domingo, 26 de mayo de 2013

Investigan gastos pagados por contribuyentes usados por Netanyahu y su familia

Tomado de El Clarín
Los gastos personales de Netanyahu desatan un escándalo en Israel

POR Shlomo slutzky


Orian Weitzman se encargó de conseguir el presupuesto de Benjamín Netanyahu; tiene reservados dos mil euros anuales para la compra de helado. 

Pagó US$ 130.500 para instalar una cama en un avión. Viaja con peluquero y maquillador. Lo investiga la Justicia

Al juez Iosef Shapira, Contralor del Estado de Israel, no le quedó al final más remedio que iniciar una investigación sobre los gastos de la familia del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Fue luego de que estallaran protestas callejeras y un verdadero escándalo mediático que dura ya semanas, mientras afloraban más y más datos probados de los exorbitantes gastos de “Bibi” y su mujer, Sara. El magistrado no pudo sino aceptar la exigencia de los parlamentarios de la oposición, con la salvedad de que la comisión que investigará ahora los gastos escudriñará asimismo las cuentas de “todos los políticos” y no sólo al jefe de gobierno.
Sin embargo, nadie en Israel dejó de entender que la investigación se concentraría esencialmente en Netanyahu y en las últimas revelaciones. Y en ello tiene particular relevancia Sara, quien –según allegados a la pareja– es la que da el tono en los comportamientos de la familia. Desde presupuestos especiales para helados de una heladería determinada (3.500 dólares anuales) pasando por gastos de mantenimiento de tres residencias familiares (crecieron en un 100% en los últimos tres años), presupuestos para peluqueros y maquilladores que acompañan a la pareja a todo viaje nacional o al extranjero, hasta maleteros, asistentes y choferes innecesarios y –por sobre todo– el escándalo del gasto adicional de US$ 130.500 para instalar una cama doble en un vuelo de Tel Aviv a Londres.
Este viaje de no más de cinco horas –de las que, quizás, la pareja apenas durmió tres– hace ya veinte días que le quita el sueño al premier israelí. La noticia se publicó en la semana en la que se dieron a conocer también duros recortes presupuestarios, aumentos de tarifas e impuestos que deberán pagar en su mayor parte las clases sociales más necesitadas. Y si la justificación del castigo económico que ha caído sobre la sociedad israelí es el déficit presupuestario de US$ 10.000 millones y el “cuco” de no llegar a la situación de Argentina en 2001 o Grecia y España en 2012, ni el más excelente asesor de medios podría lograr que el público israelí no asociara esa tijera presupuestaria con “la cama voladora” de los Netanyahu.
“Un vuelo de cinco horas en la cabina de primera clase sería nada para ellos”, escribió días atrás Sima Kadmón en el diario Yedioth Ahronot.
Kadmón señaló que el presidente Shimon Peres, con casi 90 años, hizo recientemente un viaje de 11 horas a Corea del Sur sin ningún favor. “Pero él es sólo el presidente.
Bibi es el rey. Y en una monarquía, cuando el rey y la reina vuelan, no hay precio que valga para ellos”, añadió Kadmón. Un día después el veterano fotógrafo David Rubinguer buscó y encontró una foto de tres décadas atrás, en la que el entonces premier Menajem Beguin aparece durmiendo incómodamente, acostado en dos asientos de avión, en un vuelo de 12 horas de Tel Aviv a Washington.
Pero mientras “La cama voladora” es producto de una investigación periodística del canal 10 de la TV israelí, el tema de la exorbitante inflación de los gastos de las residencias de los Netanyahu fue producto del empecinamiento de una estudiante de Derecho de 27 años, Orián Weizman. Weizman se convirtió en estas semanas en una estrella de todos los medios cuando reclamó por la vía legal lo que el “Departamento de Transparencia Informativa de la Oficina del Primer Ministro” trató de ocultar durante meses. “Al día siguiente de acudir a la justicia, ya tenía en mi correo un informe con los gastos del primer ministro desde 2009 hasta 2012”, declaró la joven.
Las duras medidas económicas, sumadas a los noticias sobre los gastos de la “familia real”, indignaron aún más a los miles de manifestantes que salieron también ayer a protestar frente a la casa de Bibi Netanyahu y a las de algunos de sus ministros. A la vez, una campaña en Facebook exige animismo que Netanyahu no se limite a pedir perdones por “gastos de los que no tenía conciencia” y que pague de su bolsillo los 130.500 dólares que costó instalar la ahora célebre “cama voladora” 

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