Agencias Noticiosas
REFORMA: CÁMARA BAJA, LA HORA DE LA vERDAD
Representantes Lamar Smith (Texas), Steve King (Iowa), Louie
Gohmert (Texas), Trey Gowdy (Carolina del sur) y Bob Goodlatte (Virginia) se
oponen la reforma migratoria y su
influencia será clave en el destino de la ansiada ley.
Son conservadores
de pura cepa, no necesitan el voto hispano y se oponen tajantemente a la
naturalización de los inmigrantes sin papeles. De ellos podría depender la
aprobación de una reforma a las leyes de inmigración.
La batalla en el
Senado ganada por los partidarios de una reforma a las leyes de inmigración fue
apenas una escaramuza preliminar. La suerte del proyecto se decidirá en la
Cámara de Representantes, dominada por los republicanos y donde cinco
legisladores de ese partido asoman como figuras que desempeñarán un papel clave
en el contenido final de una iniciativa que busca regularizar el status de unas
11 millones de personas que se encuentran en el país ilegalmente.
Se trata de cinco
representantes de peso (ver fotos a continuación en orden de mención) -- Lamar Smith (Texas), Steve King (Iowa), Louie Gohmert
(Texas), Trey Gowdy (Carolina del sur) y Bob Goodlatte (Virginia) - "que
se han quedado anclados anteriormente", según Marielena Hincapié,
directora del Centro Nacional de Derecho Migratorio.
Le dan prioridad
a la seguridad de la frontera con México y no quieren saber nada con el
proyecto del Senado, que contempla la posibilidad de que los inmigrantes sin
papeles obtengan la ciudadanía.
Todos integran la
Comisión de Asuntos Jurídicos, que se encarga de los temas de inmigración en la
Cámara y que ya ha aprobado varios proyectos de ley que dificultan la vida de
inmigrantes sin autorización. Considerando que la mayoría de sus distritos no
tiene actualmente una cantidad significativa de votantes hispanos, muchos se
preguntan si estos congresistas se sienten inmunes a las consecuencias
electorales que podría tener una oposición a la reforma, un elemento que ha
hecho que muchos correligionarios reconsideren sus posturas.
"Representan
sólo cinco votos de 435 voces en la cámara, pero la retórica y las señales que
envían son muy importantes", expresó Matt Barreto, profesor de ciencias
políticas de la Universidad de Washington, en Seattle, y uno de los fundadores
de la encuestadora Latino Decisions. "Representan a un sector muy
conservador del tema migratorio que no está en la misma línea que la opinión
general. La mayoría de la opinión pública estadounidense está a favor de
conceder un camino a legalización, a la naturalización de inmigrantes".
"La verdad
es que juegan un papel importante. Goodlatte es el presidente de la comisión
(de Asuntos Jurídicos) y Gowdy del subcomité en inmigración; y el resto importa
debido a las posiciones en inmigración que han tomado durante varios
años", opinó la activista Hincapié en una reciente entrevista con The
Associated Press.
"Ya estamos
en una segunda fase de la reforma, pero los cuatro proyectos de ley aprobados
en esta comisión nos preocupan muchísimo porque demuestran que estos cinco
congresistas, y posiblemente otros, se han quedado estancados
anteriormente", agregó.
Uno de los
proyectos establece un sistema que obliga a todos los patrones a verificar el
estatus migratorio de sus empleados, mientras que otro ofrece un nuevo programa
temporal de trabajadores agrícolas. Un tercer proyecto tipifica como delito
federal estar en el país sin permiso legal, cuando actualmente es una
infracción del fuero civil, y otorga funciones migratorias a policías locales y
estatales. El último aumenta las tarjetas de residencia permanente para
inmigrantes con educación en ciencia y tecnología.
Ninguna de las
cuatro medidas aprobadas por la comisión permite a los inmigrantes sin papeles
legalizar su estatus, mucho menos obtener la ciudadanía, aspecto este que surge
como uno de los grandes elementos de discordia en todo este proceso.
El presidente de
la Cámara, John Boehner, ha anticipado que el proyecto del Senado no será
debatido y que la cámara baja lo abordará a su manera, aunque todavía no ha
expresado cómo será. Por ahora este cuerpo ha lidiado con la reforma a través
de estas iniciativas individuales, aunque también podría debatir un proyecto
amplio que elabora desde 2009 un grupo bipartidista de representantes, que aún
no ha sido presentado.
Smith,
representantes de Texas y uno de los principales referentes de los opositores a
una reforma amplia, sostiene que la iniciativa aprobada por el Senado no
refuerza lo suficiente la seguridad de la frontera con México y pone los
intereses de inmigrantes sin papeles por encima de los que llegaron a Estados
Unidos legalmente.
