jueves, 3 de junio de 2010

UN ZORRO AL CUIDADO DEL GALLINERO

Por Silvio Avilez Gallo

Miguel d'Escoto funcionario nicaraguense, militante sandinista

Definitivamente vivimos en un mundo que no termina de sorprendernos. Las agencias informativas traen la increíble noticia que el Grupo de América Latina y el Caribe (GRULAC) decidió por unanimidad proponer la candidatura de Miguel d’Escoto Brockmann, ex Canciller sandinista y ex Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para ocupar el cargo de ¡asesor de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra!

Si los representantes del GRULAC tuviesen un mínimo de decencia y dignidad, buscarían como asesor de dicha Comisión a alguien con las credenciales apropiadas y con idoneidad para ocupar tan alto pues-to, a alguien que tuviese un historial sobresaliente en la defensa de la democracia, de tal manera que sus aportes y experiencia pudieran contribuir a fortalecer la lucha contra las violaciones a los derechos humanos en el mundo.

Pero he aquí que el candidato escogido tiene un historial nada recomendable: durante diez años fue Ministro de Relaciones Exteriores de un régimen dictatorial y totalitario, como lo fue el primer gobierno sandinista de Nicaragua (1979-1990), caracterizado precisamente por los atropellos a la democracia y los derechos humanos de los nicaragüenses; un régimen que se identificó plenamente con las mayores atrocidades y violaciones a los derechos ciudadanos, la libertad de expresión, la libertad de prensa, las libertades políticas, el encarcelamiento y las ejecuciones sumarias de quienes disentían de la línea marxista impuesta por el FSLN, bajo la tutela de la más oprobiosa y longeva dictadura de América y del mundo impuesta por los hermanos Castro en Cuba.

En su segundo gobierno, producto del fraude y la desunión de los nicaragüenses, Daniel Ortega ha reducido la Constitución a la categoría de simple papel mojado, contando para ello con la cómplice sumisión del Poder Judicial y del Consejo Supremo Electoral, que avalan los atropellos a la institucionalidad del binomio Ortega-Murillo.

La ONU, como recompensa, no tuvo el menor reparo en elegir a tan “distinguido demócrata” como presidente de la Asamblea General y ahora el GRULAC lo premia con el cargo de asesor del organismo encargado de velar por el respeto a la dignidad e integridad de las personas en materia de derechos humanos.

No cabe la menor duda que el mundo está al revés, porque el nombramiento propuesto equivale a poner a un zorro experto en desplumar gallinas como consejero de quienes tienen la misión de vigilar la seguridad del gallinero. Al paso que vamos, sólo falta que la ONU designe a Fidel Castro como Secretario General Emérito de la Organización …

San José, C.R., 1º de junio de 2010.

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