Tomado de El País
Ex guerrillero Raul Mijango. Crédito de la foto Jessica Orellana
El mediador entre maras
confirma un nuevo pacto en El Salvador
El exguerrillero Mijango, muñidor de la
tregua de 2012, afirma que las pandillas han vuelto a acordar un intento de
refrenar los asesinatos
Por Juan José Dalton
En medio de un conflicto desatado entre
pandillas, policías, soldados y presuntos grupos de limpieza social,El
Salvador vuelve a ver una posibilidad de luz en el diálogo o
tregua que los líderes de las principales pandillas habría pactado a espaldas
del gobierno, según ratifica en entrevista con El PAÍS el exguerrillero Raúl
Mijango, quien en la tregua de 2012 fungió como mediador entre las bandas
delictivas, pero que en este proceso dice mantener cierta distancia.
Mijango, cuestionado públicamente por tirios y
troyanos por su participación en lo que llamó proceso de
pacificación, confía en que el nuevo acuerdo entre pandillas
hará disminuir los homicidios, y en que encauce una solución a largo plazo del
problema de las maras en esta nación centroamericana, hoy por hoy una de las
más violentas del mundo por su alta tasa de homicidios, que sobrepasa los 60
por cada 100.000 habitantes, de acuerdo a análisis de agencias de Naciones Unidas.
La tregua de 2012 bajó los homicidios de 15 a 5 diarios; el abandono posterior del acuerdo durante 2014 alzó la
proporción a entre 10 y 12 diarios, con tendencia al crecimiento.
Pregunta. ¿Qué significa este nuevo pacto
entre pandillas?
Respuesta. Es un nuevo gesto que reafirma la voluntad
de las pandillas de detener la violencia, pero sobre todo es un mensaje que
deja clara cuatro cosas: que el problema sí tiene solución; que para que haya
solución tiene que tomarse en cuenta al generador; que sin él no hay solución;
y cuarto, el diálogo es lo que le puede dar soluciones expeditas y de corto
plazo a este problema.
P. ¿Cuál será le diferencia entre esta tregua
y la anterior?
R. Ésta se da en un escenario con menos posibilidades,
con menos condiciones y con menor intención política de darle solución por la
vía del diálogo. Yo, como humano y como salvadoreño, quisiera que durara, pero
mi convicción como analista y como conocedor de la materia es que no va a
durar, porque para que dure se requiere de condiciones que no existen.
P. ¿Por ejemplo?
Yo, como humano y como
salvadoreño, quisiera que durara, pero mi convicción como analista y como conocedor
de la materia es que no va a durar
R. Ante todo, voluntad política. Crear una serie de
condiciones que le permitan a los pandilleros tener un cambio de vida…
P. ¿Qué dicen los pandilleros acerca de este
nuevo diálogo?
R. Es un gesto unilateral de buena voluntad, para
demostrar que esto tiene solución, para demostrar que seguimos con la buena
voluntad de contribuir a la solución de este problema, que queremos que quede
claro que sin nosotros esto no se resuelve y que para resolver esto se requiere
de condiciones que en la actualidad no se tiene y que, por eso, no podemos
garantizar que esto se vuelva una cosa muy estable, pero el esfuerzo lo vamos a
hacer. Eso dicen.
P. Y si los líderes son conscientes del
problema, ¿por qué las bases se siguen matando?
R. Las bases son soldados. Soldados a quienes los
dirige un mando intermedio a nivel operativo y arriba hay otros. Estas son unas
estructuras que se han ido complejizando con el tiempo y entre más se han ido
enfrentando a problemas más han ido aprendiendo.
P. ¿Tiene alguna participación el
gobierno en este proceso?
R. ¡En absoluto!
P. ¿Quiénes y dónde firmaron el acuerdo?
R. Yo creo que eso es algo irrelevante. Lo importante
es cómo y cuáles son los resultados que dará este proceso y eso lo podemos ver
desde ya con la evidente disminución de los homicidios.
P. ¿Pero por qué no se puede saber quiénes
fueron?
R. Bueno, fueron los que tiene el poder de hacerlo:
los líderes.
P. ¿Qué facilidades considera que debe dar el
gobierno?
R. Pues las pandillas ya están comprometidas a poner de su parte: a
entablar un diálogo entre ellas y con los que ostentan el poder, y eso ya lo
han demostrado con este nuevo gesto, que no es el primero, ni el segundo, es
uno de tantos. En cuanto al gobierno, no puedo decir qué es lo que deben hacer
porque no me han preguntado, pero sí deben de demostrar también que tienen la
buena voluntad y crear las condiciones, principalmente de empleo, para que
estos muchachos puedan tener un cambio de vida y salir de esas hostilidades.
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