tomado de esglobal
2.000 AÑOS DE ESCLAVITUD
Por Lino González
La esclavitud nunca ha
dejado de existir, si bien varios informes de organizaciones internacionales y
ONG aseguran que en las últimas décadas se ha reducido su magnitud. Aún así, se
estima que entre 20 y 30 millones de personas en todo el mundo todavía estarían
viviendo en condiciones de esclavitud. He aquí una muestra de la esclavitud
moderna.
Una comisión del Parlamento
Europeo estableció a mediados de 2013 que en Europa podría haber hasta 1 millón
de personas en situación de esclavitud que estarían reportando a las mafiashasta 25.000 millones de euros al año.
La trata de mujeres, con
fines de explotación sexual, destaca como un problema común en todos los países
europeos, tanto en los que se ha legalizado la prostitución como en aquellos
que mantienen su prohibición. España, por ejemplo, es de los pocos Estados
europeos queaún no ha firmado el Convenio Europeo
contra la Trata de Seres Humanos.
Los países de Europa del
Este suelen considerarse los más afectados por la esclavitud derivada de la
trata de personas. Son países de origen, tránsito y destino de mujeres
obligadas a ejercer la prostitución. Entre los Estados miembros de la UE
destacan República Checa, Hungría y Bulgaria. Fuera de la Unión, es Moldavia la
que prevalece. Además de las mujeres de esta región, en los últimos años se ha
incrementado mucho la explotación de africanas –procedentes sobre todo de Nigeria-, sudamericanas –concretamente
destacan las deBrasil- y asiáticas –con las mafias chinas expandiendo de forma
sustancial su negocio de trata-.
Además de la trata con
fines sexuales, en Europa miles de personas son empleadas en sectores como la
construcción y la agricultura, así como en pequeños talleres textiles
clandestinos. Muchos son inmigrantes obligados a trabajar en condiciones
infrahumanas a cambio de cancelar su deuda con las mafias que les facilitaron
la entrada en la UE. En la ciudad italiana de Prato, en la Toscana, donde
operan numerosas empresas chinas, las condiciones de trabajo de muchos
trabajadores de origen chinos son precarias. En los medios se ha hablado de la
presencia de esclavos procedentes de China, sin embargo, muchos de esos
trabajadores han negado que lo sean. En el sur del
país, empleados de Bangladesh sí han denunciado estar siendo tratados como
esclavos en fábricas y talleres de la periferia de Nápoles.
Si bien es cierto que
Europa es una de las regiones mundiales con menos esclavitud en términos absolutos,
no se debería obviar que los países desarrollados son los principales destinatarios de bienes de
consumo producidos –en muchos casos, por empresas europeas directa o
indirectamente- en las regiones del mundo con una mayor incidencia de
esclavitud.
Cada año, coincidiendo con
la época de cosecha del algodón que se inicia en octubre, cientos de miles de
uzbekos –en torno a 1 millón, según algunas estimaciones- son obligados por las
autoridades a participar en los trabajos de recolección del algodón, con
jornadas de sol a sol a cambio de una comida al día. El Estado uzbeko emplea a
sus ciudadanos sin distinción de sexo, edad o profesión (hasta 2012 niños
menores de 15 años eran empleados, una costumbre que parece haber comenzado a
decaer ante la presión internacional). Aún así, las
autoridades justifican el ejercicio de la esclavitud estatal asegurando que es una
costumbre que les permite obtener buena parte de su riqueza.
En el Ejército ruso, aún se
producen casos de trabajos forzados, como en tiempos de los
zaristas. Algunos oficiales ganan mucho dinero haciendo trabajar fuera de los
cuarteles a los reclutas en trabajos de diversas características.
En Asia Central y el
Cáucaso miles de ciudadanos emigran cada año en busca de un futuro mejor y
terminan trabajando en condiciones de esclavitud en los diversos sectores de
los principales motores económicos de la antigua Unión Soviética: Kazajstán y la Federación Rusa.
