Tomado de El Observador
La marihuana y la pasta
base marearon al gobierno y el gobierno mareó con ellas
Ninguno de los expertos gubernamentales en el tema drogas
fue consultado antes de anunciar la legalización del cannabis
Por Gabriel Pereyra
El secretario de la Presidencia, Alberto Breccia, reclamó ayer a
los medios tener en cuenta todo el documento emitido por el gobierno en materia
de seguridad y no solo propuestas aisladas.
Si con consejos como este es que se piensa regular a los medios
de comunicación vamos por mal camino, porque lo de Breccia se parece mucho a un
intento para que el todo impida ver algunas cosas puntuales que rompen los ojos
dentro de estos anuncios gubernamentales, en particular los vinculados al tema
drogas.
Sabiendo que sería el anuncio que más polémica causaría, al
gobierno le molesta que los medios y buena parte del debate público se centre
en la idea de que el Estado produzca y venda marihuana.
Más allá de si esto tiene alguna relación con la inseguridad que
se vive en el país, no es menor la forma en que se procesó internamente tan
sorprendente planteo, como otros vinculados a la pasta base de cocaína.
Las principales autoridades del Ministerio del Interior que
tienen experiencia en el tema drogas, Julio Calzada, el actual titular de la
Dirección de Drogas, Julio Guarteche, director nacional de Policía y por años
jefe de la Brigada Antidrogas, Mario Layera, actual titular de la Brigada
Antidrogas, y los principales asesores de casi todos los organismos que están
dedicados a la prevención y represión del consumo de estupefacientes, se
enteraron por la prensa de esta innovadora medida.
Con quién consultaron su pertinencia el presidente y los
ministros, sigue siendo un misterio, pero en la conferencia de prensa de ayer
mostraron un desconocimiento brutal del asunto o directamente mintieron para
salir del paso.
El titular del Mides, Daniel Olesker, dijo que hay países
incluso de la región que ya iniciaron el camino de “separar los mercados” de la
marihuana del resto de otras drogas. Una falsedad que no se sostiene en la
realidad. Nadie hizo ni está haciendo eso.
El gobierno tendrá que salir a rever convenios internacionales
firmados en materia de drogas y deberá elaborar medidas de control que
trascienden ampliamente la ya complicada tarea de producir y vender esta droga,
como tener que empezar a realizar exámenes de orina a los conductores para saber
si están manejando bajo los efectos de una sustancia que ahora será legal, como
el alcohol, que es controlado vía espirometría.
Este es apenas un ejemplo de las decenas de regulaciones que el
Estado deberá aplicar antes de dar un paso que, para algunos de los expertos
que el gobierno no consultó, es algo casi impracticable.
Por otra parte, los ministros manejaron como al pasar que la
marihuana podría ser un paliativo a la pasta base, cuando la enorme mayoría de
los técnicos a los que les paga el sueldo para que se estudien el asunto
sostienen que así como una droga no necesariamente es entrada para otras
drogas, tampoco es una salida.
Ayer dijeron que habría un registro de consumidores. Hoy el
propio ministro Fernández Huidobro sostuvo que no está muy a favor de ese
registro.
En suma, esto de la legalización parece más una medida a las
apuradas y de corte “progresista” para balancear el resto de medidas que el
gobierno anunció, algunas mucho más represivas y conservadoras de lo que
reclamaba la oposición, y enviar una señal a un sector de la ciudadanía que
quizás reciba esto de buen grado (hay 300 mil consumidores de marihuana, dijo
el gobierno)
Mientras que el homicidio se pena con 20 meses de prisión a 12
años de penitenciaría, el gobierno sancionará a quienes venden pasta base con 4
años de prisión a 15 años de penitenciaría. Un diputado colorado proponía
equiparar la venta de pasta base al homicidio, pero en el gobierno fueron más
lejos.
¿Qué dirán de esto los expertos que saben que por la forma de vender
esta droga los verdaderos traficantes ponen en las bocas de venta a mujeres
solas que han hecho de eso su forma de subsistencia? Seguiremos llenando las
cárceles con personas que no incurren en delitos violentos y que seguramente
allí aprenderán como hacerlo mejor.
Por otra parte, ¿en qué quedó la idea de Mujica de internar
compulsivamente a los consumidores de pasta base?
Fuentes del gobierno dicen que se bajó a último momento. Todo
muy a las apuradas, todo muy improvisado.
Como contrapartida, el gobierno
enterró la idea de habilitar el cultivo personal, una propuesta que había sido
impulsada y defendida por la propia bancada de legisladores frenteamplistas
que, es de imaginar, tampoco debe haber sido consultada antes de lanzar al aire
esta medida con ribetes de guitarreada.
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