Tomado de Foreign Policy
Por Carlos Murillo Zamora
La disciplina de
Relaciones Internacionales ha experimentado un auge en la región en los últimos
años, pero su oferta aún es dispersa. El reto de transformar en auténticos
referentes de los estudios internacionales los programas de grado y postgrado
que ofrecen universidades de Argentina, México, Brasil y Colombia, entre otros
países, permanece en el horizonte.
El estudio de Relaciones Internacionales
(RR II) en la mayoría de los países latinoamericanos comenzó en los 70, aunque
hay antecedentes importantes a finales de los 50, sobre todo en Colombia
–Universidad Jorge Tadeo Lozano– y Chile –que tuvo un liderazgo importante en
la difusión de los análisis sobre temas internacionales–. Después aparecieron
estudios de RI en Brasil, México y Argentina. Esto se produjo, por una parte, a
partir del auge de las teorías de la dependencia y los estudios sobre
centro-periferia y autonomía de los Estados periféricos; y, por otra, bajo el
enfoque estadounidense. Sin embargo, el inicio y evolución fue distinto en los
diferentes países y no se puede identificar una tendencia a escala regional que
haga posible plantear una especie de escuela latinoamericana de
relaciones internacionales.
En la mayoría de los casos se desarrolló
como un subcampo de Ciencias Políticas, aunque el analista internacional Rafat
Ghotme, en un artículo publicado en la Revista de Relaciones
Internacionales, Estrategia y Seguridad, argumenta que RR II comienza como
una ramificación del derecho internacional y la historia diplomática. Pero más
allá de esto, los planes de estudio adquirieron un carácter multidisciplinario
en la región, al incorporar cursos de historia, derecho, sociología y economía,
y en general no se ubicaron como programas adscritos a las escuelas de ciencias
políticas, sino como unidades académicas independientes.
Hacia finales de los 70 y sobre todo en
los 80 prácticamente en todos los países de la región comenzó a impartirse la
carrera, tanto en grado como en posgrado, pero orientando los estudios hacia
algunas áreas como política internacional, diplomacia, comercio internacional y
política exterior. Fue así porque en la mayoría de los países se consideró que
el graduarse en RR II –sin una especialización– no ofrecería un prometedor
horizonte laboral, puesto que en muchos países predominó la noción de que estos
especialistas eran todólogos, sabían un poco de todo, aunque no
profundizaban en nada. Por otra parte, como señala la doctora en RR II Arlene
Tickner, la mayoría de los centros de estudio, gracias a la sinergia entre
academia y sector público, se establecieron como espacios para la preparación
de diplomáticos y de asesores en política exterior. Esto ocurre particularmente
en Argentina, Chile, Colombia y México.
En buena medida los estudios internacionales
surgen en América Latina bajo la influencia de las premisas de la teoría de la
dependencia y la necesidad de una región autónoma, que superara la visión de la
relación centro-periferia. Por ello, los principales centros de estudio se
debatieron entre los enfoques sobre autonomía, propuestos por los teóricos de
la dependencia, frente a los enfoques tradicionales estadounidenses. Sin
embargo, hay que diferenciar entre las universidades suramericanas y las
centroamericanas, pues en éstas predominó la visión estadounidense. Esto no
parece haber cambiando en gran medida; un estudio de Tickener, publicado en
2003, revela que un 68% de los cursos dedicados a la teoría de RR II en la
región recurren a los planteamientos de la escuela estadounidense.
El chileno Luciano Tomassini, uno de los
principales artífices de los estudios internacionales en la región, en un
artículo de 1980, advertía del pobre desarrollo que tuvo la disciplina en sus
primeros años de existencia en países latinoamericanos. Ello a pesar del
impulso dado por iniciativas como el Programa de Estudios Conjuntos sobre
Relaciones Internacionales de América Latina (RIAL) –establecido en 1977–, que
agrupó a la mayoría de centros de estudios e investigación. Esta idea aún
predomina en algunos países, ya que RI se considera una disciplina de Estados
Unidos y Europa. Por eso "el influjo norteamericano es determinante",
anota Vicente Torrijos, profesor de la Universidad del Rosario (Bogotá); aunque
para Beatriz Zepeda, de FLACSO-Ecuador, hoy no "existe una línea
consensuada" y depende de cada docente el priorizar algún enfoque.
A ese predominio contribuyó el Grupo
Editor Latinoamericano (GEL), responsable de la publicación de textos de RI
sobre las teorías tradicionales. Esto satisfizo una importante demanda de los
centros de estudios por bibliografía en español, pero fortaleció el predominio
del enfoque estadounidense. Así los textos de autores de EE UU se convirtieron
en los referentes de la disciplina. El segundo referente es la perspectiva
española, sobre todo con los libros de Celestino del Arenal y Esther Barbé. Por
ende, los dos principales desafíos que enfrentan los centros de estudio en la
región es desarrollar un enfoque disciplinario propio, que supere la
dependencia de la visión estadounidense, y fortalecer la formación del cuerpo
docente con doctorados en RI; pues la mayoría provienen de otras disciplinas.
A partir de los 90 RI tuvo un crecimiento
significativo en el número de centros y planes de estudio, apareciendo una
mayor cantidad de programas de posgrado (especialmente de maestría, pero en
modalidad profesional, es decir, programa que no profundiza en investigación).
Pero ese desarrollo ha mantenido la fragmentación de los estudios de RI en el
contexto de cada espacio nacional, por lo que no se ha favorecido una
visión regional sobre la disciplina. Ese carácter endógeno hace que las
vinculaciones de los programas con centros dentro y fuera de la región sean
escasas o inexistentes en la mayoría de los casos.
