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miércoles, 26 de septiembre de 2012
Discursos Asamblea General de la ONU, Miercoles
lunes, 10 de septiembre de 2012
Talibanes ordenan asesinar al principe Harry
El hijo de Diana de Gales y el príncipe Carlos de Inglaterra llegó a Afganistán la semana pasada para volar helicópteros de combate.
Harry se encuentra en una misión de cuatro meses instalado en las afueras de Camp Bastion en la provincia de Helmand, donde participará en el frente de batalla de la guerra dirigida por la OTAN contra los insurgentes talibanes.
"Estamos usando toda nuestra fuerza para deshacernos de él, ya sea matándolo o secuestrándolo", dijo el portavoz talibán Zabihullah Mujahid por vía telefónica desde una locación no revelada.
"Hemos informado a nuestros comandantes en Helmand que hagan todo lo que puedan para eliminarlo", agregó Mujahid, quien rechazó brindar más detalles sobre lo que calificó como las "operaciones Harry".
El Ministerio de Defensa británico se negó a comentar sobre el comunicado de Mujahid, y las autoridades del Reino Unido han brindado pocos detalles sobre el período del príncipe Harry en Afganistán por motivos de seguridad.
El príncipe de 27 años, que es tercero en la línea de sucesión al trono, tomó su nuevo rol hace dos semanas, luego de desatar un escándalo tras ser fotografiado desnudo en Las Vegas, durante sus vacaciones.
Conocido militarmente como el Capitán Gales, Harry fue destacado por primera vez en Afganistán en el 2008, pero su misión fue acortada cuando colapsó una censura informática diseñada para protegerlo mientras estaba en el frente.
lunes, 21 de mayo de 2012
Hollande marca un nuevo rumbo para Francia en la reunión de la OTAN
Hollande marca distancia
con sus ausencia durante la intervención de Obama
lunes, 20 de junio de 2011
Casa Blanca decidirá esta semana sobre salida de sus tropas de Afganistán
Tomado de El País

El espionaje estadounidense cree que la red de Al Qaeda en el país es muy débil - Washington reconoce que hay contactos con los talibanes para negociar la paz
POR RICARDO M. DE RITUERTO
Un pulso en la Casa Blanca sobre la conveniencia o no de acelerar la retirada de las tropas de Estados Unidos en Afganistán se prevé se resuelva esta semana con un anuncio del presidente Barack Obama, que tiene sobre la mesa un informe que asegura que el debilitamiento de las fuerzas de Al Qaeda en Afganistán permite avivar los planes de evacuación. El Pentágono de Robert Gates es partidario de mantener el plan previsto, que comenzará con el repliegue escalonado el próximo mes. Gates reconoce que Estados Unidos ha establecido contacto con los talibanes, lo que también podría contribuir a aligerar la presión de los islamistas afganos.
Gates manifestó ayer en la CNN que los ataques que se desarrollan desde hace un par años contra los refugios de Al Qaeda en Pakistán están ya produciendo el resultado buscado. "Han sido debilitados de manera significativa", declaró. Pero no entró en si eso permite dinamizar la retirada de sus 100.000 soldados.
Otras fuentes han revelado a The New York Times que de 30 jefes de Al Qaeda identificados en la región fronteriza de Pakistán con Afganistán, 20 han sido abatidos en el último año y medio, incluido el líder supremo Osama bin Laden, muerto en una operación de comandos el pasado 2 de mayo. La documentación aprehendida en su refugio de Abbottabad muestra, según los analistas, que Al Qaeda esta desmoralizada por su falta de seguridad y que Bin Laden se lamentaba de no disponer de personal suficientemente aguerrido para ejecutar acciones sin temer por su vida.
Para Gates el descabezamiento de Al Qaeda conlleva la posibilidad de que los grupos afectos se hagan fuertes en sus respectivas áreas de influencia, con Yemen y el norte de África como zonas de más riesgo. Que Ayman al Zawahiri, el ideólogo de Al Qaeda, asuma la posición de Bin Laden como se anunció la pasada semana no despeja incógnitas. "La cuestión es si Al Zawahiri es capaz de mantener a estos grupos en una especie de movimiento o si se empiezan a dividir y se convierten en grupos terroristas regionales centrados en objetivos regionales", declaró el jefe del Pentágono, que dejará su puesto a finales de mes.
Las consecuencias para Afganistán de ese debilitamiento de Al Qaeda en Pakistán es lo que está evaluando la Casa Blanca, según señala The New York Times. Medios importantes de la Administración defienden la tesis de que con una Al Qaeda muy mermada es posible acelerar la retirada de tropas. La tesis oficial, mantenida hasta ahora por Gates y otros responsables militares de la campaña afgana, es que el repliegue se ha de realizar por sus pasos contados, empezando el próximo mes para llegar gradualmente hasta finales de 2014.
Lo reiteró Gates hace unos días en Bruselas, donde alertó del riesgo de una retirada en desbandada una vez se dé el disparo de salida. "No podemos permitirnos que algunos de los países que tienen tropas retiren sus fuerzas en atención a su propio calendario de una forma que socave la misión e incremente los peligros para los otros aliados", dijo. El camino a seguir en Afganistán es: "Juntos entramos, juntos salimos". El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, anunció recientemente que en julio las fuerzas de seguridad afganas asumirán la responsabilidad en siete provincias y distritos del país en los que vive el 25% de la población afgana y que el resto del repliegue aliado se hará conforme las condiciones lo permitan.
Aquella advertencia de Gates, entonces aparentemente dirigidas a aliados pocos fiables, adquiere nuevo relieve a la luz del pulso que se libra en torno al Despacho Oval. Obama no ha dado señales de cuál sea su intención. Lo único que ha trascendido es que el anuncio se hará pronto, quizá esta misma semana, para evitar la agonía de finales de 2009 sobre la pertinencia o no de potenciar con 30.000 nuevos soldados el despliegue americano en Afganistán.
Gates, que no ha entrado públicamente en ese debate, confirmó ayer que Washington, por medio de la diplomacia del Departamento de Estado, ha entablado contacto con los talibanes con vistas a tantear la salida pactada del conflicto mediante la reconciliación entre las facciones. "Yo diría que estos contactos son muy preliminares", manifestó en la CNN. Una de las cuestiones a resolver es la de estar seguro del interlocutor. "¿Quién representa a los talibanes?", se preguntó el secretario de Defensa. "No queremos entablar contacto con alguien que va por su cuenta". Aun así el proceso llevará tiempo. "Mi impresión es que unas auténticas negociaciones sobre la reconciliación no darán resultados hasta por lo menos el invierno", precisó.
Hillary Clinton, la secretaria de Estado, ha manifestado continuamente que los talibanes pueden ser readmitidos en la vida política afgana si renuncian a las armas, acatan la Constitución y respetan a las mujeres, una triada también aireada por el presidente Hamid Karzai. Fue Karzai quien dio cuenta de la existencia de "conversaciones de paz con los talibanes" en un discurso pronunciado en Kabul. "Militares extranjeros y especialmente de EE UU están participando en ellas".
jueves, 16 de junio de 2011
Médico personal de Bin Laden nuevo jefe de Al Qaida

El cirujano egipcio sucede a Osama Bin Laden al frente de la red terrorista. Considerado el cerebro de la organización y artífice de los atentados del 11 de septiembre, se convierte en el hombre más buscado del mundo.
En sus mensajes fustiga a los dirigentes paquistaníes, pero también a Estados Unidos, Israel, la ONU, los regímenes árabes y a países europeos como Francia.
A los 59 años, el cirujano egipcio Ayman al Zawahiri se convirtió en el nuevo líder de Al Qaida, anunció la red terrorista en un video colgado en internet por el sitio web de inteligencia estadounidense SITE.
Ayman al Zawahiri es considerado el cerebro y portavoz de la organización terrorista. La última vez que fue localizado ocurrió en octubre de 2001 en la frontera entre Afganistán y Pakistán, poco después organizar los atentados del 11 de Septiembre.
Los ataques contra el World Trade Center fueron el punto culminante de una vida dedicada a la lucha armada.
Al Zawahiri nació el 19 de junio de 1951 en Maadi, cerca de El Cairo, en el seno de una familia burguesa. Su padre era un médico muy respetado y su abuelo un importante teólogo musulmán. A los 15 años integró el movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes.
En 1980 fue condenado a prisión por su implicación en el asesinato del presidente egipcio Anwar el-Sadat. Tras cumplir tres años de condena huyó hacia Arabia Saudita y pasó por Estados Unidos antes de instalarse en Pakistán a mediados de los años 80.
