sábado, 13 de julio de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: RESPONSABILIDAD FAMILIAR


       Me llamó la atención, hace algún tiempo, la actitud de los padres de tres jóvenes que, intentando secuestrar a un familiar de un comerciante, murieron víctimas de los disparos de éste, que actuó en defensa propia. Sin poder evitar el dolor por la pérdida de sus hijos, estos padres aceptaban como lógica la trágica consecuencia de la conducta criminal de los jóvenes.

       Y me llamó la atención, porque no es nada común esta actitud objetiva. Las valoraciones que suelen hacer los padres sobre las conductas de sus hijos suelen estar cargadas de subjetividad e irresponsabilidad, poniendo la mano en el fuego por ellos después de haber descuidado una adecuada educación, y de no estar al tanto de sus actividades, o no querer reconocerlas.

       Frecuentemente, el descuido en la educación de los hijos, obedece a razones distintas a la negligencia. Puede existir la negligencia cuando hay consciencia de algo. Pero muchas veces, causas socioculturales impiden que exista consciencia de la importancia de una adecuada educación a los hijos por parte de los padres, y, mucho más frecuentemente aún, es la incapacidad y el desconocimiento para ejercer esa labor.
        Es común en los padres el pensamiento de que los hijos se van formando por sí mismos; y es mucho más común todavía la sensación de impotencia, de no saber qué hacer, cuando las cosas no van bien; pero también es común el desestímulo y la apatía para buscar ayuda; en parte porque no existe realmente una oferta pública de ayuda, y la oferta privada es inaccesible para la mayoría; pero en parte también porque se espera que la ayuda sea una especie de varita mágica que lo resuelva todo con un toque, sin entender que la ayuda implica un compromiso de ellos mismos, al que no suelen estar muy dispuestos.

       Es un paso adelante reconocer la equivocación de los hijos, aun cuando ello haya sucedido ya después de la tragedia; pero debe mover el otro pie a dar el siguiente paso, que es admitir la posibilidad de que nuestros hijos no tengan conductas adecuadas, antes de que sucedan consecuencias que nadie, y menos los padres, deseamos; y buscar ayuda y tomar las medidas oportunas para corregir la situación.

       Las conductas inconvenientes de los hijos pueden y deben detectarse en el hogar. El Estado debe responsabilizarse de fomentar la existencia de “hogar y familia estructurada”, la consciencia de la responsabilidad familiar en la educación adecuada y detección de posibles trastornos conductuales en los hijos; y ofrecer la ayuda necesaria, que es mucha.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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