sábado, 31 de enero de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PREPARANDOSE PARA LA ADOLESCENCIA



       

Muchos padres tienen serios problemas con sus hijos al llegar éstos a la edad de la adolescencia. Desde el punto de vista opuesto, los propios adolescentes dirían que son ellos los que tienen problemas con sus padres. De una u otra forma, tiende a producirse un distanciamiento basado en la falta de entendimiento mutuo y deterioro de la comunicación. No les falta razón a los padres al quejarse de la dificultad de entendimiento con sus hijos adolescentes, pero tampoco les falta razón a éstos cuando se quejan de que sus padres no saben entenderles, porque... ¿Realmente estamos los padres preparados para entender esta etapa, tan complicada como inevitable?.

       Siempre pretendemos que sean ellos los que cambien; para hacer más sencilla nuestra labor, supongo. Pero ellos difícilmente van a cambiar, precisamente porque son adolescentes. ¿Por qué será que nos resulta tan difícil entenderlo, si nosotros mismos también pasamos esa etapa hace algún tiempo?. Podemos verlo desde el punto de vista práctico. En primer lugar, los adultos somos nosotros; no ellos. Los padres somos nosotros; no ellos. Entonces nos corresponde a nosotros crear soluciones. Segundo, nosotros somos adultos y fuimos adolescentes, y podemos entender ambos puntos de vista. Ellos solo son adolescentes; aún no han sido adultos, y difícilmente pueden ponerse en nuestros zapatos. Tercero, si permitimos el distanciamiento, los grandes perjudicados serán ellos, pero ellos no son nuestros enemigos; son nuestros hijos, y por tanto, nosotros somos igualmente perjudicados.

       Muchos padres reconocen que es cierto que ellos también fueron adolescentes, y ahora, como adultos, comprenden los riesgos a los que estuvieron expuestos y que entonces quizás no eran capaces de reconocer, y no quieren que sus hijos corran los mismos riesgos. De acuerdo, muy lógico. Pero el problema es la forma en que frecuentemente manejamos la situación, casi reprimiéndoles su adolescencia. ¿No sería más sencillo dejarles ser adolescentes y educarles sobre los riesgos existentes y sobre la naturaleza del proceso biológico y psicológico de la adolescencia? Se sorprenderían de cómo es capaz de comportarse un adolescente educado en estos aspectos.

       Sí, pero ¿Cómo hacerlo? Bueno, este es el primer paso, aceptar que, por lo general, no estamos bien preparados para ser padres, y menos aún, padres de adolescentes. No es para sentirse culpable, porque nunca tuvimos oportunidad de aprender, y además, quizás asumíamos que el talento para ser buenos padres es instintivo, o que los hijos se educan solos, quizás porque así nos tocó a nosotros mismos. Luego nos damos cuenta de que los hijos nacen sin manual de instrucciones. 
Pero eliminar la culpa no elimina el problema. De alguna manera tenemos que aprender. Ese talento para ser buenos padres es como otros talentos; es instintivo en parte, y en parte se desarrolla. Y aún la parte instintiva es notable en algunas personas, pero no tanto en otras. Pero estar preparado no significa solamente conocer qué es lo que podemos esperar en ellos, sino también qué es lo que se espera de nosotros como padres, para que esta etapa transcurra con normalidad y cumpla su objetivo de convertir un niño o niña en una persona adulta. Comenzar temprano, antes de que llegue, es la mejor forma de prepararse para la adolescencia.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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