sábado, 28 de marzo de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS NIÑOS Y LA MENTIRA



A veces la preocupación de los padres cuando su hijo miente es injustificada, y se debe a no saber interpretar algunas manifestaciones de niños. Sin embargo, otras veces las mentiras tienen un significado mucho más serio y profundo que el que los padres le dan. Vale la pena orientar un poco a los padres sobre este tema. La mentira, en principio, no debe preocupar a los padres en los siguientes casos:

A los niños pequeños (de unos 4 ó 5 años) les gusta hacer cuentos e inventar historias. Esta es una actividad normal porque ellos se divierten oyendo e inventando cuentos. Frecuentemente confunden un poco la realidad con la fantasía, y esto nada tiene que ver con mentiras.

Los adolescentes suelen descubrir que las mentiras pueden considerarse aceptables en algunas situaciones, como por ejemplo, no decirle al novio/novia la razón real del rompimiento para no herir sus sentimientos. En realidad los adultos suelen utilizar la misma estrategia para evitar decir algo que no agrade o otras personas. Aunque ello puede ocasionar inconvenientes, se trata de un problema cultural más que de salud mental.

No es preocupante tampoco que los adolescentes mientan para proteger su privacidad, tan importante para ellos. La mentira es una defensa propia ante algo que ellos consideran una intrusión.
       
Hay algunos casos en los que la mentira, en principio, no es un síntoma preocupante, pero que pudiera llegar a serlo si no se maneja convenientemente, por ejemplo:

Un niño mayor o un adolescente puede decir mentiras interesadas (para no tener que hacer algo, o negando responsabilidad por sus acciones para evitar un castigo). Es una tendencia natural que indica un nivel de responsabilidad bajo, y, por tanto inmadurez. Los padres deben de reaccionar a este tipo de mentira ocasional hablando con el niño y explicándole cuán importantes son la verdad, la honradez, la confianza, y el sentido de la responsabilidad, e incluso haciéndole sentir “levemente” la pérdida de confianza, pero a la vez estimulándolo, expresando el deseo de recuperarla. Debe esperarse que poco a poco el problema vaya desapareciendo. Si al pasar los años no desapareciera, entonces sí es preocupante.

       En cualquier caso, vemos que se trata de mentiras ocasionales, coyunturales y justificadas, aun cuando esa justificación sea subjetiva. Sí deben preocuparnos, por contra, tipos de mentira habituales, que se repiten muy seguido, o mentiras absurdas e injustificadas, por ejemplo: 


Algunos niños ya grandecitos, y adolescentes incluso, sabiendo la diferencia entre la verdad y la mentira, cuentan con gran entusiasmo historias que parecen verdaderas, ya que reciben mucha atención mientras cuentan la mentira.

Otros niños y adolescentes, que por lo general actúan de manera responsable, caen en el patrón de mentir repetitivamente, creyendo que es la mejor manera de satisfacer las demandas de sus padres, maestros y amigos.  Estos niños usualmente no están tratando de hacer mal, pero el mentir repetidamente se convierte en un mal hábito. 
Otros simplemente reproducen el modelo que ven en el hogar.

Hay otros niños y adolescentes a quienes no les importa mentir para aprovecharse de los demás, o con intención de causarles algún perjuicio. Algunos adolescentes mienten frecuentemente para ocultar otros problemas serios, como alcohol y drogas, o mal desempeño escolar.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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