Su decisivo encuentro con Osama Bin Laden remonta a la “yihad” contra los soviéticos en Afganistán. Pero sólo se unirían en 1998, dos años después de ser arrestado en Rusia por reclutar combatientes para luchar en Chechenia. A partir de entonces, empieza a figurar en la lista negra de Estados Unidos -que hoy ofrece 25 millones de dólares por su cabeza- por apoyar los atentados contra las embajadas norteamericanas en Kenya y Tanzania en 1998.
Egipto lo condena a muerte por la matanza de 62 personas, entre ellos 58 turistas extranjeros, en Luxor en 1997. Desde entonces encabeza la lista de terroristas más buscado junto a Bin Laden, a quien también asistía como médico personal.
En varias ocasiones se lo dio por muerto, y la cacería para eliminarlo tras el 11-S le costó la vida a su esposa y dos de sus hijas. Actualmente tendría otra mujer y sería el padre de una niña nacida en 2005.
Es jueves, en su mensaje colgado en internet, Al Qaida se comprometió a proseguir la "guerra santa" contra Estados Unidos e Israel bajo la dirección de su nuevo jefe, el egipcio Ayman al Zawahiri.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Conociendo al General Petraeus en la opinión del militar español de más alto rango en Irak

POR GENERAL RICARDO MARTÍNEZ ISIDORO
Fungió como el máximo Representante Español Militar en Irak, Segundo Jefe de la División Multinacional Centro-Sur, en Al Hillah, Irak, en la operación "Iraqui Freedom", desempeñando también los cargos de Deputy Comander(SP) en la citada División, SNR(SP) y Representante del JEMAD en el Teatro de Operaciones IF.
Conocí al general Petraeus en Irak, en septiembre de 2003, en la Transferencia de Autoridad (TOA) de los Marines a la División Multinacional Centro Sur, donde yo ejercía como deputy commander español y segundo jefe. Su presencia era sentida y esperada, después de su inteligente campaña al frente de la 101 División Aerotransportada norteamericana en el Kurdistán. Compartimos espera en el turno de comedor, como cualquier soldado, y desde ese momento, con limitados intercambios de frases sobre la TOA, quedé gratamente impresionado por su personalidad humilde y, sin embargo, de gran ascendiente entre sus subordinados.
Como teniente general volcó su experiencia en el Manual de Contrainsurgencia del Ejército de Estados Unidos que apareció en el año 2006, año terrible para las operaciones militares norteamericanas en Irak, y se puso en práctica sobre todo en ese teatro. Su paso como comandante de la Fuerza Multinacional coincide, al principio, con los peores años de resultados en la estabilización de ese país, con indicadores muy desalentadores.
Pasados unos meses, se produce en Irak un cambio de estrategia, lo que ha venido a llamarse «surge», basado en una concepción pragmática de las actuaciones militares y civiles, de tal forma que la estrategia se basó en una observación inquieta de las necesidades de Irak, en ganar los corazones y las mentes de los autóctonos, ahora ya frase célebre, y en obtener, como consecuencia, conceptos e ideas sólidas, para ponerlas en práctica con una gran acción de conjunto, supervisándolas meticulosamente en su fase de ejecución; el enemigo, la insurgencia, debería ser perseguido implacablemente para su neutralización, manteniendo las zonas de las que hubiera sido desalojado. Estos parámetros generales, a pesar de las diferencias con Irak, deberían poder ser aplicables en Afganistán; ahí reside la inteligencia del personaje para poder aplicar su gran bagaje de experiencias.
Pero hay más, Petraeus sacó del ostracismo un factor básico, arrinconado en aquel conflicto hasta entonces por la dureza de la lucha, los valores. Corrigió, sin miramientos, los excesos y costumbres de la nefasta cárcel de Abu Graib y recordó que no se podría estabilizar Irak sin implantar los valores del hombre, del militar y los que siempre han adornado la existencia de Estados Unidos, lo que es lo mismo que renunciar a la guerra sucia y al deslizamiento de la situación hacia la negación de todo lo que el hombre ha conseguido hasta la fecha en el respeto a sí mismo y a los demás.
Al llegar a Afganistán como nuevo comandante en jefe de ISAF y de las Fuerzas Norteamericanas, expuso con contundencia que había venido a ganar la partida en este complicado conflicto, manifestando su decisión de impulsar de forma prioritaria, como principio fundamental de su actuación, la voluntad de vencer, contra cualquier veleidad de los derrotistas, en el país y en la retaguardia.
