sábado, 20 de abril de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DEFICIT EN EL APRENDIZAJE





     
  Al analizar en mi consulta algunos casos de fracaso escolar de adolescentes, puedo comprobar causas tan simples y a la vez tan graves como enormes dificultades para razonar, o para multiplicar, para leer, para expresarse... o para cualquier destreza básica.

       Gran parte de los conocimientos requeridos en el pensum de bachillerato y en los grados previos se basan en lo aprendido y en los aprestos adquiridos en los años anteriores, y las deficiencias acumuladas en el aprendizaje en aquellas primeras etapas hacen que el adolescente se sienta incapaz de seguir el ritmo, lo que desencadena numerosas deserciones y fracasos escolares. Tal vez adquirieron en su momento los debidos conocimientos, pero no los afianzaron; pasaron de grado, y luego los olvidaron.

En otros casos ni siquiera los adquirieron, aunque igualmente pasaron de grado por baja exigencia de muchos centros educativos, para los que graduar a todos sus alumnos es el indicador de “excelencia”; o bien por clemencia de docentes y súplicas de padres, a quienes únicamente pareciera importarles eso, el hecho de pasar de grado, y ello no necesariamente es un buen indicador de la preparación que se tiene.

       Entre los siete y los doce años es un buen momento para evaluar, en forma objetiva e independiente del centro educativo, si nuestros hijos están adquiriendo las destrezas necesarias que le permitirán afrontar con éxito las etapas posteriores de su aprendizaje.

Es también una edad todavía adecuada para complementar esas destrezas, o para corregir o desarrollar aquellas que no fueran adecuadas. Existen para ello programas que exploran, evalúan y estimulan el desarrollo de las mismas, en áreas tales  como la atención, percepción, lectoescritura, lenguaje, razonamiento, pensamiento lógico, memoria, orientación espacial, etc.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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