Generalmente, cuando la gente se plantea tener hijos
suele pensar que al menos le gustaría tener la parejita, esto en el entendido
de tener dos, de sexo diferente, o sea niño y niña. Realmente, lo más
responsable es elegir aquella cantidad de hijos con los que nos sintamos
cómodos y a los que podamos proporcionar atenciones básicas como cariño,
alimentación, vivienda, educación, y un mínimo de diversión. Sin embargo, y
debido a los altos costes de la vida, y las crecientes dificultades para ofrecer
adecuadamente esas atenciones, las parejas empiezan a considerar, cada vez más,
la opción del hijo único.
Se ha debatido bastante sobre la conveniencia o no del
hijo único, y sobre las ventajas e inconvenientes de ser hijo único respecto a
tener hermanos. Tradicionalmente, la mayoría de opiniones vertidas al respecto
han tendido a desaconsejar la situación del hijo único, basándose en que se
vuelven más egoístas y difíciles en la relación con los demás. Sin embargo, frecuentemente
se han tratado de opiniones un tanto hipotéticas, y cuando se había hecho algo
de investigación al respecto, no se tomaban en cuenta en los resultados otros
factores como el modelo educativo aplicado por los padres.
Las investigaciones actuales son más amplias, completas y
objetivas, y ofrecen un panorama menos sombrío para los hijos únicos. Y no es
que necesariamente estuvieran erradas las hipótesis tradicionales, pero sí es
demostrable que los típicos defectos señalados sobre los hijos únicos son, en
parte, un problema de los padres en su modelo educativo más que un asunto
intrínseco de la condición de hijo único. En otras palabras, que si vamos a ser
padres de un solo hijo, hay que saber ser padres de hijo único, que no es igual
que ser padres de dos, o de tres, o de más. Es decir, que nuestro desempeño
como padres debemos siempre adaptarlo a las situaciones de la misma manera que
adaptamos nuestra forma de manejar un carro a las condiciones de la carretera.
Por ello es importante conocer los riesgos potenciales a los que se enfrentan
los hijos únicos para manejar nuestra paternidad en forma conveniente.
Los estudios actuales tienden a mostrar que los hijos
únicos, cuando la actitud de los padres no les alienta el egocentrismo, al
sociabilizar con los compañeros y amigos tienden a mostrar similar capacidad de
integración y habilidad en el manejo de conflictos que otros niños. Y bien
integrados socialmente, normalmente no sienten la soledad que se les supone a
los hijos únicos. Más aún, en el lado positivo de la balanza, parece ser que el
hecho de estar más solos en el hogar les da más fortaleza de carácter frente a
la soledad, y desarrollan mayores vínculos consigo mismos, con su interior, que
aquellos que siempre están o con amigos o con hermanos. Digamos que no sienten
soledad, porque a veces están con otros, y a veces están consigo mismos, nunca
solos; y saben estar bien consigo mismos.
Sin embargo, más adelante en la vida, ya de adultos,
cuando la relación con amigos y compañeros es más esporádica, y cuando las
experiencias de la niñez, adolescencia y juventud vuelven a la memoria con
recurrencia, y pesan más que los momentos presentes, los hijos únicos sí tienden
a echar de menos las experiencias que otros niños viven y comparten con sus
hermanos en la intimidad del hogar. Un día los padres faltarán, y los hijos
únicos no tendrán ese vínculo con sus hermanos, que suele ser el más duradero
de toda la vida.
Hay estudios que también muestran que desarrollan un
nivel de inteligencia algo superior, mejor desempeño académico, y como
consecuencia, mayor autoestima, probablemente debido a que el tiempo y estímulo
recibido de los padres se concentra solo en él. Sin embargo, en el otro lado,
también las expectativas de los padres se concentran solo en él, por lo que un
nivel alto de presión y de exigencia por parte de los padres puede afectarle
negativamente.
Sí parece haber una mayor posesividad por parte de los
hijos únicos, y una mayor tendencia al control total de sus cosas, sus
espacios, etc., por lo que les cuesta más compartir, y ello se nota cuando van
a casa de amigos, donde no pueden tener ese control. Se recomienda invitar a
amigos a la casa propia y estimular así el compartir desde pequeños. Por todo
ello también, los hijos únicos tienden ser menos luchadores y a desarrollar una
menor tolerancia a la frustración, se frustran más fácilmente cuando algo se
escapa a su control. Los padres deben incluir ejercicios de frustración en la
educación, lo cual no es fácil, pues tienden a ser más permisivos y
consentidores con los hijos únicos. Si los padres se dejan vencer por esa
tendencia, lo tendrán más difícil.
Como se ve, parecen ser más las desventajas que las
ventajas de ser hijo único, pero si se decide tener un solo hijo, con la
adecuada educación, los padres pueden fortalecer las ventajas y compensar
algunas de las desventajas. En definitiva, como casi siempre, es un tema de
educación.
Acerca de la Dra. Mendoza
Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y
Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas
en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993,
en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el
ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones
también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad
de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también
con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir,
Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador.
He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la
atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido
en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con
otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido
establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a
distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo
cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque
esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en
ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos.
Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la
prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y
dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de
experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental
que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.
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