D Hubiera sido fácil erigirse como ostentador de otra estrategia para Afganistán, con su predecesor caído en desgracia por un impensable asunto de comunicación pública, y sin embargo ratificó, respetó y reconoció la actuación del general McCrystal, como militar y responsable operacional de ese teatro, recogida en el famoso informe de agosto del año 2009, que provocó el aumento de efectivos norteamericanos y de ISAF en Afganistán; con ello separaba, y salvaba de la desaprobación, la cadena militar de las equivocaciones cometidas en el ámbito de las relaciones político-militares.
Precisamente Petraeus, aceptando ser comandante en jefe de Afganistán, realiza un acto de humildad castrense sin precedentes al situarse en el nivel subordinado a su mando en aquel momento, el Central Command, poniendo fin a una crisis profunda en la cadena general de mando del presidente Obama, jefe supremo de las Fuerzas Armadas norteamericanas.
La actuación de Petraeus, en relación con Obama, no significa una subordinación ciega al nivel que representa el presidente, que convertiría la cadena de mando en una herramienta rígida y falta de iniciativa, en la que los detalles de cada punto de observación y su validez para conducir las operaciones dependen de la capacidad de ejecución de cada nivel y su significado para el éxito. Por ello, el general proporcionó en cada momento el mejor asesoramiento profesional militar disponible para el conflicto de Afganistán, para que el jefe supremo lo integrara con otras opciones a su alcance.
Lógicamente los resultados que se esperan de él son fruto del conocimiento profundo de la situación de Afganistán-Pakistán y de la aplicación de su propia concepción de la estrategia, cuyas claves serían las siguientes.
En el ámbito político-militar, Petraeus manifiesta su confianza en el presidente Karzai, en su compromiso de transparencia, integridad y responsabilidad, así como en su política de reconciliación con los talibanes, esperando que se hagan realidad los lemas de su Gobierno, dándole una nueva oportunidad de credibilidad, ya que la estrategia de contrainsurgencia difícilmente podría establecerse sin ese requisito. Para Karzai, por otra parte, relevado McCrystal, el mejor candidato era el general Petraeus.
El concepto de la operación de contrainsurgencia pasa por mantener el esfuerzo actual de ISAF y US, cambiando su dedicación cuando las condiciones permitan una transición a las Fuerzas de Seguridad afganas y manteniendo el compromiso en torno a la protección de la población de los militantes que permiten que Al Qaeda tenga un santuario en su país; es de prever también una «surge civil» de más de mil cooperantes.
La situación en relación con la insurgencia está en un momento crítico, el enemigo es resistente y tiene una gran confianza en sí mismo, sus metas y valores permanecen constantes, piensan que pueden sostener el momento actual y mantener, e incluso aumentar, su capacidad operacional adaptándose a los cambios producidos en ISAF, expandiéndose y aumentando su influencia, realizando una labor muy activa en torno a la población, a la que apoyan o coaccionan, pasándole su relato de que luchan para expulsar a las fuerzas ocupantes extranjeras que sostienen un Gobierno corrupto; su finalidad es separar lo local y tribal del Gobierno central, por cualquier medio.
El valor de la fecha de retirada norteamericana (2011) lo pone en solfa, a pesar del anuncio de Obama, para que signifique el inicio condicionado de un proceso que nunca debe pesar sobre la población y dar opciones a la insurgencia. El nombramiento de Petraeus parece por tanto adecuado para el progreso en Afganistán, si bien debe ser acompañado por otros aciertos en los múltiples factores que gravitan sobre el futuro de este atormentado país.
jueves, 24 de junio de 2010
Obama destituye al General McChrystal, Jefe de las Tropas en Afganistán
Quien es el General Stanley McChrystal?
El General Stanley A. McChrystal, del Ejército de los Estados Unidos, (nació el 14 de agosto de 1954), en una familia de alta tradición militar. Su padre fue el General de División Herbert J. McChrystal Jr., quien sirvió en Alemania durante la ocupación estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial y más tarde en el Pentágono. El General Stanley McChrystal fue el cuarto hijo de una familia de cinco niños y una niña, todos ellos han servido en el ejército o se casaron con un miembro de este cuerpo.
El General Stanley McChrystal se graduó en West Point en 1976 y pasó las siguientes tres décadas ascendiendo a través de puestos de mando convencionales y de Operaciones Especiales así como conquistando posiciones en el Consejo de Relaciones Exteriores en Harvard, donde durante su permanencia y en adición a sus funciones profesionales corría 12 millas diarias. Si me preguntan por el General McChrystal lo primero que se me viene a la mente es “cero grasa corporal” dijo Leslie H. Gelb Presidente Emérito de dicho Consejo.
