Tomado de El País
El poder queda en familia
Daniel Ortega, presidente de
Nicaragua, ha nombrado canciller a su esposa, y asesores a cuatro de sus hijos
Las voces críticas ven en su política una reedición del
somocismo
Con sus decisiones, el mandatario se salta la
Constitución
Por Carlos Salinas
El presidente de
Nicaragua, Daniel Ortega,
asistió a finales de enero a la Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en Costa Rica, acompañado de una comitiva
familiar. Para el evento el mandatario había nombrado a su mujer,Rosario Murillo, como “canciller en funciones
de Nicaragua”, y a dos de sus hijas, Camila y Luciana, como asesoras
presidenciales, mientras que el mayor, Rafael, asistía con rango de ministro.
Con este viaje familiar el mandatario, llamado Comandante Ortega en Nicaragua,
dejaba en evidencia a nivel internacional una de sus prácticas comunes desde
que regresó al poder en 2007, el nepotismo como política de Estado.
Desde que asumió la
presidencia, tras casi dos décadas en la oposición, Ortega nombró a su esposa
como vocera del Gobierno, a cargo del pomposo Consejo de Comunicación y
Ciudadanía, cuyas funciones van desde el manejo de la publicidad estatal, el
control de la información pública y los medios de comunicación, la
administración del día a día del Estado (Murillo pone y quita ministros), el
manejo de las campañas electorales del Frente Sandinista (el partido
gobernante, dominado por la familia Ortega), la organización de los eventos
públicos del Presidente, el recibimiento de visitas oficiales extranjeras...,
hasta el manejo de emergencias nacionales, como sucedió en el abril pasado,
cuando una serie de fuertes sismos sacudieron el país. Con su nuevo
nombramiento, la primera dama parece dispuesta a dictar hasta la política
exterior de Nicaragua, en detrimento del canciller oficial, el sandinista
Samuel Santos.
El mandatario
nicaragüense cuenta con una lista de 24 asesores presidenciales, entre los que
destaca —además de Luciana, Camila y Rafael— su hijo Laureano Ortega Murillo,
asesor para inversiones y quien estuvo a cargo de contactar al empresario chino
Wang Jing para negociar la concesión para la construcción de un Canal
Interoceánico en Nicaragua. Ha sido Laureano Ortega quien ha
encabezado las delegaciones presidenciales a China y Rusia, dos de las
potencias emergentes con las que Daniel Ortega coquetea. Rusia ha prometido a
Nicaragua apoyo militar para combatir el narcotráfico, además de ayuda
alimentaria y cooperación técnica.
Para los analistas, la decisión de Ortega de
nombrar a esposa e hijos para cargos públicos, violando la Constitución y las
leyes de probidad del país, se enmarca en una larga tradición de nepotismo que
nació con la conquista española, y que alcanzó su máxima expresión durante la
dinastía somocista, cuando el poder se pasó, durante más de 40 años, de padre a
hijo y se repartió entre hermanos.
“Es una práctica que
se hereda desde la época colonial. Pedro Arias de Ávila, primer gobernador de
Nicaragua, se las ingenió para que lo sucediera su yerno, Rodrigo de Contreras.
El nepotismo era parte del sistema colonial”, explica el analista político Carlos
Tünnermann. “El vicio del nepotismo forma pate de la cultura política
nicaragüense, una cultura atrasada. Los mandatarios ven al poder como cosa
patrimonialista, y no ven mal que se aprovechen de eso sus mismos parientes”,
añade.
Con el nombramiento de sus hijos como
asesores y de su esposa como vocera del Gobierno y como canciller, el
presidente Ortega viola la Constitución de Nicaragua, recientemente reformada
por él para permanecer en el poder indefinidamente.
Azahalea Solís, experta en temas constitucionales, afirma que Ortega ha violado
el artículo 130 de la Constitución, que establece que los funcionarios
públicos, incluido el Presidente, no pueden nombrar en cargos del Estado a sus
familiares. Solís explica que Ortega, además, violó el artículo constitucional
138, que determina que el nombramiento de un ministro debe ser ratificado por
la Asamblea Nacional, lo que en el caso de Murillo no ocurrió. “La de Ortega es
como una monarquía feudal, absolutista”, dice Solís.
El diputado Eliseo
Núñez, del opositor Partido Liberal Independiente, asegura que al nombrar a sus
familiares Ortega también viola la Ley de Probidad de Funcionarios Públicos de
Nicaragua, “que establece una prohibición expresa de que familiares de
funcionarios tienen vedado ocupar cargos públicos”. “Parece que en Nicaragua
estamos volviendo a parir una nueva dinastía. Ortega nos dice ‘Mi familia es la
familia del poder’, por lo que se ve que aquí la sucesión familiar ya está muy
encaminada. Esta es una reedición del somocismo”, critica el diputado.
Ortega controla la
mayoría parlamentaria, por lo que es difícil que la oposición en la Asamblea
Nacional pueda exigir una explicación por una política que deja el poder en
familia. Lo que más preocupa a los analistas es la imagen internacional
negativa que Ortega deja de Nicaragua. En la pasada cumbre de la CELAC el
presidente nombró al independentista puertorriqueño Rubén Berríos como su
representante en una reunión privada que mantendrían los presidentes, lo que
hizo que el mandatario costarricense, Luis Guillermo Solís, diera por terminada
la cumbre. A Berríos se le entregó un pasaporte nicaragüense y Ortega lo nombró
como su asesor en “políticas internacionales en materia de descolonización”,
violando las leyes de nacionalización nicaragüenses. “Quedó en evidencia frente
a los presidentes de América Latina el nepotismo de Ortega y el hecho de que no
respeta ninguna ley”, lamenta Tünnermann.
El Senor feudal, desea quedarse en el poder "hasta que la muerte lo separe" o hasta que el pueblo de nicaragua se "encachimbe" y lo saque a patadas de su guarida en El Carmen...
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