Además de ser un país de
destino para centroasiáticos, Rusia es también un destacado país de origen para
la trata de mujeres, al igual que Ucrania y Bielorrusia. Rusas, bielorrusas y
ucranianas terminan siendo explotadas sexualmente en países de los cinco
continentes, en ocasiones controladas por
las propias mafias rusas.
Oriente Medio y Norte de
África
Las noticias publicadas en
los últimos meses sobre la muerte de varias decenas de trabajadores
en las obras de construcción del Mundial de Fútbol de Qatar 2022 han situado en
las portadas de los medios internacionales las difíciles condiciones de los inmigrantes
en el pequeño emirato del Golfo Pérsico. Jornadas laborales de hasta doce horas
al día, siete días a la semana, contratos incumplidos y alojamientos indecentes
son algunas de las condiciones en las que viven los trabajadores –procedentes,
sobre todo, de Bangladesh, Nepal, Filipinas, India, Pakistán y Sri Lanka-
encargados de construir todas las infraestructuras necesarias para la cita deportiva
internacional. El fenómeno no es nuevo en esta región, se están
viviendo situaciones similares en Arabia Saudí y también Dubái.
Especialmente, en Arabia Saudí, el país más poblado de la
Península Arábiga, se registran muchos casos de trabajadoras domésticas
sometidas a condiciones abusivas por parte de sus empleadores. Mujeres
procedentes de países asiáticos –como Filipinas o Sri Lanka- y de algunos
Estados africanos trabajan en muchos casos sin que se les respeten un mínimo de
sus derechos laborales. Según la Organización Mundial del Trabajo,
Oriente Medio y el Norte de África son dos regiones en las que las que estas
empleadas del hogar están más desamparadas por las legislaciones laborales, lo
que facilita todo tipo de abusos, incluido el maltrato físico. Mientras Marruecos y Jordania están tomando medidas
legales para remediar esa desprotección, Líbano, por ejemplo, se muestra, de
momento, menos comprometido al respecto. A pesar de que en los últimos años se
han registrado varios casos de suicidio entre las trabajadoras
domésticas procedentes sobre todo de países africanos y asiáticos que residen
en el país. Unas 200.000 según algunas estimaciones.
También los niños son
objeto de explotación en Afganistán, uno de los países del mundo en el que
más matrimonios infantiles se registran. Según UNICEF, el matrimonio infantil
desemboca en muchos casos en situaciones equiparables a la esclavitud.
Además, otra práctica habitual es el de emplear a los menores afganos como
sirvientes domésticos.
En el país más desarrollado
de la región, Israel, existe un alto número de mujeres
obligadas también a ejercer la prostitución por parte de mafias organizadas.
Asia y Oceanía
Pakistán e India destacan
como los dos países que -por dimensiones poblacionales e índices de desarrollo
humano- más esclavos tienen dentro de sus fronteras. Es habitual que hombres,
mujeres y niños indios terminen desarrollando trabajos forzados para devolver
préstamos contraídos, un fenómeno muy extendido también en Pakistán. El Banco
Asiático de Desarrollo estima que casi 2 millones de pakistaníes
estarían realizando algún tipo de trabajos forzados (hay ONG que aseguran que
las cifras son más altas). En algunos estados indios, como en Gujarat,
importante región productora de algodón, la prevalencia de la esclavitud entre niños parece ser especialmente
alta.
Una forma de esclavitud muy
extendida en India deriva de los miles de indios empleados como sirvientes
domésticos dentro del propio país. Miles de mujeres indias y pakistaníes son explotadas sexualmente por redes de trata
que operan sobre todo en las grandes capitales de ambos países. Se han
documentado también numerosos casos de explotación sexual infantil.
La explotación sexual es un
problema que, en el Sureste Asiático, sufre especialmente Tailandia, destino
internacional de turismo sexual, incluido el pedófilo. Además de las propias
mujeres tailandesas explotadas, al país llegan jóvenes captadas por redes de
trata y que procedende de Camboya, Laos, Birmania y Vietnam.
