Heloisa Eneida Menezes Paes Pinto, luego señora de Pinheiro y chica de Ipanema para la eternidad
Por Diego A. Manrique
Ya deben estar preparados. Me refiero a los programas, los reportajes, los especiales dedicados a los 50 años del nacimiento de Garota de Ipanema. Y volverán a contarse las anécdotas. Que la canción realmente no se compuso en el bar Veloso, donde los lobos de la bossa nova veían cimbrearse a la futura Heloísa Pinheiro, rumbo a la playa de Ipanema. Ella pudo ser la inspiración pero, en el verano de 1962, Antonio Carlos Jobim componía en su apartamento y Vinicius de Morâes escribía las letras en su casa de Petrópolis. Dos profesionales, no simples bohemios de farra.La letra incluía, más que un engaño, un despiste: generalmente, ella no iba al mar, sino a hacer recados-para-mamá. En realidad, se trataba de un espejismo. Heloisa, Helô para sus amigas, NO ejercía de chica de Ipanema, en el sentido habitual: ni sexualmente liberada ni dedicada a un oficio bonito
Helô era maestra de primaria, producto de una familia conservadora (su padre, general de Caballeria, sería censor de prensa en los años duros del gobierno militar), aunque marcada por el divorcio de sus mayores. Su madre vigilaba para que llegara virgen al matrimonio: le esperaba un buen partido, un rico heredero. Dado que los autores de Garota de Ipanemaeran hombres maduros (y casados), inicialmente no identificaron al objeto de sus deseos y hubo bastantes candidatas el título de Chica de Ipanema. Hasta que Vinicius lo largó en una entrevista. Jobim fue más discreto: todavía intentaría seducir a Helô antes de que se pasara por el altar.
Si no fuera una música tan lánguida, diríamos que aquel disco –hoy diríamos, decrossover- electrizó al planeta. Universalizó la bossa y puso en órbita la carrera de todos los implicados. Hasta cambio la vida de la destinataria, convertida en encarnación del mujerío brasileño.
Inevitablemente, cuando se evaporó la fortuna de su marido, Helô salió a buscarse la vida. Actriz de culebrones, presentadora de TV, lo normal. Incluso fue portada de Playboy, primero como fruta madura (1987) y, al borde de los sesenta años, en compañía de su hija (2003). ¿Qué hubiera pensado su padre general?
Heloisa también montó unas boutiques de ropa playera, bajo la marca de….¡adivinen!…Garota de Ipanema. En 2001, los herederos de los (fallecidos) autores quisieron obligarla a prescindir de unas camisetas que reproducían la partitura original. La indignación fue general: ¿no podía la musa beneficiarse de la creación que inspiró? El juez se sumó al sentimiento de todo Brasil y desechó la demanda. Aparte, ella no fue ni la única ni la primera. Desde 1967, el citado bar Veloso, refugio de Jobim y Vinicius, se rebautizó como Garota de Ipanema. Ese año, también se rodó una película serie B con el mismo nombre. Hasta Carlos Vergara pintó uno de sus dinámicos cuadros pop con ese título, el encuentro de dos amantes que corren hasta fundirse en un abrazo.
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