Tomado de The Wall Street Journal
Por Charles Wheelan
Graduados promoción 2012:
Me cansé de los discursos de graduación
cuando tenía más o menos edad de ustedes. Mi primer trabajo al terminar la
universidad fue escribir discursos para el gobernador del estado de Maine. Cada
primavera, les ofrecía extraordinarios retazos de sabiduría a jóvenes de 22
años, lo cual era toda una hazaña dado que yo apenas tenía 23 años en aquel
momento. En las décadas siguientes, pasé la mayor parte de mi carrera enseñando
economía y políticas públicas. He estudiado en particular la felicidad y el
bienestar, algo de lo que ahora sabemos mucho. Y he descubierto que la sacarina
y las palabras demasiado optimistas del típico discurso de graduación contienen
poco de las lecciones que los jóvenes realmente necesitan escuchar sobre lo que
tienen por delante. A continuación, entonces, lo que me gustaría que alguien
les hubiera dicho a los graduados de 1988.
1.El tiempo que pasaron tomando cerveza
con sus amigos estuvo bien invertido. Lo mismo ocurre con el tiempo que dedicaron a practicar deportes
intramuros, trabajar en el periódico de la escuela o simplemente saliendo con
amigos. Las investigaciones nos dicen que uno de los más importantes factores
causales asociados con la felicidad y el bienestar es la conexión significativa
con otros seres humanos. Den una mirada ahora mismo. Sin duda, una referencia
del éxito luego de graduarse debería ser cuántas de estas personas siguen
siendo sus amigos en 10 o 20 años.
2.Algunos de los peores días están por
delante. La graduación es un día feliz. Pero
mi trabajo es decirles que si van a hacer algo que valga la pena, tendrán que
enfrentarse con momentos en los que los que se sentirán vencidos por la duda y
el fracaso. Estén preparados superarlos. Sin entrar en detalles personales,
quiero decirles que un año después de graduarme no tenía trabajo, tenía menos
de US$500 en activos y vivía con una pareja de jubilados. La única diferencia
entre el momento en que me gradué y la actualidad es que ahora nadie puede
darse el lujo de jubilarse.
3.No empeoren el mundo. Se supone que debo decirles que
aspiren a grandes cosas. Pero voy a bajar las expectativas en este punto: tan
sólo no usen sus prodigiosos talentos para complicar las cosas. Demasiada gente
inteligente ya lo está haciendo. Y si ustedes quieren provocar caos social, es
de ayuda tener un título de una universidad prestigiosa. Ustedes son
inteligentes, están motivados y son creativos. Todo el mundo les dirá que
ustedes pueden cambiar el mundo. Tienen razón, pero recuerden que "cambiar
el mundo" también puede incluir cosas como eludir normas financieras y
vender alimentos poco saludables a niños cada vez más obesos. No estoy
pidiéndoles que curen el cáncer. Sólo les pido que no lo expandan.
4.Cásense con alguien más inteligente que
ustedes. Cuando estaba haciendo mi doctorado,
mi esposa Leah tenía un ingreso estable. Cuando ella quiso poner en marcha una
empresa de software, yo tenía un empleo con cobertura médica. A uno le va mejor
en la vida si cuenta con un buen compañero de ruta en el plano económico.
5.No sean tan competitivos. Sistemáticamente, nos encontramos
creando carreras de cosas que deberían ser un viaje. Sabemos que el éxito no es
sólo correr más rápido que los demás en una dirección predeterminada. Sin
embargo, el mensaje que enviamos desde el nacimiento es que si no se forma
parte del equipo de fútbol o no se ingresa en la universidad
"correcta", entonces la vida tendrá menos valor que las de otros. Eso
no está bien. Uno nunca leerá el siguiente obituario: "Bob Smith murió
ayer a los 74 años. Terminó la vida en el puesto 186".
6.Lean obituarios. Son como biografías, sólo que más cortas.
Ellos nos recuerdan que las personas interesantes y exitosas rara vez llevan
vidas ordenadas y lineales.
7.Sus padres no quieren lo mejor para
ustedes. Ellos quieren lo que es bueno para
ustedes, que no siempre es lo mismo. Hay un instinto natural a proteger a
nuestros hijos del riesgo y las molestias y, por lo tanto, a instarlos a tomar
decisiones seguras. Theodore Roosevelt —soldado, explorador, presidente
estadounidense— dijo una vez: "Es difícil fracasar, pero es peor nunca
haber intentado alcanzar el éxito". Gran cita, pero estoy dispuesto a
apostar que la madre de Roosevelt quería que su hijo fuera médico o abogado.
8.No modelen sus vidas como las de
animales amaestrados. Los
animales amaestrados realizan trucos porque sus entrenadores les tiran maníes o
pequeños peces como premio. Ustedes deben aspirar a algo mejor. Serán amigos,
padres, entrenadores, empleados y etcétera. Pero sólo en sus trabajos serán
explícitamente evaluados y recompensados por su desempeño. No dejen que sus
decisiones de vida sean distorsionadas por el hecho de que su jefe es el único
que les lanza maníes. Si dejan una tarea laboral sin terminar para encontrarse
con un amigo a cenar, entonces estarán "holgazaneando". Pero también
es cierto que si cancelan la cena para terminar con el trabajo, estarán
atentando contra la amistad. Esa no es la forma típica de verlo.
9.Todo el tiempo es un regalo. No deben dar nada por sentado, ni
siquiera el mañana. Les ofrezco la regla "atropellado por un
autobús". ¿Me arrepentiría por haber vivido de esta manera si fuera a ser
atropellado por un autobús la próxima semana o el año que viene? Y el corolario
importante: hagan que el camino los lleve a estar felices y orgullosos de sus
vidas dentro de 10 o 20 años si no los atropellara un autobús.
10.No traten de ser geniales. Ser alguien genial implica tener suerte y
otras circunstancias fuera de su control. Cuanto menos se piensa en ser genial,
es más probable que suceda. Y si no ocurre, no hay nada malo en ser sólido.
Buena suerte y felicitaciones.
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