Tomado de RFI
Imagen de la pobreza en Estados Unidos, cuyo liderazgo global se lo está disputando China.
2014: más desigualdad y más
influencia de las potencias emergentes
En 2014 seguirá la tendencia más importante en el mundo desde hace
una década: el ascenso de las potencias emergentes y el sostenido declive de la
influencia de EEUU y Europa. Por el lado positivo, resaltan dos procesos de
paz: el colombiano y el israelo-palestino, si bien hay más esperanzas en el
primero que en el segundo.
Por Mariano Aguirre
¿Se está desplazando el centro del poder del Norte hacia el
Este? ¿Está China en condiciones de sustituir a Estados Unidos en el liderazgo
global? Estas son dos de las principales preguntas que seguirán abiertas en
2014 pero pienso que teniendo en cuenta que la crisis económica y financiera
está reposicionando a países y regiones, en los próximos meses podríamos
avanzar en dos direcciones: hacia un mundo multipolar, por un lado; y un mundo
más desigual, por otro.
La crisis que estalló en 2008 no es global sino que afecta
fundamentalmente a los países denominados del Norte. Pero tiene impacto en todo
el mundo, por ejemplo, disminuyendo los ingresos de millones de inmigrantes que
trabajan en el Norte (o en países ricos como Arabia Saudita) y que han reducido
sustancialmente las remesas hacia sus países de origen. La crisis ha disminuido
también los fondos de ayuda al desarrollo del Norte hacia el Sur (y el Este),
restando poder a Estados Unidos y Europa. A la vez, China, Rusia y los
emergentes están ocupando un espacio creciente en este campo.
Egipto, los peligros de la ‘primavera
árabe'
Entre las diferentes crisis que se presentan en el sistema
internacional, la asociada a la “primavera árabe” está evolucionando en
peligrosas direcciones, ninguna de ellas hacia la democracia, y pone en
evidencia algunas de las tendencias y desequilibrios de poder internacionales.
Las fuerzas armadas egipcias han decidido tomar de forma
abierta el control absoluto, que nunca abandonaron, de la política y la
economía. La ilegalización de los Hermanos Musulmanes, las duras condenas a
otros sectores críticos y los cambios introducidos en la futura Constitución
indican que en el país considerado líder en la región se ha cortado
radicalmente el proceso democrático.
La influencia que tenía Estados Unidos sobre el depuesto
gobierno de Hosni Mubarak se ha evaporado. Los militares egipcios exigen
implícitamente a Washington que continúe dándole la masiva ayuda militar que
provee desde hace décadas, y a Europa inversiones y apoyo político, a cambio de
nada excepto una dudosa estabilidad.
En 2014 habrá más represión mientras que los Hermanos
Musulmanes oscilarán, y posiblemente se dividirán, entre replegarse en una
estrategia de supervivencia clandestina o utilizar la violencia. Algunos expertos
alertan que la represión a los islamistas en Argelia en la década de 1990 fue
en parte el germen del nacimiento de al-Qaeda y otros movimientos radicales. La
persecución a los Hermanos Musulmanes podría tener un resultado similar.
Libia, la fragmentación
El caso libio es una muestra de los problemas que puede
acarrear un cambio veloz y violento con intervención internacional de un
régimen autoritario cuando no hay una sociedad civil y estructuras políticas
para sustituirlo. También aquí ni Estados Unidos ni Europa tienen control e
influencia sobre la situación. La tensión entre centenares de milicias –unidas
por el nacionalismo y el anti-americanismo– y el débil estado central
continuará, a pocos kilómetros de las costas europeas, amenazando el suministro
de petróleo y aumentando el número de inmigrantes a través del Mediterráneo.
La fragmentación en Libia agudiza la preocupación sobre el
futuro de Siria. Las posibles negociaciones de paz que Naciones Unidas, Estados
Unidos y Europa esperan iniciar en Ginebra a finales de enero chocan contra la
fragmentación violenta de la oposición y el fortalecimiento del régimen de
Bashar al-Assad. Posiblemente la guerra continuará, con enfrentamientos entre
grupos radicales suníes aliados con al-Qaeda y organizaciones armadas más
moderadas, y todos contra el gobierno de Damasco.
Irán, Rusia y Arabia Saudita son los principales jugadores
externos en la guerra en Siria, mostrando las limitaciones de Estados Unidos y
Europa. Líbano y Jordania sienten a través de la masiva presencia de refugiados
el impacto de esta guerra. En Líbano, particularmente, se agudiza la violencia
sectaria entre sectores contrarios y favorables al régimen sirio y Hezbolá.
Rusia e Irán, ganando terreno
Rusia e Irán han ganado posiciones en Oriente Medio en 2013
y proseguirán avanzando este año. Moscú por haber impulsado el acuerdo para la
eliminación de las armas químicas sirias. Este paso es parte de la estrategia
del presidente Vladimir Putin de resituar a su país como una potencia mundial.
Mantener la seguridad durante los juegos olímpicos de invierno será uno de sus
mayores desafíos, confrontándose con los grupos jihadistas radicales de
Chechenia.
Irán, por su parte, continuará el deshielo con Estados
Unidos profundizando el preacuerdo alcanzado en 2013 para poner su programa
nuclear bajo control internacional y no producir armas de este tipo. Parte del
Congreso de Estados Unidos y los sectores radicales iraníes se opondrán a este
paso, pero la combinación del pragmatismo del nuevo liderazgo iraní con una
posible firmeza del presidente Barak Obama frente a los opositores podría
producir uno de los mayores cambios en décadas en Oriente Medio.
Para Rusia e Irán se abren amplios campos económicos,
comerciales y diplomáticos en la región. China también está ampliando su
influencia en la región, estableciendo vínculos tanto con Israel como con Irán
y Arabia Saudita. Por su parte, Turquía, pese a su crisis política interna,
estrecha sus lazos con Irán y tratará de volver a su política de “conflictos
cero” con sus vecinos, con el fin de mantener el poderoso mercado regional que
ha creado en la última década.
Iraq, aún más violencia
El año ha comenzado con una poderosa ofensiva de grupos
armados suníes y al-Qaeda en Iraq. Se trata de los mismos grupos que están
operando en Siria, y que tratan de crear una franja de desestabilización. El
gobierno iraquí, acusado de favorecer sectariamente al sector chiita de la
población, tratará de controlar la insurrección con la ayuda militar de Estados
Unidos, pero el país continuará con la escalada violenta mientras le ronda el
fantasma de la fragmentación en tres partes: la sunita, la chiita y la kurda.
Curiosamente, Estados Unidos e Irán se encuentran alineados
contra el radicalismo sunita aliado con al-Qaeda que asola a Siria, Iraq,
Líbano, Yemen y Afganistán. A principios de enero del nuevo año tanto Teherán
como Washington ofrecieron ayuda militar al gobierno de Bagdad para combatir la
insurgencia.
La capacidad creciente de los actores locales, estatales y
no estatales, de operar regional y globalmente será la principal tendencia en
2014 en este mundo multipolar e imprevisible.
Palestinos, desconfianza en el proceso
de paz
Por el lado positivo, resaltan dos procesos de paz en marcha
que podrían dar resultados en el nuevo año: el colombiano y el
israelo-palestino, si bien sobre el del gobierno colombiano y las FARC hay
grandes esperanzas y datos que indican que se podría llegar a un acuerdo en
2014 mientras que en el caso de Israel-Palestina las predicciones son pesimistas,
pese al esfuerzo del secretario de Estado John Kerry.
El gobierno de Estados Unidos está tratando alcanzar un
acuerdo de mínimos, un marco de referencia, que satisfaga a las dos partes.
Pero Israel continúa ocupando tierra palestina mientras que reivindica
controlar militarmente el valle del río Jordan. Tampoco quiere ceder la parte
oriental de Jerusalén para que ahí se establezca la capital de un eventual
estado palestino.
A la vez, la Autoridad Palestina es débil y está enfrentada
a Hamas, que controla la franja de Gaza. La reconciliación entre Fatah y Hamas
se encuentra estancada. En el caso que se llegue a un acuerdo, sería limitado y
controvertido, con poco apoyo social entre las dos sociedades, y difícilmente
conducirá a su profundización.
Proceso de paz gobierno colombiano y
FARC, la esperanza
La principal diferencia entre el proceso israelo-palestino y
el colombiano radica en que las FARC y el gobierno del presidente José Manuel
Santos tienen la intención política de alcanzar la paz, mientras que Israel
negocia para satisfacer limitadamente a Washington, y los palestinos se sientan
a la mesa de diálogo desconfiando que, una vez más, de aquí no salga nada que
les beneficie.
Si bien las negociaciones en La Habana entre las FARC y el
gobierno colombiano se están extendiendo más allá de lo previsto, los datos son
promisorios. Si se alcanza un acuerdo el gran desafío será la implementación
del mismo, en terrenos tan complejos como la relación entre justicia y paz, una
distribución y uso diferente de la tierra, la reintegración de combatientes o
rendir cuentas sobre violaciones de derechos humanos.
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* Mariano Aguirre dirige el Centro
Noruego para la Construcción de la Paz (NOREF), en Oslo. www.peacebuilding.no
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