Las fronteras tailandesas
también las cruzan miles de hombres y mujeres de los países vecinos en busca de
un empleo y muchos terminan desarrollando algún tipo de trabajos forzados. Por
ejemplo, en la gran pujante industria tailandesa relacionada con la pesca (Europa es el tercer destino
de las exportaciones pesqueras de Tailandia por
detrás de EE UU y Japón) y en las labores agrícolas de la zafra del azúcar. Un buen número de estos
trabajadores forzados proceden de Birmania: se calcula que en torno a unos 3 millones de birmanosestán
viviendo en Tailandia. Al igual, se han detectado numerosos casos de
explotación extrema y trabajo infantil en las plantaciones asiáticas de aceite de palma, destacando en este sentido
Indonesia, primer productor mundial.
El desequilibrio
demográfico en China, con muchos más hombres que mujeres, ha favorecido el
tráfico de mujeres. Tanto chinas como mujeres procedentes de otros Estados de
la región son explotadas sexualmente e, incluso, pueden ser vendidas a hombres
con los que contraen matrimonios forzosos. Trabajadores de lospaíses vecinos emigran hacia los polos
industriales y agrícolas chinos para trabajar y muchos de ellos terminan siendo
víctimas de algún tipo de explotación laboral. Muchas de las empresas occidentales
que sondestinatarias de los bienes fabricados en
esos centros productivos, suelen ofrecer la misma excusa: no pueden controlar
todas las subcontratas que terminan trabajando para ellas.
Hacia otro de los centros
económicos de la región, Australia, viajan cada año miles de migrantes
asiáticos –un buen número con intención de solicitar asilo–. Algunos de ellos quedan a merced de
las redes que les han cobrado grandes sumas para entrar en el país y para hacer
frente al pago deben enfrentarse a condiciones de trabajo forzado. Estos
esclavos se suman a las mujeres explotadas sexualmente en
Australia, Estado que legalizó la prostitución hace dos décadas.
En Japón se ha denunciado que las labores de
limpieza de la central de Fukushima estarían siendo realizadas por obreros
contratados por las yakuzas, las mafias japonesas. En muchos casos,
los trabajadores –desempleados de larga duración y personas sin techo- estarían
siendo intimidados para que realicen un trabajo que reporta a los criminales
altos beneficios.
El pequeño país de Nepal
destaca negativamente en cuanto a la alta prevalencia de la esclavitud. Se calculaque hasta 200.000 mujeres nepalíes
podrían estar trabajando en burdeles indios, muchas de ellas vendidas por redes
de trata. Hasta un 40% de los niños nepalíes entre los 5 y los 17 años –en
torno a un 1,5 millones- estarían siendo empleados en algún tipo de trabajo,
dentro de sus fronteras y en países como India, tras haber sido comprados y
vendidos por dichas redes.
Es muy difícil encontrar
información precisa sobre cualquier tema relacionado con Corea del Norte,
incluidos sus campos de trabajos forzados. Según algunas informaciones el régimen
norcoreano llevaría años alquilandoa miles de sus ciudadanos para
que trabajen en países como China, Rusia, Mongolia, Libia, Bulgaria, Arabia
Saudí y Angola. En 2006 se supo que un grupo de varios
cientos de trabajadores norcoreanos estaban trabajando en una fábrica de la
República Checa en condiciones inhumanas.
América
El pasado mayo,
coincidiendo con el 125 aniversario del fin de la esclavitud colonial en
Brasil, el Gobierno brasileño anunciaba que en 2012 las autoridades del
país habían liberado a 2.849 esclavos, un 14% más que en 2011. Estas personas
trabajaban en la agricultura y en sectores como la construcción y la
metalurgia. En 2011, el problema de la esclavitud en Brasil llegó a los medios
de comunicación internacionales tras la liberación de trabajadores esclavos
–sobre todo,inmigrantes peruanos y bolivianos- en una
empresa subcontratada por el grupo español Inditex. La empresa y la fiscalía
brasileña alcanzaron un acuerdo para el pago de una multa.