Fue comandante de un equipo de Boinas Verdes en 1979 y 1980, e hizo varias operaciones con los Rangers del Ejército sirviendo en él como oficial de su Estado Mayor y comandante de este prestigioso batallón, incluyendo su comando durante la guerra del Golfo Pérsico en 1991.
Ha sido jefe del comando, que supervisa la fuerza elite Delta Force y unidades especiales como los Navy Sea

Es conocido por dormir nada más un par de horas al día y reincorporarse fresco a su trabajo. También es conocido por su afición al trote, el cual realiza diariamente escuchando libros de audio en un iPod.
Dentro de su más reciente historia profesional supervisó las operaciones secretas de comandos durante cinco años en Iraq. Los funcionarios de inteligencia militar lo califican como una enciclopedia, en el conocimiento sobre la vida de los terroristas, incluso lo califican como un oficial obsesivo (workaholic) que condujo agresivamente a sus tropas para poner fuera de combate a la mayor cantidad posible de terroristas.
Sus colegas de armas y sus compañeros sienten un profundo respeto profesional por McChrystal, del cual se expresan como: “Él es un oficial atlético, inteligente, duro, un soldado de sigilo astuto", dijo el mayor general William Nash, un funcionario jubilado. "Tiene todos los atributos requeridos para desarrollar Operaciones Especiales, además de una aguda inteligencia".
La mayor parte de lo que el general McChrystal ha hecho en su carrera militar de 33 años sigue siendo secreto, incluido el servicio entre 2003 y 2008 como comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, una unidad de élite tan clandestina que el Pentágono durante años se negó a reconocer su existencia. Pero ex agentes de la C.I.A. dicen que el general McChrystal fue uno de los militares de los que junto a la CIA, dirigieron arduamente una operación secreta conjunta en la región tribal de Pakistán en el 2005 que tenía por objeto capturar vivo o muerto a Ayman al-Zawahri, lugarteniente de Osama bin Laden y quien se encuentra escondido en la zona fronteriza entre Afganistán y Paquistán.
Fue comandante en jefe de la ISAF (International Security Assistance Force, en español, Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad), en Afganistán así como comandante en jefe del contingente militar propio de Estados Unidos en Afganistán (USFOR-A). Asumió ambas responsabilidades el 15 de junio de 2009. Previamente, había ocupado altos cargos en el Estado Mayor del Ejército, y había servido en Iraq En el otoño de 2009, en su condición de máxima autoridad militar en el conflicto de Afganistán ha pedido y obtenido de la Administración Obama el envío de entre 30.000 y 40.000 soldados al teatro de operaciones de Asia Central, bajo la premisa de que aunque "la situación es seria, el éxito es aun posible".
El 23 de Junio de 2010 fue destituido por el presidente Barack Obama a raíz de unas graves críticas expresadas por el general McChrystal en un artículo sobre la dirección de la guerra en Afganistán a publicarse en la revista Rolling Stone.
Después de leer el impresionante historial militar del General McChrystal y de co

Parafraseando al General Colin Powell, el decía algo así con respecto a la misión: "Cuando estamos en la etapa de planificación, mi misión consiste en presentar honestamente mis puntos de vista y defenderlos fervientemente ante la opinión de los demás, así como cuestionar los puntos de vista de otros incluyendo los de mis superiores. Una vez aprobado el plan, mi misión consiste en defender fervientemente cada uno de sus puntos como si yo los hubiera propuesto."
Para los que hemos vivido la guerra muy de cerca en algún momento de nuestras vidas, vemos que entre más difícil es el teatro de operaciones donde se encuentra el soldado, el profesional o el empleado, éste tiende a tener la falsa impresión que los resultados de la guerra, de la empresa o de la compañía, según sea el caso, dependen de su persona, poniendo en duda aquella realidad práctica que es demostrada a diario con diferentes hechos en la vida, que “nadie es insustituible, todos somos reemplazables”. Los éxitos importantes de la vida son y seguirán siendo materia y producto de trabajo en equipo.
Tomado de El País
La decisión surge después de que el general emitiera una serie de críticas contra el presidente y su entorno en un artículo en 'Rolling Stone'.- Nombra como sustituto a David Petraeus, actual jefe del Comando Central del Ejército.

