Tomado de El
País
Cumbre Iberoamericana 2014 celebrada en Veracruz
“Uno no se pelea con los cubanos; ellos deciden
cuándo”
El
polémico intelectual mexicano presenta su autobiografía 'Amarres Perros'
Por
Luis Pablo Beauregard
“Peña <Nieto> hizo la Cumbre
Iberoamericana en un momento muy difícil. Y Raúl no solo no viene, sino
que organiza que sus neocolonias tampoco vengan. No viene Maduro, no viene
Ortega, no viene Evo y el salvadoreño se regresa a los dos minutos.”
Sobre la mesa de café de Jorge G.
Castañeda (Ciudad de México, 1953) se encuentra una pila de libros de la
revolución cubana y una vieja cajetilla de cigarros de colores gastados que
dice Che. El biógrafo de Ernesto Guevara ha escrito otra biografía, la suya. Amarres perros es un extenso relato (630 páginas,
Alfaguara) para explicar una vida llena de curiosidad intelectual y ambición
por el poder. Desde las desventuras de un joven comunista hasta los días en el
gabinete de Vicente Fox, donde Castañeda fue canciller (de 2000 a 2003) y pieza
clave en el primer Gobierno de transición en México. A él se le debe un viraje en la
política exterior. Muchos lo culpan
del enfriamiento en las relaciones entre México y Cuba que, a pesar de los
esfuerzos del PRI, no ha vuelto a ser lo que era.
Pregunta. Usted trató de que la cancillería fuera más pragmática
y menos hipócrita. ¿Qué ha quedado de eso?
Respuesta. Muy poco. Hay cosas que hubieran podido quedar,
más allá de las diferencias políticas, pero por la ineptitud o la desidia de
los sucesores, o la falta de interés, no se hizo gran cosa. El ejemplo más
obvio es la política cultural. Lo de derechos humanos cayó muchísimo, sobre
todo con el PRI. No les interesa. La hipocresía le encanta a los priístas. Y a
Felipe Calderón también. Esa idiotez de echar la culpa a los gringos porque
venden armas es un reclamo muy hipócrita porque él sabía que no era cierto.
Sabía que no había ninguna correlación entre la venta de armas y el aumento de
la violencia.
P. ¿Qué tanto ha cambiado la relación de México con
Cuba con el regreso del PRI?
R. Calderón trató de ser amigo de los cubanos, pero
ellos lo trataron con la punta del pie. Lo extraño es que el PRI también está
siendo muy maltratado. Peña hizo la Cumbre Iberoamericana en un momento muy difícil.
Y Raúl no solo no viene, sino que organiza
que sus neocolonias tampoco vengan. No viene Maduro, no viene Ortega, no viene Evo y el salvadoreño se
regresa a los dos minutos. Y resulta que no solo no los toman en cuenta en la
negociación entre EE UU y Cuba, sino que lo hicieron a través de Canadá, con un
Gobierno hostil a La Habana. Lo que trato de explicar en el libro es que uno no
se pelea con los cubanos, ellos deciden cuándo se pelean contigo. Y si ellos
decidieron pelearse, te jodiste.
P. ¿Suele anteponer los ideales a las amistades? Le
pasó con Gabriel García Márquez.
R. Estoy seguro de que fue por Cuba. Me hizo una
chingadera al publicar un artículo de muy pocos amigos en mi contra en una
revista suya. Tenía todo el derecho, pero yo tenía todo el derecho de no
dejarla pasar.
P. ¿Cree que la política exterior mexicana debe tener
más peso?
R. Debe ser mucho más activa. México es un país muy
insular con una clase política tremendamente provinciana.
P. Llama la atención que diga que no quería ser
diplomático.
R. Buscaba el cargo, pero no porque me gustara la
diplomacia. No es mi estilo. No tolero las cenas de Estado o con los colegas de
otros países, sobre todo cuando te toca la esposa del canciller de Paraguay…
era para pegarse un tiro. No tengo de qué hablar con ella. El small
talk a mí no se me
da.
P. Usted pidió al presidente Fox que lo sacara de la
cancillería. Quería hacerse visible para ser candidato a la presidencia.
R. El cargo al que podía aspirar con mayor facilidad
era ese. Me resultaba accesible porque no había nadie ni remotamente cercano a
Fox que tuviera las relaciones en el mundo que tenía yo. A los otros cargos que
me interesaban, Gobernación y Educación, la verdad es que era difícil.
P. ¿Pudo haber sido un buen secretario de Educación
pese a su cercanía con Elba Esther Gordillo?
R. Creo que algo hubiera podido hacer que la gente que
estuvo ahí no hizo. Ahora tenemos este desastre completo. Nos quedamos como el
perro del hortelano. Sin Elba y sin reforma educativa. Lo que hay es un chiste.
No ha pasado nada ni va a pasar.
P. ¿Considera que Gordillo debería estar en libertad?
R. Con relación a los cargos que la acusan, sí. Se van
a cumplir dos años y los dirigentes del sindicato no han querido ir a
comparecer por el supuesto caso de lavado de dinero. Lo mismo pasa con la
evasión fiscal. No pueden acusarte de ello antes de hacerte una auditoría, y la
fiscalía no la ha presentado. En un país normal estaría en la calle. Eso no
quiere decir que no pueda haber otros cargos.
P. ¿Ha pecado de protagonismo?
R. Sí, sobre todo en un país donde es mal visto
decir, figurar, contradecir y confrontar.
P. ¿Descarta su regreso a la política?
R. Yo creo que sí. Debe haber un candidato
independiente a la presidencia en 2018. No yo, gente joven, fresca y con más
energía.
P. ¿Lo limita la edad?
R. No sé si soy demasiado radiactivo para mucha
gente, tóxico como se dice ahora.
P. Peña Nieto ha tratado de ser pragmático, ¿qué opina
de su Gobierno?
R. Los dos años de Peña prometían mucho y ahora estamos
en el peor momento desde 1994. Su problema es que quiso ser un gran reformador
apoyándose en y trabajando con las fuerzas más conservadoras del país.
Incluyendo a los más ratas. Tiene todas las partes del rompecabezas, pero no
tiene la foto que viene en la caja. Si lo arma saldrá algo muy bonito, pero no
sabe cómo ponerlas.
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