Tomado de The Wall Street Journal
La verdadera razón por la que usted
llega tarde
Por Sumathi Reddy
Las personas que llegan crónicamente
tarde a todo pueden ser frustrantes y desconcertantes para quienes las tienen
que esperar.
Una explicación para su
comportamiento es engañosamente simple, dicen los psicólogos: estas personas
básicamente subestiman el tiempo que les llevará hacer una tarea.
Este es un concepto poco conocido llamado la falacia de la
planificación, o una fuerte tendencia a subestimar crónicamente el tiempo que
llevará completar tareas. Y este patrón de comportamiento es uno de los más
difíciles de cambiar, dicen expertos.
“Es un juicio que se creería que las personas estarían
motivadas para hacerlo correctamente”, dijo Justin Kruger, psicólogo social y
profesor en el departamento de marketing de la Escuela de Negocios Stern de la
Universidad de Nueva York.
“Hay todo tipo de desincentivos y castigos por llegar
tarde y la paradoja es que llegamos tarde, incluso cuando existen los castigos
y las consecuencias”.
Este tipo de comportamiento puede desacelerar la eficacia
del lugar de trabajo y llevar a viejos amigos a la distracción mientras esperan
por el retrasado. Los investigadores han estudiado el problema desde todos los
ángulos para entender por qué pasa esto. Puede deberse a varias razones, desde
una poca planeación hasta un problema médico serio.
Roger Buehler, profesor de psicología en la Universidad
Wilfrid Laurier en Waterloo, Ontario, calcula que las personas subestiman en un
promedio de 40% el tiempo que necesitan para realizar una tarea. Sus estudios
han encontrado el mismo problema para asuntos tan pequeños como poner una carta
en el correo y tan importantes como hacer la declaración de renta.
Los investigadores han probado varias estrategias que han
demostrado ayudar a las personas lentas a finalizar su trabajo. Uno es predecir
cuánto tiempo tomará terminar algo con base en experiencias pasadas. Otras es
desglosar una tarea en pasos muy detallados.
En un estudio de 2004 del Journal of Experimental Social
Psychology, el doctor Kruger y otro investigador descubrieron que al desglosar
una tarea, los individuos estimaron de forma más acertada cuánto les tomaría
terminarla. Los cuatro escenarios estudiados fueron prepararse para una cita,
ir de compras, formatear un documento computarizado y preparar un alimento.
Un estudio publicado en 2012 en la revista Organizational
Behavior and Human Decision Processes encontró que lograr que una persona se
imagine mentalmente una tarea desde la perspectiva de un observador externo la
lleva a realizar predicciones más realistas sobre el tiempo que llevaría hacer
la tarea, dijo Buehler, el principal autor del estudio.
La investigación de Jeff Conte, profesor asociado de
psicología en la Universidad Estatal de San Diego, ha encontrado que existen
unas diferencias de personalidad que pueden contribuir al retraso crónico.
En un estudio de 2003 que coescribió para la publicación
Human Performance examinó 181 operadores de metro en la ciudad de Nueva York.
La investigación encontró que aquellos que preferían realizar varias tareas a
la vez, eran los que con más frecuencia llegaban tarde al trabajo.
En las observaciones del doctor Conte, los individuos con
personalidad de tipo A, aquellos que se mueven rápido, se guían por metas y son
a veces hostiles, suelen ser más puntuales, dijo. Las personas de tipo B, que
son más relajados, suelen llegar más tarde.
En términos de retraso en el trabajo, Lawrence T. White,
profesor de psicología en Beloit College en Beloit, Wisconsin, dijo que los
psicólogos organizacionales han encontrado que el retraso de los empleados
puede ser estimado por la edad de sus hijos. Entre más pequeño el hijo, mayor
probabilidades de que el empleado llegue tarde.
El retraso de un empleado también puede ser estimado por
una baja satisfacción con el trabajo y una falta de compromiso organizacional,
dijo.
Expertos dicen que casos más extremos de retrasos crónicos
pueden ser síntomas de condiciones de salud más serias como un trastorno por
déficit de atención, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo o un deterioro
cognitivo leve, un preludio de la demencia.
Dichas personas a menudo requieren de tratamientos que
pueden incluir terapias para manejar mejor el tiempo.
Lisa Bernstein, una trabajadora social clínica de
Maryland, tiene varios pacientes con trastorno por déficit de atención. Una de
las estrategias que usa con ellos es el planteamiento de un calendario semanal
en incrementos de 30 minutos.
Otra estrategia es el establecimiento de sistemas de
recompensas. Eso podría significar abstenerse de Facebook o email hasta que cierta cantidad de
trabajo esté hecha.
Las estrategias han funcionado para Mary Talley, quien ha
sido una cliente de Bernstein por unos cinco años. Talley, de 60 años, recibió
un diagnóstico de trastorno por déficit de atención como adulta y dice que su
tendencia a llegar tarde era una fuente de ansiedad.
La creación de un calendario maestro extremadamente
detallado ha sido de gran ayuda, señaló Talley, fundadora de una consultora de
gestión de información de Washington, D.C.
“Me ayudó, de verdad, a calcular cuánto me tomaría hacer
algo”, dijo.
Ahora, la ejecutiva tiene más cuidado en no programar
citas muy pegadas y a declinar compromisos si tiene que hacerlo. Y se ha dado
cuenta de que está llegando a sus citas más a tiempo.
Para su visita más reciente a la oficina de Bernstein,
llegó 10 minutos antes.
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