sábado, 23 de junio de 2012

Tiempo de escoger candidatos: primarias, dedazos y cuotas de poder


Por Luis Montes Brito
Para Diario El Mundo, El Salvador
Revista Digital Gurú PolíticoMéxico

En El Salvador, francamente hablando, es vergonzoso como se seleccionan los candidatos de los diferentes partidos políticos, especialmente los de los dos mayoritarios ARENA y FMLN.

Las elecciones son el proceso político del cual se valen las naciones democráticas para que sus ciudadanos tomen la decisión de escoger a sus servidores públicos que conformarán  el gobierno por un periodo determinado. 

A mayor democracia estos procesos se vuelven más transparentes y menos manipulables por grupos o caudillos. La génesis democrática se ubica en el método de selección de los candidatos que participaran en el proceso electoral, por lo tanto los procesos internos de selección tienen una importancia igual a la de las elecciones generales.

Los institutos políticos, paladines por antonomasia de la democracia se conducen hacia su interior a través de métodos que reflejan lo que son en esencia, misma que pretenden expandir al resto de la población en caso de ser favorecidos por los votantes.

En Estados Unidos vemos como los dos principales partidos han escogido a sus candidatos para presidente. El partido Republicano seleccionó al ex gobernador del Estado de Massachusetts  Mitt Romney, por medio de un complejo proceso de primarias al estilo estadounidense. Por su parte el partido Demócrata, esta vez la tuvo fácil para seleccionar a su postulante, ya que no se presentó dentro de su partido un retador al presidente Obama.

Sobra decir que dichos procesos son democráticamente competitivos y transparentes del cual al final, el vencedor sale revestido de autoridad moral para presentarse a la nación como un candidato apto para abanderar la democracia de un país. El mismo proceso se repite en todos los niveles de gobierno para todos y cada uno de los cargos de elección popular.

En El Salvador, francamente hablando, es vergonzoso como se seleccionan los candidatos de los diferentes partidos políticos, especialmente los de los dos mayoritarios ARENA y FMLN. Ambos partidos le hacen un flaco favor al candidato que nombren ya que este es producto de un pecado original de imposición, componendas y falta de transparencia.

Los grupos de poder en ambos partidos hacen gala de toda clase de triquiñuelas, marrullerías, valentonadas y otros vicios más para lograr su objetivo: imponer un candidato que desde ya antes de ser nominado va amarrado y endeudado con ellos para que en caso de colarlo les devuelva con réditos el capital económico, político y de influencias invertidos en su “caballo” ganador.

Que nivel de independencia podemos esperar de un candidato así? Quién será realmente el mandante  de este potencial mandatario? Si a los diputados les exigieron un pagaré de $500,000 que le exigen a un presidente?  En el FMLN ya salió de gira la dirigencia a dictar línea a las bases sobre quien votar y dicen que hasta advertir a aquellos que se atrevan a promocionar otro candidato que no sea el escogido por la troika de izquierda?

En ARENA para disfrazar la figura de la troika usada por sus archienemigos  ideológicos, llaman a 3 personas más al “jurado de calificación”. Esto es para que además validen la designación del candidato, ya que el recurso de la “falsa mesa” en que han convertido al COENA está agotado. En el partido todo mundo sabe que las decisiones importantes se toman fuera del máximo ente estatutario.  

Tendrán  alguna oportunidad real cualquiera de los 3 invitados de diferir con los 3 ex presidentes? Estoy seguro que no.

Cuando el presidente Cristiani reduce el proceso a un “mecanismo” de designación de candidato, esta diciendo claramente que no es democrático, ni siquiera en sus métodos. Además lo califica de “reservado y privado” lo cual se traduce en la práctica a que no será  transparente ni existirá el derecho a diferir, sobre todo a nivel público.

La débil democracia del país y su grave falta de institucionalidad queda evidenciada nuevamente  con la imposición de la voluntad e intereses de los dirigentes de turno de ambos partidos. Calificar a uno peor que el otro es simple ideología barata, lo cual no ayuda en nada al avance democrático del país.

Los partidos políticos del país se exponen a que en el futuro, el pueblo los rechace un día hastiado de tanta manipulación por parte de  pequeños grupos que se toman las dirigencias de dichos institutos para convertirlos en cotos de caza. Todavía están a tiempo de rectificar.

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