Tomado
de The Wall Street Journal
Kelly
Peterson ofrece abrazos por una tarifa a través de su negocio Cuddle
Connection
Los profesionales del abrazo acogen más
clientes
Por
Stepanie Armour
Kimberly
Kilbride es una profesional del abrazo. Por
US$80 la hora y hasta US$400 por la noche entera, la mujer de 33 años y madre
de tres hijos se pone un pijama de franela, guarda las fotos de su familia y
recibe a clientes en su habitación en Highland, una población a hora y media en
auto de la ciudad de Nueva York. Una vez que está en posición detrás de su
cliente en la cama, Kilbride asegura que todo se mantiene estrictamente en el
ámbito platónico.
El
negocio de abrazar y apapachar por una tarifa está despegando en Estados
Unidos, aunque los participantes permanecen acostados con la ropa puesta. Miles
de personas alrededor del país están reservando citas con profesionales del
abrazo en al menos 16 estados. Los que ofrecen este servicio apapachan, hacen
cosquillas y reparten abrazos de oso a clientes por una tarifa fija. Los
clientes, que dicen que contrataron sus primeros servicios por mera curiosidad,
señalan que se están volviendo aficionados a los beneficios terapéuticos.
“Me he
convertido”, dice Melissa Duclos-Yourdon, una escritora y editora independiente
de 35 años, en el estado de Washington. La primera vez que contrató a un
profesional del abrazo fue después de escuchar hablar del tema a los miembros
de su club de lectura, y pensó que le daría buen material para un ensayo. Una
vez abrazada, “me sentí transformada”, dice.
Aunque
el negocio de los abrazos por contrato ha existido por años, el interés se ha
acelerado con nuevas aplicaciones en línea y servicios para conocer gente. Ya
hay planes para realizar una convención de profesionales del abrazo.
Una
aplicación gratuita, Cuddlr, fue lanzada en septiembre y ya tiene alrededor de
240.000 descargas, según Charlie Williams, su fundador y desarrollador. La
aplicación basada en ubicación geográfica permite a los usuarios encontrar
personas cercanas para que los abracen. Entre 7.000 y 10.000 personas están
usando el servicio a diario, señala. El eslogan de la empresa: “¿Alguna vez has
querido que solo te abracen?”
El
sitio web Cuddle Comfort ofrece un servicio que enlaza a personas donde los
miembros pueden subir fotos, perfiles y encontrar otros que estén interesados
en acostarse abrazados sin sexo. El sitio gratuito tiene ahora alrededor de
18.000 miembros, dice su fundador, Mark Sanger. Entre las discusiones recientes
en el portal están los mejores géneros de películas para apapacharse.
La idea
no es bienvenida por todos. Cuando Jacqueline Samuel, de 31 años, abrió su
negocio en Rochester, estado de Nueva York, los vecinos creyeron que atraería a
extraños indeseados. Hace dos años, Samuel mudó el negocio a una zona comercial
donde cobra US$50 por 45 minutos o US$425 por una sesión de toda la noche.
The
Snuggle House, un negocio en Madison, Wisconsin, cerró en 2013 en medio de
quejas de los residentes de que el lugar se convertiría en una fachada para
expresiones amorosas más abiertas, según Joel DeSpain, un vocero del
Departamento de Policía de Madison.
Oficiales
de policía contactados en media docena de ciudades donde operan negocios de
abrazos profesionales dicen que no han recibido quejas y que las operaciones
parecen ceñirse a la ley.
A
diferencia de los terapistas de masajes, que usualmente pasan por una
capacitación específica y reciben licencias, los profesionales del abrazo no
tienen certificación. La supervisión de los negocios recae en las regulaciones
y ordenanzas de cada municipalidad.
La
imprecisa naturaleza del servicio —en parte terapia de masajes, parte
psicología clínica— puede decepcionar a clientes y conducir a pedidos extraños,
dicen trabajadores del sector. Una profesional del abrazo dice que rechazó el
pedido de un cliente de ponerse ropa ceñida al cuerpo. Otro cliente quería
acostarse solo vistiendo traje y corbata.
“Tuve
una clienta que quería que le hiciera cosquillas toda la sesión”, dice Travis
Sigley, un profesional del negocio de 27 años, en San Francisco.
La
industria empezó en EE.UU. hace por lo menos cinco años, según los
emprendedores del negocio, que llaman a Sigley un pionero en este campo. El ex
estudiante de psicología y alguna vez bailarín exótico, dice que lanzó su
negocio de San Francisco, Cuddle Therapy, porque estaba frustrado por las
restricciones de tocar a los pacientes durante las terapias sicológicas.
Algunas
empresas piden a los clientes que firmen un contrato en el que se establece qué
tipo de caricias son permitidas. Otros se apoyan en un diagrama del cuerpo que
estipula en rojo qué partes están fuera de los límites.
En un
negocio en Oregon, llamado Cuddle Up To Me, se permite tocar las piernas, pero
no por encima del muslo. La empresa usa cámaras de seguridad para monitorear
las sesiones.
Algunas
empresas exigen que los clientes se bañen y se cepillen los dientes antes de
empezar.
Estudios
han demostrado que existen beneficios físicos y emocionales tangibles del roce
de cuerpos. Puede elevar los niveles de oxitocina, una hormona de la
vinculación emocional producida por el hipotálamo que promueve sentimientos
cálidos. Las caricias físicas pueden reducir el ritmo cardiaco y aliviar el
estrés, según investigación académica.
Kelly
Peterson, una ex profesora de secundaria de 49 años, abrió Cuddle Connection en
febrero, en California. Dice que las sesiones en su empresa se realizan en
sillas reclinables o cojines grandes ya que hacerlo en camas les daría a los
clientes la idea equivocada.
Peterson
cuenta que mujeres han enviado a esposos y novios para que aprendan la forma de
abrazar correctamente.
Una
convención en la materia se está programando para el Día de San Valentín en
Portland, Oregon. Incluirá conferencias sobre comunicación y contacto físico,
peleas de almohadas y clases de masajes.
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