miércoles, 22 de mayo de 2013

La obsolescencia ataca la maquinaria electoral salvadoreña

Por Luis Montes Brito




ARENA y FMLN han sido incapaces de reconvertirse ante la nueva realidad”

Recientemente los salvadoreños hemos sido testigos mudos de la incertidumbre generada en las principales  maquinarias electorales del país: FMLN y ARENA. Mudos porque la turbulencia ha sido entre cúpulas ciegas, sordas y tartamudas, ya que tienen que repetir mil veces sus mentiras intentando dejar algo como verdad al final.

El Salvador vive un punto de inflexión en su historia política. Un polarizante sistema bipartidario está agotándose vertiginosamente para dar paso a una tercera alternativa. Para la vetustas cúpulas de estas maquinarias electorales los días están contados, La supervivencia de ambos institutos políticos está amarrada a una renovación general que conlleva desde un relevo generacional a todo nivel, atravesando por métodos de administración, financiamiento hasta la tan ansiada rendición de cuentas y una verdadera democratización interna.

ARENA y FMLN surgieron como respuesta a una coyuntura de guerra. El primero como un deseo de preservar los intereses de sus financiadores que coincidió con la necesidad de una clase media de defender al país de una ideología extraña, que hoy ya no es amenaza. El segundo, como respuesta a la  falta de democracia provocada por los métodos de poder ejercidos por los primeros. Ambos entes creados durante la guerra y para la guerra, son víctimas de inmovilidad política causada por el lastre que representan sus desfasadas dirigencias, las cuales les han impedido evolucionar hacia instituciones menos dogmáticas que transiten junto a los intereses de una nueva sociedad salvadoreña, estacándolas en un estado donde sus dirigentes tienen acaparado el poder, volviendo rehenes a cuadros y a quienes ocupan cargos de elección popular, so pena de expulsar a quienes no muestren una obediencia ciega.

Ortiz, subordinado

Mientras que en el FMLN Oscar Ortiz era el llamado natural para aspirar a la presidencia después de Saca y Funes, fortaleciendo una incipiente tercera alternativa o una opción despolarizante, éste no tuvo el carácter de desprenderse del  FMLN. A pesar del maltrato, desprecios y recriminaciones públicas recibidas, se comportó sumiso ante la dirigencia, perdió la llama revolucionaria en su corazón. Pareciera que su vitalidad rebelde la agotó durante la guerra y optó por los más fácil y seguro. Subordinó su compromiso con la historia a su bienestar personal.

En el lado de la derecha, Tony Saca, temido y despreciado por los más radicales del mercantilismo, asumió el vacío dejado por los que rehusaron cambiar y dejar su comodidad. Contra viento y marea, retomó el compromiso histórico y lidera la tercera alternativa, la cual lo termina enfrentando a dos poderosos adversarios que se aglomeran en ARENA-ANEP-Gran Capital Salvadoreño y FMLN-ENEPASA-Petrodólares.

Los votantes salvadoreños están cansados de ideologías y dialéctica que en la práctica han demostrado ser palabras vacías. Debido a esto las encuestas reflejan que están considerando seriamente una tercera alternativa, que sin disfraces de perfección escucha al electorado y le propone lo que necesita: dejar atrás de una vez por todas la guerra, romper con la agobiante polarización y liderar al país hacia adelante con entendimientos basados en intereses de nación y no de grupos de poder que sin importar la ideología que dicen profesar, en la práctica la olvidan para favorecer intereses propios.

Rancios privilegios

ARENA y FMLN han sido incapaces de reconvertirse ante la nueva realidad. Nadie cree que Norman Quijano tenga  las riendas en ARENA como para dictar medidas que conviertan a El Salvador en un país más justo, quitando rancios privilegios a sus patrocinadores. Por el otro lado, muy pocos creen en la capacidad de Sánchez Cerén de conducir al país libre de confrontación interna y externa, que incluyan a nuestro principal socio comercial y estratégico Estados Unidos. Nadie cree que Oscar Ortiz tenga la oportunidad ni el poder de incidir en la conducción del gobierno, ya que desde hace años ha sido marginado de la dirección del partido y su respuesta se ha limitado a obedecer calladamente.

Toda maquinara tiene un tiempo determinado de vida útil, las de ARENA y FMLN no son la excepción. Esta se acortó debido a la falta de mantenimiento y del cambio preventivo de piezas claves. El lubricante, que es el voto popular ha optado por otro destino, veremos si la destreza de sus operarios las logran rescatar o las dejan fallecer por obsolescencia.
 

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