Con la pausa dramática que se ha hecho característica de sus más trascendentales decisiones, Barack Obama ha anunciado hoy la destitución de su más célebre general, Stanley McChrystal, y su sustitución por el más reputado, el general David Petraeus. De esta manera, el presidente norteamericano ataja un auténtico caso de insubordinación en la cúspide militar y pone la guerra de Afganistán en manos del hombre que ganó la de Irak.
Ha sido una decisión difícil, triste, que lamento, pero la decisión correcta en beneficio de nuestro ejército y nuestro país", declaró el presidente en una comparecencia desde el jardín de la Casa Blanca, escoltado por el vicepresidente, Joe Biden, el secretario de Defensa, Robert Gates, y el mismo Petraeus, a quien su nación reclama ahora el sacrificio extraordinario de retomar el traje de fatigas para dirigir una misión que muchos creen imposible.
Es un movimiento sorprendente que culmina 24 horas de tensión que han devuelto a Washington la atmósfera de las grandes crisis, de momentos históricos como la destitución del general Douglas MacArthur a manos del presidente Harry Truman por hechos mucho más graves pero igualmente decisivos en el campo de batalla, en aquel caso Corea, ahora Afganistán.
McChrystal ha sido relevado del mando por un perfil publicado en una revista musical en la que no se recogían sus palabras literales pero sí su tono de desprecio, de burla y desconsideración hacia su comandante en jefe y los mandos civiles a los que está constitucionalmente sometido. Por mucho que sus medallas lo defendieran y que su desempeño sobre el terreno lo hiciera parecer irremplazable, por mucho que el Gobierno de Afganistán pidiera su continuidad, que el Ejército de Pakistán abogara por él, por mucho que la OTAN sintiera una angustiosa sensación de vértigo ante su relevo, la cabeza de McChrystal ha acabado rodando cortés pero irremisiblemente.
Obama quiso comunicárselo en persona y consiguió, por deferencia a su brillante hoja de servicios, que no trascendiera ni una sola pista sobre su decisión hasta que McChrystal la conoció primero, poco antes de las diez de la mañana (las cuatro de la tarde hora peninsular), sentado cara a cara con el presidente en el Despacho Oval.
Menos de media hora después, el general volvía a subirse a la camioneta que le esperaba en la avenida Pensilvania para conducirlo hacia un final sin gloria. No puede haber peor conclusión para una carrera militar: desposeído del mando en la mitad de su misión y por una grave violación de los códigos de conducta castrenses. "McChrystal no ha respetado los preceptos que se le suponen a un mando militar, su conducta ha incumplido el principio del control del Ejército por parte del poder civil, que es una de las esencias de nuestro sistema democrático", recordó Obama.
Habrá algunos que no compartan la gravedad del suceso, que crean que algunas citas indirectas aparecidas en una revista no merecen arruinar de esta manera el expediente de un soldado que participó en operaciones tan relevantes como la captura de Saddan Husein. Pero Obama ha decidido que su autoridad estaba a prueba en este episodio y ha preferido imponerla.
No se trata de una decisión exenta de riesgos para él. Al destituir a McChrystal, Obama represalia al hombre que desarrollaba la nueva estrategia que su Administración puso en marcha en Afganistán, a un general a quien le había concedido 30.000 soldados más para atacar de frente a los talibanes, a un hombre extrovertido y locuaz que se había ganado las simpatías de sus hombres y de los periodistas que cubren el conflicto. Castiga, en resumen, a un militar capaz y popular, como todos los que, de una forma u otra, han dejado su huella en la historia norteamericana, desde Patton al propio Petraeus.
Solo una figura del peso del héroe de Irak podía llenar el vacío de un personaje como McChrystal. Petraeus, actualmente jefe del comando regional que cubre todo el Próximo y Medio Oriente, era formalmente el jefe de McChrystal, aunque a un general que manda 100.000 soldados sobre cuya vida o muerte tiene que decidir cada día, como se ha comprobado, no hay quien le mande.