A pesar de todos sus
problemas, Brasil es señalado como un país ejemplar dentro de América Latina a
la hora de haberse comprometido con el problema de la esclavitud. Aunque, en
los últimos meses, previos al próximo Mundial de Fútbol, se ha documentado ya
un incremento de la explotación sexual, tanto de mujeres como deniños.
Haití –que derrotó a los
colonialistas gracias a una revuelta de esclavos- es el país latinoamericano
que cuenta con la situación menos alentadora. UNICEF calcula que hasta 225.000 niños
haitianos, entre 5 y 17 años, serían restavèks, término usado para
referirse a los criados domésticos, que en muchos casos reciben abusos de todo
tipo, incluidos sexuales. El aumento de niños de la calle que quedaron en
situación de desamparo tras el terremoto de 2010, ha fomentado esta práctica.
La explotación infantil se da en varios países latinoamericanos: en México se calcula que hasta 3 millones
de niños se ven obligados a trabajar (estimación del 2007).
Si la situación de los trabajadores que
recolectan la caña de azúcar en la región del Caribe es complicada en todos los
países, en Haití las condiciones de muchos recolectores –que trabajan tanto en
suelo haitiano como dominicano- es, si cabe, peor que en otras zonas. Aunque la OIT ha señalado que trabajadores de la
zafra en condiciones similares a la esclavitud se encuentran también en Brasil.
También las mujeres haitianas están siendo forzadas a prostituirse, tanto
dentro de Haití como en la turística y vecina República Dominicana, y en otros países latinoamericanos.
El sector minero en la
región andina –controlado en parte por empresas internacionales- concentra
buena parte de los casos de esclavitud documentados en América, junto al sector
agrícola, la explotación sexual y laservidumbre doméstica. Un ejemplo son las
minas peruanas, con casos de explotación extrema, que incluyetrabajo infantil.
En Perú, Bolivia y Paraguay
se han documentado formas de esclavitud y
servidumbre entre las comunidades indígenas: se les vende a crédito bienes de
consumo y alimentos a un precio superior al de mercado con el objeto de que
paguen esas deudas con trabajo en explotaciones ganaderas o agrícolas.
En los países más
desarrollados del continente, Estados Unidos y Canadá,
la forma de esclavitud más extendida es la relacionada con la trata con fines
de explotación sexual. La precaria situación legal de los migrantes sin
papeles, procedentes, sobre todo, de Centroamérica y de México, les hacen
vulnerables a distintas formas de explotación laboral sistemática. En los
últimos años, las personas que atraviesan México y Centroamérica rumbo a la
frontera sur de Estados Unidos han sufrido el acoso y la violencia de grupos
criminales organizados que, en ocasiones, los retienen en condiciones de
esclavitud. En las maquiladoras de la frontera
México-Estados Unidos, y también en las de Guatemala, se han documentado casos
de explotación extrema, rayanas a la esclavitud. Muchos de los bienes
producidos en dichas maquilas tiene como destino EE UU y Canadá.
África
En el continente africano
se encuentran aún formas de esclavitud milenarias. Ciertas tribus
convierten a miembros de otras tribus en esclavos, que emplean dentro de sus
comunidades o venden a otras comunidades. En el comercio de esclavos
subsaharianos han destacado, y lo hacen aún, grupos como los tuaregs. Esta forma de esclavitud se localiza,
predominantemente, en la orilla suroccidental del Sáhara: Mauritania, Malí, Chad o Níger. Pero los más
representativos en esta práctica son Sudán y Sudán del Sur.
Durante la larga guerra
civil entre los sudaeneses se emplearon niños soldados en todos los bandos.
Sudán del Sur se ha convertido en un destino para mujeres de varios países
africanos –Uganda, Kenya, Etiopía y Congo- explotadas sexualmente por redes de
trata que se han lucrado gracias a la presencia de los miles de trabajadores
empleados en la reconstrucción del país. Medios locales también han denunciado que es frecuente ver
vehículos de las misiones de Naciones Unidas aparcados frente a algunos de los
burdeles de Juba.
