
Es
precisamente ese estado el que nos permite poner el 100% de nuestros cinco
sentidos cuando lo necesitamos, pero podemos comprobar que inmediatamente
después de que ello sucede nos sentimos agotados. Es decir, permite tanto al
cuerpo como a la mente responder cuando se necesita, pero éstos se cansan.
Sin embargo, las circunstancias de la
vida actual nos provocan cada vez más estímulos de ese tipo, tanto en nuestra
vida laboral como en el resto de nuestra vida cotidiana; y muchas veces de
forma innecesaria: la competencia por el trabajo, las deudas en que nos
metemos, la escasez de tiempo para salir con todo lo que tenemos que hacer, el
tráfico caótico, etc. Las situaciones de estrés dejan de ser situaciones
puntuales para convertirse en estados permanentes, por lo que nuestra sensación
de agotamiento es también permanente.
En estas condiciones, y aunque a no todas
las personas afecta por igual o en la misma forma, nuestra mente empieza a
manifestar su rechazo a las mismas provocando, además del cansancio; bloqueo
mental, tristeza, depresión, ganas de huir y dejarlo todo, y hasta de morirse.
Nuestro cuerpo también empieza a manifestar su rechazo mediante dolor de
cabeza, o autolesionándose en sus órganos, desde la caída del cabello, hasta
infartos del corazón. Son consecuencias particularmente características del
estrés los problemas en el sistema digestivo, tales como gastritis, úlceras,
etc.
En definitiva, aunque el estrés en
pequeñas dosis es bueno, en altas dosis es muy dañino, pudiendo llegar a matar
indirectamente. De poco sirve tratar las manifestaciones físicas si a la vez no
se combate el propio estrés. Para ello la recomendación sería evitar en lo
posible de las fuentes de estrés; al menos de aquellas que sí podemos controlar
(algunas deudas, o compromisos innecesarios, por ejemplo), ya que muchas de
ellas escapan a nuestro control. Alejarse en forma temporal (unas vacaciones)
de dichas fuentes también es recomendable, pero tampoco es una solución para
todos los días. Para nuestra vida cotidiana lo más recomendable es la
introducción a técnicas de relajación. Existen numerosas técnicas que se pueden
practicar con asiduidad, y entre las que podemos encontrar aquella que nos es
más efectiva.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi
actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos
direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica
privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de
comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de
extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su
tradicional estigma.
Fui la
primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer
dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la
Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi
profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones
familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años
de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del
rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el
futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario