Tomado de El País
El gobernador Graco
Ramírez, en su despacho en Cuernavaca.
“Los gobernadores mexicanos
se han convertido en pequeños señores feudales”
Graco
Ramírez, gobernador del Estado mexicano de Morelos, define su trabajo como un
“deporte de alto riesgo” en la complicadísima cancha de la realidad mexicana
Por Luis Prados
Probablemente no haya cargo más desprestigiado en el escenario político mexicano en los últimos tiempos que el de gobernador. Los escándalos protagonizados por ex mandatarios de los 32 Estados de la República se suceden con rutina: corrupción, despilfarro y presuntos vínculos con el narcotráfico se repiten en una lista que parece interminable, ayer Tamaulipas o Coahuila, hoy Tabasco, mañana…
Graco Ramírez, de 63 años, veterano militante de izquierda y
gobernador del Estado de Morelos desde el pasado octubre tras ganar las
elecciones como candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD),
define su trabajo como un “deporte de alto riesgo” en la complicadísima cancha
de la realidad mexicana. “Tras la desaparición del régimen presidencialista del
PRI después de siete décadas”, explica, “se produjo una especie de feudalización
del país. En los últimos 12 años los gobernadores se convirtieron en pequeños
reyezuelos, señores feudales, que sin el control presidencial de antaño, sobre
todo los priistas, hacían y deshacían a su antojo. Es una parte de la
transición que hay que concluir ahora. Tenemos que plantearnos un nuevo arreglo
con la federación y alcanzar un compromiso entre los gobernadores en el manejo
financiero”.
La deuda los Estados asciende en el primer trimestre de
este año a 436.242 millones de pesos (26.000 millones de euros), según la
Secretaría de Hacienda. En el caso de Morelos, afirma el gobernador, la
cantidad no es muy preocupante, unos 3.000 millones de pesos, el problema está
en los municipios, donde llegó a dispararse. Graco Ramírez ha tomado medidas
para acabar con la impunidad de los alcaldes y denunciado un desvío de recursos
públicos por su antecesor de más de 900 millones. Considera que, más que al
nuevo Gobierno, corresponde a la justicia dejar claro que “no hay intocables”.
“El desprestigio de la clase política nos compete a todos, no es una cuestión
de siglas, y tampoco es algo privativo de México”, afirma.
Morelos es un pequeño Estado del centro del país, sede del
Ejército de Emiliano Zapata durante la Revolución Mexicana, y su capital,
Cuernavaca, es por su cercanía al DF lugar habitual de vacaciones de miles de
chilangos. También de los narcos. Hace años vivía allí Armando Carrillo, el Señor
de los Cielos, muerto en 1997, y posteriormente se instaló el cartel de los Beltrán Leyva, hoy
desmantelado. Allí fue asesinado en 2011 un hijo del poeta Javier
Sicilia, que inició entonces una campaña nacional por la dignidad de
las víctimas.
Si mala es la herencia económica, no mucho mejor fue la
recibida en términos de seguridad. Graco Ramírez habla sin pelos en la lengua
sobre sus antecesores del Partido Acción Nacional (PAN): “Al primero, su
falta de experiencia política y proclividad a la frivolidad le llevó a
vincularse con grupos delictivos; el segundo, hizo caso omiso a la seguridad”.
El gobernador asegura haber desmantelado dos carteles, los
Rojos y los Guerreros Unidos, remanentes del de Beltrán Leyva, y detenido a
”cerca de 480 delincuentes responsables de 150 homicidios y de 60 secuestros”,
pero, sobre todo, destaca su trabajo en prevención, recuperación del tejido
social y coordinación de las fuerzas de seguridad bajo un mundo único. Morelos
ha sido dividido en seis regiones, la policía depurada –el 60% no pasó la
prueba de confianza- y subido el sueldo de los agentes hasta 15.000 pesos al
mes (casi 900 euros).
¿No ha tenido que pactar con el narco? “Hubo ofertas de
contactos, insinuaciones por diversos conductos como que acudiera a fiestas a
las que asisten empresarios y artistas, pero mi trayectoria como ciudadano y
como gobernador ha sido clara: jamás he transigido”.
El gobernador está empeñado en que sea un éxito el llamado
Escudo Centro –un proyecto de coordinación entre las fuerzas de seguridad y
judiciales de los Estados de México, Morelos, Guerrero, Tlaxcala, Hidalgo,
Puebla y el DF-y en reformar las estructuras de su propia entidad. Sobre el
primero, afirma que se está avanzando y ya piensa en ampliar su agenda a otros
temas como el medioambiente. Sobre el segundo, acaba de estrenar una nueva
fiscalía, despolitizada y con verdadera capacidad forense, que por primera vez
contará con una unidad de investigación para los crímenes de género.
Pero Graco Ramírez, además de gobernador, es uno de los
barones de la siempre dividida izquierda mexicana. Se considera de la
“izquierda responsable”, en las antípodas de la de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). “Me
distancié cuando tras perder las elecciones de 2006 se declaró presidente
legítimo. Su negativa a participar en el sistema hizo que el PRI se convirtiera
entonces en el partido de la estabilidad. El tiempo me dio la razón y cuando vi
los resultados de 2012 me di cuenta de que la izquierda no podía ser su rehén.
El problema era el candidato, no nuestro programa”.
La diferente interpretación de los resultados en las
presidenciales de 2012 motivó en otoño la ruptura entre el PRD y el Movimiento
Regeneración Nacional (Morena), de López Obrador, y un cabo suelto, Marcelo
Ebrard, ex jefe del Gobierno del DF, quien mantiene una ambigüedad calculada
hacia el Pacto por México, la agenda de reformas consensuada entre el PRI, el
PAN y el PRD. “López Obrador está construyendo su iglesia política, lo que dice
es palabra de Dios, y el que no está de acuerdo con él, está contra él. A
Ebrard, le faltó coraje político para ser el candidato presidencial, pero no se
le puede descartar para las elecciones de 2018”.
Defiende con firmeza el Pacto por México porque “su agenda
no es la del PRI, sino la de la izquierda”, como demuestran, en su opinión, la
reforma de las telecomunicaciones para introducir competencia en el sector, la
educativa -“los cómplices de Elba Esther Gordillo [la poderosa líder del
sindicato de maestros encarcelada por corrupción] eran el PRI y el PAN, no
nosotros”- o las que están llegar, la energética y la fiscal. “Pemex tiene que
dejar de ser una agencia de recaudación y la reforma fiscal no es solo el IVA,
hay que gravar a los grandes capitales y acabar con los privilegios”. Y añade:
“El Pacto no lo está capitalizando el presidente Peña Nieto. La mayoría
progresista de este país, y así lo atestiguan las encuestas, está de acuerdo
con que estemos en él. La izquierda tiene muchos tabúes. Debe abrir el debate
de su modernización. Las próximas elecciones se decidirán entre el PRI y el
PRD”
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