Por Luis Montes BritoArtículo escrito para
Gurú PolíticoRevista Digital, Acapulco, México
Desde meses atrás Rafael Correa venía anunciando una serie de medidas con la intención de profundizar su tránsito hacia el socialismo del siglo XXI y a su vez pretender mejorar la delicada economía del país que incluían despidos masivos de servidores públicos.
Ante lo impopular de las medidas el congreso se opuso a ellas, incluyendo la bancada oficialista, por lo que Correa amenazó con hacer valer una de sus reformas realizadas después de asumir el poder llamada “muerte cruzada”, la cual le permite disolver el congreso y adelantar la fecha de las elecciones generales que originalmente están señaladas para el 2013.
Con dicho anuncio profundizó el conflicto ecuatoriano elevándolo a un nivel de crisis institucional o crisis democrática por el enfrentamiento de dos poderes del estado.
Diferentes sectores venían manifestándose inconformes con el gobierno entre ellos los estudiantes universitarios que un día antes de los incidentes de los policías huelguistas llegaron al palacio de gobierno a lanzar huevos para protestar.
La provocación e imprudencia del presidente Correa, quien en contra de toda lógica, de todas las técnicas de negociación y de manejo de crisis, se presenta personalmente en el regimiento policial de Quito donde están los huelguistas afectados con las medidas, llegando con una actitud pendenciera y soberbia retando a la masa de insubordinados a que lo maten.
Una vez rechazado y agredido con gases lacrimógenos el presidente decide tratarse en el hospital de la policía ubicado a 200 metros de donde se encontraban los policías huelguistas, alegando posteriormente que estaba secuestrado.
Médicos que trataron al presidente Correa en el hospital y pacientes que se encontraban ahí, confirmaron públicamente que el presidente siempre estuvo resguardado por la seguridad presidencial y nunca estuvo incomunicado. Es más, Correa fue entrevistado telefónicamente por los medios de comunicación estatales durante el tiempo que fue supuestamente "secuestrado".
Aida Zaldumbide, una paciente que se estaba recuperando de una operación del corazón en el hospital de la policía declaró: "Es injusto lo que pasó. La prensa aquí está diciendo que él fue secuestrado, pero no fue así. Las fuerzas especiales hicieron un cordón para que pudiera irse, pero él no quería. Le dijimos que se fuera, que estaba poniendo en peligro la vida de todos, pero él no quería". Zaldumbide dijo que Correa respondió que "debo salir con la frente en alto así que esperaré hasta que mi gente de (el movimiento conocido como) Alianza PAIS me rescate".
Por su parte el comandante de la Policía de Ecuador, General Freddy Martínez, quien se mantuvo leal al presidente negó que el presidente Rafael Correa haya estado secuestrado por miembros de esa institución que se rebelaron contra el gobierno por una ley que les quita beneficios económicos
El ejército todo el tiempo se manifestó a favor del presidente. De hecho la evacuación o rescate del presidente estuvo a cargo del ejército y de elementos policiales no sublevados
A nivel nacional o internacional nunca hubo un pronunciamiento o plataforma reivindicativa de parte de ningún sector en contra de la legitimidad del presidente o del orden constitucional vigente
La situación se focalizó en Quito dejando de lado un movimiento a nivel nacional. Aunque la fuerza total de la policía es de alrededor de 40,000 integrantes la rebelión la causaron no más de 2,000 de sus miembros.
Posterior a la revuelta el sistema judicial libera a los únicos 3 coroneles arrestados por la rebelión, desvirtuando la peligrosidad de éstos alegada por el gobierno a través de la fiscalía que ordenó el arresto preventivo de los oficiales.
A quién favorece la rebelión llamada golpe de estado por el gobierno de Ecuador?
Compartiendo mi opinión: El presidente Correa está metido aún en una grave crisis institucional desde días previos a los hechos sucedidos el jueves, la cual viene incubando una presión social en su contra que lo llevó a amenazar incluso con la disolución del congreso, medida que terminará aplicando más temprano que tarde.
La rebelión policial manejada hábilmente por su gobierno en coordinación de los gobiernos del ALBA, para influir en los países miembros de UNASUR y la OEA, sirve únicamente a los intereses de Correa para provocar la unidad nacional en torno a un “enemigo” o una “amenaza” nacional, fortaleciendo su posición coyuntural y brindándole la justificación para purgar, reprimir y perseguir a quienes se oponen a la implementación de las pretendidas medidas extremas.
Tal es el caso de su principal opositor, el ex presidente Lucio Gutiérrez a quien el Ministerio Público ecuatoriano citó a declarar por “una presunta tentativa de asesinato contra Correa”, pasando por alto de forma intencionada o peor aún negligentemente, que precisamente la hija mayor del ex presidente Gutiérrez, Karina Gutiérrez, quien es oficial del ejército ecuatoriano, destacada en el batallón de atención de emergencias, equivalente a un equipo SWAT, participó en el operativo militar que fue montado para que Correa saliera del hospital policial en medio de disparos. También en el mismo operativo militar participó el Mayor del Ejército Robert Vargas Borbúa quien es primo del ex presidente Gutiérrez, lo cual deja muy mal parada y con nula credibilidad la versión de la fiscalía dominada por Correa.
En el corto plazo la oposición sale en desventaja con la fortaleza circunstancial adquirida por el gobierno producto del manejo comunicacional de la rebelión, más sin embargo la historia ha demostrado que los gobiernos autoritarios y represivos terminan por provocar una descomposición social que los vuelve adictos, a fin de poder sobrevivir, a nuevas y cada vez mayores medidas represivas en contra de sus gobernados quienes los terminan expulsando del poder.
En el corto plazo será evidente el aprovechamiento del régimen de Correa de dicha situación, que será evidenciado con medidas de intolerancia a la oposición y de una mayor radicalización en el discurso y medidas adoptadas, por su gobierno enmarcadas dentro de su tránsito hacia el socialismo radical.
Mi opinión es que el tan anunciado golpe de estado, solamente fue una historia Hollywoodesca inventada hábilmente por el equipo comunicacional de Correa aprovechando la huelga policial. En términos prosaicos en mi país a eso le llaman “hacer una tormenta de un vaso de agua”.