McChrystal fue siempre un lobo solitario, un militar de pocas concesiones con la jerarquía. Ni era un hombre de Petraeus ni mucho menos un amigo de Gates, quien incluso tuvo la precaución, cuando McChrystal fue nombrado hace una año, de colocarle como segundo a un oficial de la plena confianza del secretario de Defensa, David Rodriguez. Se ha mencionado ahora el nombre de Rodriguez entre los posibles comandantes en Afganistán. Pero Obama necesita un militar de más renombre en esa causa, aún a riesgo de engendrar otro monstruo.
martes, 22 de junio de 2010
Máximo Jefe militar EEUU en Afganistán se disculpa por burlarse de Obama

El general Stanley McChrystal, el máximo responsable militar de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, ha tenido que pedir disculpas por un artículo de próxima aparición en el que miembros de su equipo critican y se burlan de altos cargos del Gobierno de Barack Obama y de diplomáticos estadounidenses. El artículo, que se publicará el viernes en la revista Rolling Stone, retrata la división entre el estamento militar y los asesores de Obama, en un momento delicado para el Pentágono, que se enfrenta a las críticas por su estrategia para intentar dar un giro a la guerra afgana. El general ha sido convocado a Washington, según acaba de informar ABC News.
El vicepresidente, Joe Biden, y el embajador de EE UU en Afganistán, Karl Eikenberry, son las dos principales dianas de los ayudantes de McChrystal, citados de forma anónima en el artículo, titulado The Runaway General (el general fugitivo). También retratan a un McChrystal "decepcionado" con Obama.
"Fue un error que refleja escaso criterio y que nunca debió haberse producido", se disculpó el general en un comunicado emitido hoy. "Tengo un enorme respeto y admiración por el presidente Obama y su equipo de seguridad nacional, y por los líderes civiles y las tropas que luchan en la guerra, y seguiré comprometido en asegurar el éxito en el resultado", añadió.
Según una de las fuentes de Rolling Stone, McChrystal, en una conversación, bromeó: "¿Me preguntas por el vicepresidente Biden? ¿Quién es ese?", informa la BBC. También otro miembro del equipo hizo un juego de palabras con el apellido Biden y la expresión "bite me", que se podría traducir como "chúpamela". El vicepresidente era uno de los miembros del Gobierno más críticos con la pretensión de los militares de aumentar las tropas en Afganistán, y era partidario de una estrategia antiterrorista más limitada.
Por el contrario, sale bien parada la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que respaldó la petición de McChrystal de enviar más soldados.
El artículo asegura que el general se sintió traicionado por el embajador estadounidense en Afganistán, al que acusó de utilizar la filtración de un documento clasificado, que ponía en duda sobre la conveniencia de aumentar el despliegue militar, para "cubrirse las espaldas".
Entre otras expresiones polémicas, uno de sus ayudantes despreció una reunión del general con el presidente de hace un año, a la que calificó de "operación para salir en la foto de 10 minutos", y añadió: "Obama claramente no sabía nada de él, quién era... No parecía muy comprometido. El jefe estaba bastante decepcionado".
Tras el comunicado con las disculpas del general, la OTAN ha expresado su plena confianza en el general. "Es un artículo bastante desafortunado, pero es sólo un artículo", afirmó el portavoz de la Alianza, James Appathurai, en nombre del secretario general, Anders Fogh Rasmussen.
domingo, 20 de junio de 2010
Afganistán y su alta adicción al opio
POR RUKMINI CALLIMACHI/ASSOCIATED PRESS
SARAB, AFGANISTÁN. Al abrir la puerta de la casa de Islam Beg, el humo espeso del opio se escapa apresudaramente entre el aire frío de la montaña, como cuando el agua evaporada escapa de un baño de vapor. Son apenas las ocho de la mañana y la familia de seis --incluyendo un infante de un año-- ya está reunida alrededor de la pipa de opio.
Beg, de 65 años, inhala el humo y lo exhala. Le pasa la pipa a su esposa. Ella fuma y la pasa a su hija. La hija aspira el humo de opio y lo exhala en la boca diminuta de su bebé. Los ojos del pequeño giran hacia atrás.
Sus rostros son delgados. Sus cabelleras lucen enmarañadas. Tienen un olor peculiar.
En decenas de aldeas montañesas de este remoto rincón de Afganistán, la adicción al opio se ha vuelto tan fuerte que familias enteras --desde niños pequeños hasta ancianos-- son adictas.
Aislados del resto del mundo por arroyos glaciales, la adicción se mueve de una casa a otra, infectando comunidades enteras. A partir de apenas una familia hace sólo unos años, por lo menos la mitad de los residentes de Sarab, una población de 1,850 residentes, son adictos ahora.
Afganistán suministra casi todo el opio que consume el mundo, el ingrediente en bruto del que se crea la heroína. Aunque la mayoría de la cosecha mortal se exporta, queda suficiente en el país para crear un ciclo vicioso de adicción.
