Fotos responsabilidad de Compartiendo mi opinión
Como medida de justicia supone un
retroceso a la ley del talión inventada hace miles de años. Si con ello
pudieran volver a vivir tantos inocentes que pierden la vida a manos de
criminales, entonces sí sería justo cambiar la vida de los criminales por la de
los inocentes; pero este tipo de injusticia es de la que no tiene reparación
posible.
Como venganza, ésta es una reacción
natural en el ser humano ante una ofensa. Ha existido y existirá siempre en
toda cultura. No es que sea malo sentir venganza; pero sí es muy peligroso
dejarse llevar por ella y no manejarla adecuadamente.
Como medida de seguridad, es más que
dudoso que la pena de muerte sea disuasoria o sirva de ejemplo. El criminal que
atenta contra la vida ajena de esa manera, tampoco ama su propia vida, y, a
parte de que no suele plantearse la posibilidad de ser atrapado, enfrentar la
muerte no le asusta de la misma manera que a nosotros. En otros países donde
hay pena de muerte, los niveles de criminalidad no son menores por ello. En
Estados Unidos, algunos estados tienen pena de muerte, y otros no; y no hay
diferencias significativas en cuanto a seguridad. Nada hay más legítimo que el
derecho de una sociedad a garantizar su seguridad, pero sería interesante
investigar más la raíz del problema y buscar soluciones más creativas que la
pena de muerte.
La sociedad defiende el derecho a la vida
del aún no nacido, porque es un ser inocente, para condenarlo a muerte veinte
años más tarde porque entonces “es culpable”; incluso se les llama “mal
nacidos”, como dando a entender que no debieron haber nacido, y nadie se
pregunta qué es lo que ha pasado en esos veinte años para que tantos “inocentes
se conviertan en “culpables”. Todos los seres humanos son inocentes antes de
nacer, pero muchos empiezan a convertirse en culpables en el momento en que
nacen, porque casi todas las circunstancias que lo rodean, principalmente
económicas y familiares, lo van guiando hacia la criminalidad, hacia la
culpabilidad.
El derecho a la vida no debe entenderse
simplemente como el derecho a venir al mundo, sino hacerlo en unas condiciones aceptablemente
dignas que permitan un sano desarrollo en armonía con uno mismo y con la
sociedad, de modo que no se conviertan en culpables veinte años después “como
por arte de magia”, y queramos matarlos… después de que ya hicieron mucho daño.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en
Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia
de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad
profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones
fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la
segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación
nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la
conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional
estigma.
Fui la primera
Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable
Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la
salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo
mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología
actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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