Incluso hasta hace poco los planes de
estudio y sobre todo el enfoque que orienta los distintos cursos era prácticamente
un secreto de cada centro de estudios y en algunos países esta sigue siendo la
costumbre, por lo que se publica en sus portales electrónicos es una
perspectiva general. A ello se suma la tendencia a formular programas que se
adapten a las necesidades y características del mercado laboral y no como una
respuesta a las tendencias globales y regionales de la disciplina (por ejemplo,
en la Universidad Nacional de Costa Rica hubo un énfasis en Ecoturismo). Por lo
que no se puede establecer una relación directa entre cantidad y calidad de los
centros de estudio.
Se estima que en América Latina existen
más de 130 centros dedicados a los estudios internacionales, destacando
Argentina, Brasil, Colombia y México, que en conjunto tienen más de 100
programas. Para Vicente Torrijos el auge de este tipo de formación se debe al
fragor de la globalización y la oportunidad de trabajar en el sector público y
privado que ofrecen estos estudios.
En las tablas se resumen algunos aspectos
de una pequeña muestra de esos centros para Argentina, Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, Perú y México. Cabe señalar que en general los programas de grado y la
mayoría de los de posgrado no requieren una estancia en el extranjero, pero
para la titulación es necesaria la presentación de un trabajo final de
graduación. Respecto a los idiomas utilizados en los cursos, estos se imparten
en español y utilizan bibliografía principalmente en inglés. Otra
característica de esos centros es que un buen número anuncian tener convenios
con universidades extranjeras, estadounidenses y europeas; pero en general –por
falta de recursos para financiar programas de intercambio y pasantías–
constituyen simples acuerdos o bien se limitan al recibimiento de
conferencistas de universidades extranjeras. Son pocos los casos en que
realmente esos convenios se convierten en una oportunidad para el estudiante de
realizar una incursión en proyectos con universidades fuera del país de origen.
A esas iniciativas se agregan dos casos
particulares: el de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y
el del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). FLACSO es un
organismo internacional de rango regional, establecido en 1957, con sedes
académicas en Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala y
México; en algunas de ellas existen programas de posgrado en estudios
internacionales. Mientras que CLACSO, creada en 1967, opera con una sede en
Argentina y 314 centros de investigación y programas de docencia de grado y
posgrado en 25 países de América Latina y el Caribe.
En la región hay una tendencia a
considerar que en cualquier profesión sin un posgrado es cada vez más difícil
conseguir trabajo con solo una licenciatura. Por ello en el caso de graduados
en RR II prefieren optar por un posgrado que les amplíe el horizonte laboral,
sobre todo en instituciones del sector público, en think tanks,
otras organizaciones no gubernamentales y organizaciones internacionales. Por
ejemplo, entre los periodistas hay una tendencia a optar por maestrías en
estudios internacionales, como un medio para complementar su formación base.
Sin embargo, en la mayoría de los países latinoamericanos el poseer un posgrado
en RR II no es garantía de conseguir trabajo.
En definitiva, lo que se observa en
América Latina es un auge de los estudios internacionales, pero con una oferta
dispersa (por la diversidad de temáticas que se ofrecen), pensando más en el
mercado laboral que en el ámbito académico y científica. El número de programas
de grado y posgrado continúa creciendo. Sin embargo, el reto para estos
programas es consolidarse como auténticos referentes de los estudios
internacionales y no como una mezcla de distintas disciplinas, cuyo núcleo
representa menos del 50% de los cursos, ya que de lo contrario continuarán
siendo un campo de estudio ubicado en un segundo plano.
Relaciones
Internacionales en España
Los estudios en Relaciones Internacionales
se han consolidado dentro de la oferta universitaria española, principalmente,
a tenor del número constante de estudiantes que se matriculan tanto en los
grados como los másteres especializados en esta materia. FP en
español ha
cubierto en profundidad
durante los últimos años las ofertas en esta disciplina impartidas en las
universidades en España y que este curso cuenta con dos novedades.
Esta modalidad cuenta, hoy en día, con una
posición destacada entre la oferta universitaria española, posiblemente, debido
a que los acontecimientos globales reflejan, cada vez más, la importancia que
tienen las RR II en la marcha del mundo. Prueba de ello son las dos nuevas
titulaciones de grado: por un lado, la Global Bachelor´s Degree in
International Relations y; por otro, el doble grado Relaciones Internacionales
y Administración y Dirección de Empresas (ADE), que se comenzarán a impartir el
curso que viene en sendas universidades privadas, la Universidad Europea de
Madrid y la Universidad Antonio de Nebrija, respectivamente. Por otra parte, no
se ha aprobado ninguna titulación nueva de másteres oficiales de RR II, aunque
tampoco se ha cerrado ninguno de los que se venían impartiendo.
Por ello, la posibilidad de realizar en
España estudios de grado o de postgrado, continua siendo una opción certera
para los futuros estudiantes. Pese a los severos recortes de las partidas de
Educación que se han aprobado en el país, tanto en los presupuestos de las
universidades públicas como en las becas y la subvención de éstas, la oferta y
la demanda se mantiene.
Así, un año más, el estudio de las
Relaciones Internacionales se refuerza como una buena apuesta para estar al
tanto del devenir de los sucesos mundiales y poder, en un futuro no tan lejano,
tomar un papel más activo en ellos.
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