Tomado de El País
Correa busca la
reelección indefinida
El presidente de Ecuador propone una
reforma de la Constitución después de haber repetido en numerosas ocasiones que
no se perpetuaría en el cargo
Por Soraya Constante
La agenda política de esta semana en Ecuador ha
estado marcada por un tema crucial: el debate de la reelección presidencial.
Desde que hace una semana el presidente Rafael Correa se pronunciara a favor de reformar la
Constitución, la reelección indefinida está más cerca de convertirse en una
realidad. La discusión empezó cuando
Correa, al cumplir el primer año de su tercer mandato, durante el informe de la
nación, reveló que el movimiento Alianza País había acordado pedir a
su bloque de asambleístas una enmienda a la Carta Magna para dar paso a la
reelección indefinida de todos los cargos de elección popular. La Constitución
aprobada en 2008, dos años después de la llegada de Correa al poder, impedía
que se perpetuara en el poder cualquier autoridad y dejaba claro que tanto los
concejales de los municipios como el presidente del país podrán buscar la
reelección una sola vez.
Correa argumentó que la decisión de modificar la
Constitución se ha tomado porque vienen “tiempos duros” para la Revolución Ciudadana, el
movimiento que lidera Correa, y
que “hay una restauración conservadora en marcha” que, en opinión del
presidente, pone en peligro los avances que el país ha tenido en los últimos
siete años. De momento, todo indica que el llamado a defender esos logros es el
actual mandatario, aunque él mismo mantiene el discurso de que todo depende de
las decisiones que tomé su movimiento: “Entiendo bien que mi vida ya no es mía:
es de mi pueblo y de mi patria y estaré donde me exija el momento histórico”,
dice.
Guillermo Lasso, excandidato
presidencial y líder del movimiento Creo, en una entrevista en Ecuavisa, citó a Simón Bolívar para
mostrar su rechazo a la reelección sin límite de tiempo: “No es bueno que un
ciudadano permanezca en el poder tanto tiempo, se acostumbra a mandarlo y el
pueblo a obedecerlo. Y de ahí nacen la usurpación y la tiranía”. Y recordó
también una frase del propio Correa: “Es muy malo que una persona sea tan
indispensable que haga reformar la Constitución y cambiar las reglas de juego”.
Bajo el nuevo marco constitucional, Correa fue ratificado en
su cargo en agosto de 2009 y hasta 2011 mantuvo el discurso de que estaba
agotado y que la responsabilidad del cargo afectaba a su familia. Incluso
comentó que le había ofrecido a su esposa ir a vivir en Bélgica. “Yo estaré, si
Dios lo permite, tan solo cuatro años más, pero esta revolución debe durar para
siempre”, decía.
Pero para finales de 2012 se
convirtió nuevamente en el candidato de Alianza País y ganó las elecciones en 2013. Cuando inició su segundo periodo, en
mayo de ese año, también aseguró que sería el último. Correa ya especulaba con
el tabú de la reelección en febrero pasado, cuando el movimiento gubernamental
perdió las alcaldías en ciudades estratégicas como Quito, Guayaquil y Cuenca.
“En lo personal, creo que es mi deber revisar la sincera decisión de no
lanzarme a la reelección, porque tengo la responsabilidad de garantizar que
este proceso sea irreversible”, declaró Correa en marzo.
Por ese entonces todo indicaba que el asambleísta Fabián
Solano, presidente del Partido Socialista, que mantiene una alianza con el
movimiento oficialista, iba a apadrinar la discusión de la reelección
indefinida a la Asamblea Nacional. Pero esta propuesta nunca se concretó y el
socialista ni siquiera llegó a reunirse con el bloque oficialista para tratar
el tema.
El reciente reclamo de enmienda constitucional de Alianza País tampoco ha llegado a la Asamblea
Nacional. El asambleísta del oficialismo Virgilio Hernández dice que la
propuesta aún no está redactada. El asambleísta Mauro Andino, también de
Alianza País y presidente de la Comisión de Justicia y Estructura del Estado,
explica que esperan que los coordinadores del bloque legislativo convoquen a
una reunión para preparar la propuesta.
La Corte Constitucional tendrá que elegir el mecanismo para
modificar la Carta Magna. Las opciones están entre una enmienda o una reforma
constitucional. La diferencia radica en que la primera la aprueba la Asamblea
Nacional (donde el partido de Gobierno tiene 100 de los 130 escaños) mientras
que la segunda requiere que se convoque a un referéndum a nivel nacional.
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