miércoles, 14 de enero de 2015

Hacia dónde vamos? El mundo urge de afecto, venderlo es el negocio en boga

Tomado de The Wall Street Journal


Kelly Peterson ofrece abrazos por una tarifa a través de su negocio Cuddle Connection 


Los profesionales del abrazo acogen más clientes
Por Stepanie Armour

Kimberly Kilbride es una profesional del abrazo. Por US$80 la hora y hasta US$400 por la noche entera, la mujer de 33 años y madre de tres hijos se pone un pijama de franela, guarda las fotos de su familia y recibe a clientes en su habitación en Highland, una población a hora y media en auto de la ciudad de Nueva York. Una vez que está en posición detrás de su cliente en la cama, Kilbride asegura que todo se mantiene estrictamente en el ámbito platónico.
El negocio de abrazar y apapachar por una tarifa está despegando en Estados Unidos, aunque los participantes permanecen acostados con la ropa puesta. Miles de personas alrededor del país están reservando citas con profesionales del abrazo en al menos 16 estados. Los que ofrecen este servicio apapachan, hacen cosquillas y reparten abrazos de oso a clientes por una tarifa fija. Los clientes, que dicen que contrataron sus primeros servicios por mera curiosidad, señalan que se están volviendo aficionados a los beneficios terapéuticos.
“Me he convertido”, dice Melissa Duclos-Yourdon, una escritora y editora independiente de 35 años, en el estado de Washington. La primera vez que contrató a un profesional del abrazo fue después de escuchar hablar del tema a los miembros de su club de lectura, y pensó que le daría buen material para un ensayo. Una vez abrazada, “me sentí transformada”, dice.
Aunque el negocio de los abrazos por contrato ha existido por años, el interés se ha acelerado con nuevas aplicaciones en línea y servicios para conocer gente. Ya hay planes para realizar una convención de profesionales del abrazo.
Una aplicación gratuita, Cuddlr, fue lanzada en septiembre y ya tiene alrededor de 240.000 descargas, según Charlie Williams, su fundador y desarrollador. La aplicación basada en ubicación geográfica permite a los usuarios encontrar personas cercanas para que los abracen. Entre 7.000 y 10.000 personas están usando el servicio a diario, señala. El eslogan de la empresa: “¿Alguna vez has querido que solo te abracen?”

El sitio web Cuddle Comfort ofrece un servicio que enlaza a personas donde los miembros pueden subir fotos, perfiles y encontrar otros que estén interesados en acostarse abrazados sin sexo. El sitio gratuito tiene ahora alrededor de 18.000 miembros, dice su fundador, Mark Sanger. Entre las discusiones recientes en el portal están los mejores géneros de películas para apapacharse.
La idea no es bienvenida por todos. Cuando Jacqueline Samuel, de 31 años, abrió su negocio en Rochester, estado de Nueva York, los vecinos creyeron que atraería a extraños indeseados. Hace dos años, Samuel mudó el negocio a una zona comercial donde cobra US$50 por 45 minutos o US$425 por una sesión de toda la noche.
The Snuggle House, un negocio en Madison, Wisconsin, cerró en 2013 en medio de quejas de los residentes de que el lugar se convertiría en una fachada para expresiones amorosas más abiertas, según Joel DeSpain, un vocero del Departamento de Policía de Madison.
Oficiales de policía contactados en media docena de ciudades donde operan negocios de abrazos profesionales dicen que no han recibido quejas y que las operaciones parecen ceñirse a la ley.
A diferencia de los terapistas de masajes, que usualmente pasan por una capacitación específica y reciben licencias, los profesionales del abrazo no tienen certificación. La supervisión de los negocios recae en las regulaciones y ordenanzas de cada municipalidad.
La imprecisa naturaleza del servicio —en parte terapia de masajes, parte psicología clínica— puede decepcionar a clientes y conducir a pedidos extraños, dicen trabajadores del sector. Una profesional del abrazo dice que rechazó el pedido de un cliente de ponerse ropa ceñida al cuerpo. Otro cliente quería acostarse solo vistiendo traje y corbata.
“Tuve una clienta que quería que le hiciera cosquillas toda la sesión”, dice Travis Sigley, un profesional del negocio de 27 años, en San Francisco.
La industria empezó en EE.UU. hace por lo menos cinco años, según los emprendedores del negocio, que llaman a Sigley un pionero en este campo. El ex estudiante de psicología y alguna vez bailarín exótico, dice que lanzó su negocio de San Francisco, Cuddle Therapy, porque estaba frustrado por las restricciones de tocar a los pacientes durante las terapias sicológicas.
Algunas empresas piden a los clientes que firmen un contrato en el que se establece qué tipo de caricias son permitidas. Otros se apoyan en un diagrama del cuerpo que estipula en rojo qué partes están fuera de los límites.
En un negocio en Oregon, llamado Cuddle Up To Me, se permite tocar las piernas, pero no por encima del muslo. La empresa usa cámaras de seguridad para monitorear las sesiones.
Algunas empresas exigen que los clientes se bañen y se cepillen los dientes antes de empezar.
Estudios han demostrado que existen beneficios físicos y emocionales tangibles del roce de cuerpos. Puede elevar los niveles de oxitocina, una hormona de la vinculación emocional producida por el hipotálamo que promueve sentimientos cálidos. Las caricias físicas pueden reducir el ritmo cardiaco y aliviar el estrés, según investigación académica.
Kelly Peterson, una ex profesora de secundaria de 49 años, abrió Cuddle Connection en febrero, en California. Dice que las sesiones en su empresa se realizan en sillas reclinables o cojines grandes ya que hacerlo en camas les daría a los clientes la idea equivocada.
Peterson cuenta que mujeres han enviado a esposos y novios para que aprendan la forma de abrazar correctamente.
Una convención en la materia se está programando para el Día de San Valentín en Portland, Oregon. Incluirá conferencias sobre comunicación y contacto físico, peleas de almohadas y clases de masajes.


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