En Costa de Marfil, el
mayor productor mundial de cacao, se han documentado casos de esclavitud,
incluida la infantil, en sus grandes plantaciones. No sólo de
marfileños también de habitantes de los países vecinos como Camerún o Malí. El
cultivo de cacao en todo el mundo –además de en África, en Asia y Latinomérica-
es un sector con alta incidencia de trabajo esclavo. En el norte de Nigeria y
en países como Niger, Benin, Chad o Burkina Fasso destaca el cultivo
del algodón, sector que emplea a un buen número de esclavos, incluidos niños.
El destino de las producción de cacao y de algodón africanos suele ser la
exportación fuera del continente. Ni el control de esa exportación ni, desde
luego, la fijación de precios dependen en la mayoría de los casos de los países
productores.
La minería es otro sector
con un número de esclavos elevado en el continente. Destaca el caso de la
Repúlica Democrática del Congo, que dispone de importantes yacimientos de
minerales y metales raros. En las minas congoleñas, controladas en algunos
casos por grupos armados, trabajan hombres, mujeres y niños esclavos,
extrayendo minerales como el
ya conocido coltán, indispensable para el funcionamiento de multitud
de dispositivos electrónicos de última generación. Las empresas mineras
occidentales son las que controlan buena parte del sector minero africano.
Las sucesivas guerras que
se han vivido en Congo desde hace dos décadas han favorecido e incrementado dos
formas de esclavitud: el reclutamiento forzado de niños soldados –Sierra Leona y Liberia sufrieron este
problema durante sus guerras y aún sufren las consecuencias sociales- y la
trata de mujeres. En este último punto destaca también Nigeria, país de origen de mujeres que son
destinadas a ejercer la prostitución forzosa en países de todo el mundo,
controladas por mafias nigerianas cada día mejor estructuradas. Además de la
explotación sexual, en varios países africanos las mujeres sufren la lacra de
los matrimonios forzosos, a pesar de que en otros
Estados como en Etiopía, se han llevado a cabo
reformas legales para tratar de evitarlo.
El continente africano está
surcado por rutas migratorias recorridas por jóvenes de ambos sexos en busca de
un futuro mejor. No todos emprenden camino voluntariamente, como ocurre con los
miles de jóvenes eritreos que, según un reciente informe, habrían sido vendidos por
militares eritreos a traficantes sudaneses, que a su vez los venden a beduinos
del Sinaí. Muchos migrantes africanos han de contraer importantes deudas con
las mafias encargadas de transportarlos a través de las fronteras, en especial
de las que les permitan entrar en la Unión Europea. Dichas deudas van a
condicionar su vida en los países de destino, habiéndose detectado numerosos
casos de africanos que trabajan como vendedores en las calles de las ciudades europeas y también en
sectores productivos como el agrícola a cambio de comida y una habitación.
El resto de lo que ganan se
les detrae de sus salarios para satisfacer dichas deudas.
El negocio de la esclavitud
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Las
distintas modalidades de esclavitud han sido definidas y reguladas en
sucesivas convenciones internacionales que forman parte del corpus normativo
de la Organización de las Naciones Unidas. La ONU considera esclavitud: la trata de personas, la
explotación sexual, las peores formas de trabajo infantil, el matrimonio
forzado y el reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos
armados.
La
Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce que la frontera entre
algunas modalidades de explotación laboral y los trabajos forzados no siempre está clara. Según la OIT,
estamos ante una situación de trabajo forzoso cuando la persona sufre
la limitación de la libertad de movimiento de los trabajadores, la retención
de los salarios o de los documentos de identidad, la violencia física o
sexual, las amenazas e intimidaciones, o las deudas fraudulentas de las
cuales los trabajadores no pueden escapar.
De
lo que no cabe ninguna duda es de que la esclavitud, en todas sus
modalidades, genera unas ganancias descomunales para aquellos que se
benefician de ella. La OIT calcula que la esclavitud mueve miles de millones
de euros cada año.
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