El concepto del control de la frustración es muy importante en
educación, porque determina la capacidad del ser humano para aprender a
reaccionar de forma adecuada ante estímulos internos o externos negativos, adversos,
o poco agradables; pero frecuentemente inevitables. Educar el control de la
frustración enseña a controlar la necesidad inmediata de gratificación, lo que
da como resultado seres humanos más tolerantes, pacientes menos caprichosos y
vengativos, y menos tendentes a reaccionar impulsivamente o con agresividad
ante todo aquello que nos resulta negativo, inconveniente o estresante, lo cual
abarca una amplia gama de situaciones y actividades, desde manejar un vehículo
con tránsito difícil, hasta una situación de expulsión, despido laboral,
engaño, o cualquier otra situación adversa.
Desgraciadamente, cuando somos pequeños, nuestros familiares piensan
que no es bueno negarnos nada, y hasta se entiende como sinónimo de status,
bienestar, amor o dulzura el no negarle nada a un bebé que llora sin motivo
racional; solo porque quiere que lo carguen, por ejemplo. Sé de padres que han
acostumbrado a sus hijos a dar una vuelta a la cuadra en carro para poder
dormirse, por ejemplo. ) Se le hace familiar?
Pues sí, el reprimir los caprichos de sus hijos desde que nacen logrará que
sean ciudadanos más tranquilos y cívicos en un futuro.
Pero es muy importante darle sentido a nuestras negativas. La
palabra "NO" debe ser llenada de contenido y significado, y es en las
primeras etapas de la vida que debemos empezar a llevarlo a cabo. ) Cómo? Pues usándola solamente cuando sea realmente necesario,
pero haciéndolo de forma firme. Aplicar la negativa con demasiada frecuencia,
le hace perder su sentido, más aún si no se es firme con ella, porque se
percibe como una represión injustificada, y no se toma muy en serio a no ser
que se acompañe de amenazas de castigo, lo cual es igualmente inconveniente.
Sin embargo, los
niños pequeños están descubriendo el mundo, y son muy curiosos por naturaleza,
y no son capaces de discernir cuándo pueden explorar algo y cuándo no, así que
necesitaríamos estar diciéndoles que “NO” a infinidad de cosas, que es lo que
muchos padres hacen. La solución es preparar la casa y las áreas donde los
niños pequeños pasan su tiempo de modo que las cosas peligrosas o delicadas
queden fuera de su alcance o bien protegidas para que no haya accidentes.
Quizás su casa tal vez lucirá menos elegante y cómoda, pero esto le evitara
muchos dolores de cabeza en el futuro, porque a partir de estas pequeñas
modificaciones ustedes deben empezar a tratar y dejar circular al niño con
libertad progresivamente, enseñándole los riesgos de los nuevos elementos a los
que ahora tiene acceso, y manteniendo restringidos aquellos que no deban tocar,
y allí dirán "NO". Recuérdese que un berrinche nunca es motivo para
concederle algo.
Insisto, esta
tarea empieza desde que son bebés. Si llora, pero está cambiado, comido, le han
sacado gases, pensarán "No debo levantarl@, y lo dejarán en la cuna. Si lo van a ver, lo acariciarán, verán que todo
está bien y lo dejarán en su cuna. A medida que usen el "NO" o la
negativa de esta manera, ustedes mismos irán aprendiendo a darle significado a
los límites, ya que el niño instintivamente irá desarrollándose más
adecuadamente para evitar las negativas y cuando se le digan, entenderá que
debe obedecer). Cuántas veces observamos a padres y familiares negar algo, seguido
de un gesto gracioso, o berrinche por parte del niño, y todos los adultos ríen
o sienten compasión y dan al niño lo que deseaba? Pues de esta manera estaremos
creando hijos rebeldes, sin límites e inseguros.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología
Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la
Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El
Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio
de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los
diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también
internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud
mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y
Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras
instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de
Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido
también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a
su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido
en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con
otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer
métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a
pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad
para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera
permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de
terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de
absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la
prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y
dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de
experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol
fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el
futuro.
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