sábado, 18 de mayo de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CULTURA DE MUERTE



       Casi cada día se pueden encontrar ejemplos en los noticieros. Puede ser la muerte de alguien por los golpes y abusos de algún familiar, o de compañeros; puede ser la muerte de un conductor agredido por disputarle la vía a otro, o por parquear el vehículo en lugar indebido; puede ser la muerte de algún peatón porque un bus se subió a la acera para adelantar a otro; puede ser…

Cuando suceden este tipo de cosas, alguien con un mínimo de sensibilidad debería quedarse atónito. Sin embargo, la frecuencia con que suceden este tipo de hechos nos hacen perder esa sensibilidad, y asumimos estas situaciones como algo cotidiano. Esto es un arma de doble filo; por una parte, es un mecanismo de defensa de nuestra mente para evitar sufrir, pero, por otra, nos sume en una pasividad que bloquea cualquier posibilidad de reaccionar y de tomar medidas que traten de evitar tales hechos. Aparentemente, de alguna manera nos vamos acostumbrando y conformando con la situación; nos empieza a dar igual mientras las víctimas no seamos nosotros, y nos vamos resignando a vivir en esta cultura de muerte.

       Y digo aparentemente, porque en el subconsciente de la población poco a poco se va cultivando una reacción de rechazo hacia los vínculos que nos unen a esta cultura cada vez más violenta; se va generando una reacción de desagrado hacia el propio país, que no nos proporciona un ambiente adecuado para vivir, país que defiende la vida de los no nacidos de la forma más radical, pero donde, después de nacidos, morir es tan, pero tan fácil como nacer; y se va socavando aún más la baja autoestima social que ya de por sí tenemos los salvadoreños en virtud de nuestra imagen ante los demás y ante nosotros mismos; imagen siempre vinculada a la pobreza y a la violencia, la cual no podemos superar.

Todas estas reacciones son lógicas, y no suelen hacerse manifiestas en público, por lo que los consultorios de los profesionales de salud mental son un buen instrumento para detectarlas. Yo, en lo particular, puedo observar que hay desesperanza y deseo de irse a otra parte; Y ello es peligroso, porque si hay algo que no necesita un país que debe levantarse es la desesperanza y el abandono de su población.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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