Insiste en que
legalizar a extranjeros sin autorización antes de garantizar la seguridad de la
frontera es un grave error.
"Eso sólo
aumentará la inmigración ilegal", dijo el congresista a The Associated
Press en declaraciones enviadas por correo electrónico. "La cámara ha
tomado una mejor perspectiva al aprobar proyectos de ley individuales, por
partes. La Comisión de Asuntos Jurídicos ha aprobado cuatro proyectos de ley
que hacen que nuestro sistema de inmigración sea más fuerte e
inteligente".
En el distrito 21
de Texas que representa Smith, la población hispana es el 27%, según el censo
de 2010. A pesar de ello, Smith representa un distrito muy republicano y poco
competitivo electoralmente, opinó el especialista Barreto, uno de los
fundadores de la encuestadora Latino Decisions.
A diferencia de
los senadores, que son elegidos por un período de seis años y representan a los
estados, las elecciones para representantes se realizan cada dos años y estos
legisladores representan a distritos específicos.
Expertos y
activistas consultados por The Associated Press mencionaron estas elecciones
bianuales como uno de los motivos que ayudan a explicar por qué algunos de los
representantes republicanos se oponen a la reforma migratoria.
En muchos casos,
dijeron, los contrincantes en los distritos son republicanos cuyas posiciones
políticas están aún más a la derecha que la de los propios legisladores que
buscan ser reelegidos y esto hace que su discurso deba también girar hacia el
lado conservador. En la gran mayoría de esos distritos, además, no existe una
población hispana importante y por ello no se sienten presionados a apoyar una
reforma a las leyes de inmigración.
"Uno de los
factores que está afectando a estos republicanos es que están más preocupados
por un contrincante de la derecha que uno que sea demócrata" para mantener
su puesto, explicó Frank Sharry, director ejecutivo de la organización
America's Voice, que lucha a favor de una reforma.
Estos intereses a
corto plazo de los representantes chocan con un interés a más largo plazo del
Partido Republicano de alcanzar la Casa Blanca, dijo Sharry.
"A menos que
puedan conseguir un porcentaje mayor de votantes latinos (en las elecciones
presidenciales) será imposible para ellos ganar la Casa Blanca", advirtió
el activista.
En los comicios
presidenciales de noviembre de 2012, Obama consiguió su reelección con el 71%
del voto latino. El candidato republicano Mitt Romney acaparó apenas el 27% del
voto de esa comunidad.
A partir de ese
momento, el Partido Republicano se replanteó su estrategia de acercamiento a
los latinos con miras de conseguir un mayor respaldo en la votación de 2016 y
muchos de sus miembros se han manifestado en favor de la reforma migratoria y
han destacado los beneficios que pudiera llevar a la economía.
Sharry resaltó
que si los congresistas republicanos no apoyan la reforma, el apoyo hispano a
los demócratas podría ser del 90% en las próximas elecciones presidenciales. Si
votaran en favor de la iniciativa de inmigración, en cambio, podrían recibir
crédito y esto haría que el voto hispano para los demócratas bajara a un 60%,
dijo.
Gohmert, otro
representante de Texas, dijo que se debe demostrar a los hispanos que el
Partido Republicano es el "partido honesto" y que no intenta comprar
su voto de los latinos apoyando la naturalización de inmigrantes sin papeles.
"A pesar de
que hay un mayor porcentaje de hispanos que votan por candidatos demócratas...
realmente creo que tenemos más posibilidades de que voten por los republicanos
si les demostramos que no se trata de complacerlos", dijo Gohmert a The
Associated Press.
El congresista,
cuyo distrito es 15,5% hispano, ha votado en contra de los cuatro proyectos de
ley de la comisión porque considera que mientras no se refuerce la frontera con
México, no se debería hablar de ningún otro tema. Destacó que hay islamistas
radicales que adoptan apellidos latinos o una identidad mexicana antes de
cruzar la frontera.
King - el
legislador de Iowa - reforzaría la frontera colocando una valla en las zonas
donde más inmigrantes cruzan y después la expandiría desde allí, explicó. Sin
embargo, para King es "contraproducente" hablar de una reforma a las
leyes de inmigración porque, según él, Obama y la secretaria de Seguridad
Interior, Janet Napolitano, no "se toman el tema en serio" y no
cumplirán con las provisiones de seguridad de las que hablan.
