados como North Carolina, el cierre del gobierno hace 16 días significaba que en los próximos días se interrumpirían servicios de ayuda en alimentos a 20,000 familias pobres.
Y sí, todo se reduce a una confrontación política, ideológica, titánica, histórica. Se centra en la división del partido Republicano después de su debacle electoral de hace un año. Se debe al intento de su liderazgo de prevenir la crisis interna, por lo que está dispuesto a ceder ante el sector más combativo.