En Afganistán hay por lo menos 200,000 adictos al opio y la heroína: 50,000 más que en Estados Unidos, un país mucho más grande y más adinerado, según el departamento estadounidense de Salud y un estudio de Naciones Unidas del 2005.
Se espera que un estudio nuevo revele tasas de adicción aun superiores, reflejando el costo humano de las guerras y la pobreza desesperada en Afganistán.
"El opio es nuestra medicina'', dice Beg. "Cuando duele el estómago, se inhala el humo. Luego toma un poco más, y un poco más, y entonces se vuelve adicto. Una vez que uno se engancha, se terminó. Usted está acabado'', admite.
Cuando su nieto Shamsuddin, de un año, se cortó el dedo en la jamba de la puerta, Beg sopló humo de opio en la boca del niño, una práctica común en esta parte del mundo que ahora está produciendo una adicción desenfrenada entre los menores de edad.
Beg dice que no quiere que su nieto se vuelva un adicto, pero asegura que no tiene alternativa. "Si no hay ninguna medicina aquí, ¿qué debemos hacer? La única manera de hacer que se sienta bien es darle opio''.
A partir de una sola inhalación, ellos avanzan hasta un hábito de tres veces al día que se extiende a otras personas. Cuando Beg empezó a consumir opio, no fueron sólo su esposa e hija quienes siguieron el ejemplo. Fue su hermano y luego su cuñada. Como una epidemia, la adicción avanza por el poblado.
Los trabajadores sanitarios dicen que para enfrentar el problema necesitan darle tratamiento a toda la comunidad. El ministerio de Salud se llevó a 120 adictos de Sarab a un centro que está a un día de recorrido. Tres meses después, detectaron que 115 de los 120 habían recaído.
Salvo por algunos tapetes sucios, la casa de Beg no tiene nada. Ha empeñado todas las cosas de su familia para comprar la droga.
"Estoy avergonzado de lo que me he vuelto'', dice Beg, quien porta un turbante sin lavar en la cabeza. "He perdido el respeto por mí mismo. He perdido mis valores. Le quito el alimento a este niño para pagar por mi opio'', dice, apuntando a su nieto de cinco años, Mamadin. ‘‘El pasa hambre''.
Los antepasados de Beg eran los dueños de muchos de los terrenos del poblado, localizado al lado de un arroyo al final de un cañón de montañas escarpadas en la provincia de Badajsan, cientos de kilómetros al noreste de Kabul, la capital de Afganistán.
Beg llegó a tener 1.200 ovejas, pero las vendió una por una para pagar la droga. Siguieron las propiedades. Su casa espaciosa, alguna vez cubierta con alfombras ornamentales, dio paso a una casucha de barro. Cultiva patatas en el último de sus campos y cada vez que cosecha tiene que hacer una elección: alimentar a sus nietos o comprar opio. Normalmente, se inclina por las drogas.
Después de vender sus tierras, algunas familias acuden a medidas aun más desesperadas. Piden préstamos de los tenderos que les venden drogas. Entonces venden a sus hijas, conocidas como "novias del opio'', para pagar la deuda. También arriendan a sus hijos.
"Sé que él está enojado conmigo, ¿pero qué puedo hacer? No me queda nada para vender'', dice Jan Begum, quien envió a su hijo de 14 años a hacer trabajo de construcción para los narcotraficantes. "Intenté detenerme, pero no pude. Siempre que lo hago, el dolor se vuelve insufrible''.
El problema lo comparten también algunos países vecinos de Afganistán. Irán, justo al oeste, tiene la tasa de consumo de heroína por cabeza más alta del mundo. Los laboratorios de heroína allí, así como en Pakistán, al este, usan opio importado de Afganistán. Estos países ahora están exportando la adicción a la heroína a Afganistán en forma de refugiados.
En Sarab, los lugareños que no se han vuelto adictos mantienen distancia de quienes lo son. No los invitan a sus casas y buscan evitar que acudan a las reuniones del poblado. Es como si trataran de ponerlos en cuarentena.
Beg dice que para él está perdida toda esperanza. Incluso después de que sea enterrado, pasarán 70 años para que el opio desaparezca de sus huesos. Su esperanza, dice, son sus nietos, las únicas personas de la familia que no son adictos todavía.
Mientras Beg se droga en una mañana reciente, el nieto de un año gatea y empieza a jugar con la pipa de opio. La recoge y agita, como si fuera un cascabel. Entonces, imitando a su abuelo, levanta la pipa y se la pone en la boca.