"Creo que
ahora no tenemos que hacer nada en la cámara baja, porque Harry Reid (líder de
la mayoría demócrata del Senado) no aceptará nada que incluya seguridad
fronteriza a menos que se le agregue lo de otorgar la ciudadanía
estadounidense, de alguna forma. Eso significa que el presidente no va a ver en
su mesa un proyecto de ley que hace lo que se debe hacer", dijo el
congresista a The Associated Press.
Si bien expertos
y activistas coinciden al momento de identificar a los más acérrimos opositores
de la reforma, la mayoría considera que la atención y la presión debería estar
más bien en los congresistas cuyas posiciones aún no están claras y que sí
pueden apoyar la reforma.
"El asunto
en la Cámara no tiene que ser sobre el congresista King o algunos otros que se
oponen a la ley, sino sobre los legisladores que están trabajando juntos para
que la reforma migratoria avance, porque al final del día esos legisladores que
son los que más se oponen a la reforma migratoria, no van a prohibir la
aprobación del proyecto. Lo que va a permitir que se apruebe es que demócratas
y republicanos trabajen juntos, como sucedió en el Senado", aseguró Jason
Maczak, director de la Iniciativa de Integración Hispana e Inmigración de la
Sociedad de las Américas.
Goodlatte,
presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos, es tal vez el menos
intransigente del grupo. "Habla como si estuviera abierto a la reforma,
pero los únicos proyectos que han pasado por su comité no tienen nada que ver
con una legalización con camino a la ciudadanía. Entonces no sabemos a qué lado
de su boca creerle", dijo Sharry, de America's Voice.
El congresista
dejó claro a The Associated Press que la cámara no aceptará el proyecto de ley
del Senado, pero que su intención no es frenar la reforma migratoria.
"Lo que
queremos es hacerlo bien", dijo Goodlatte, quien se mantuvo abierto a que
se resuelvan las diferencias con el proyecto del Senado en un futuro.
El legislador,
cuyo distrito en Virginia cuenta con un 4,3% de población hispana, habló a
favor de otorgar un camino a la legalización de inmigrantes sin papeles, pero
no un camino a la naturalización.
La presión sobre
los congresistas republicanos no sólo provendrá de activistas y organizaciones
pro inmigrantes. Desde el sector conservador, algunos grupos que alientan la
reforma alegando beneficios económicos también planean proseguir con sus
visitas a los legisladores y al personal de sus despachos.
Al Cárdenas,
presidente de la Unión Conservadora Estadounidense (conocida como ACU por su
nombre en inglés) vaticinó que "lo más difícil" será el aspecto relacionado
con el camino a la ciudadanía para los inmigrantes sin papeles.
"Los
conservadores hubieran aceptado y apoyado más fácil el proyecto si se hubiera
aprobado (en el Senado) un permiso de trabajo (para los inmigrantes sin
papeles), pero no se hubiera dado el paso de la ciudadanía", explicó el
dirigente conservador, tras indicar que los reclamos que tenía su sector por
una mayor seguridad fronteriza ya fueron incluidos en la iniciativa de la
Cámara Alta.
Las estrategias
de los activistas para conseguir la aprobación de la reforma varían. Algunas
van a enfocarse en un puñado de legisladores que representan distritos llamados
"violeta" (que no son demócratas ni republicanos), otras en los
líderes republicanos como el presidente de la Cámara, Boehner.
"La estrategia
es enfocarse en los legisladores que podemos mover", aseguró a The
Associated Press Kica Matos, portavoz del Movimiento por una Reforma Migratoria
Justa. La activista dijo que la campaña se concentrará en aquellos congresistas
que prestan atención a la reforma sólo porque la población de su distrito está
cambiando y temen que si no respaldan la iniciativa pueden perder su escaño en
la próxima contienda legislativa.
Entre los
legisladores que recibirán la presión de los activistas figuran, además de
Boehner, Eric Cantor, de Virginia; Gregory Walden, de Oregon; Darrel Issa, de
California; Daniel Webster de Florida; Mike Coffman, de Colorado, y Peter
Roskam de Illinois.
Gowdy, el
representante de Carolina del Sur, dijo a The Associated Press que el debate
sobre legalización y naturalización está presente en la Cámara y que él quiere
hablar del tema. Sin embargo, empezar una reforma migratoria ofreciendo la
ciudadanía estadounidense "no es inteligente", dijo.
La ciudadanía,
además, no es un tema tan clave, agregó.
"Si alguien
no quiere ser un ciudadano de Estados Unidos, pero quiere trabajar aquí
legalmente, ¿por qué forzarle a convertirse en ciudadano?", preguntó el
congresista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario