Tomado de esglobal
LOS
ÁRABES VISTOS POR OCCIDENTE
Por Rashiden yusef
Violentos, terroristas, extremistas religiosos…Acabando con los
estereotipos.
A
finales del siglo XVIII un ambicioso Napoleón Bonaparte conquistaba Egipto en
su ansia de aumentar los poderes de Francia, cortar la vía comercial a Gran
Bretaña y aumentar su gloria y fama. Esta expedición fue la primera conquista
imperialista moderna de la Historia, entre otros, porque Napoleón utilizó junto
a la fuerza de su Ejército, a científicos e intelectuales en su expedición.
Había ingenieros, médicos, químicos, biólogos, literatos y arquitectos cuya
misión fue recabar información sobre la historia, escritura, arqueología y
tesoros de Egipto. Además de llevar a este país los principios de la Europa
moderna frente al despotismo religioso de los otomanos.
Las
memorias del general describen cómo Egipto representó una aventura
romántica y exótica, un sueño oriental pese a su partida poco después a Francia
y el fracaso que simbolizó la expedición en términos militares.
Desde
entonces el mundo árabe y Occidente han estado marcados por un modelo binario:
el oriental, el otro exótico y violento, frente a la
Europa avanzada. Edward Said, el fallecido intelectual palestino-americano,
en su libro Orientalismo publicado en 1978, analizaba la
historia reciente del imperialismo, la economía, el arte, la ciencia política y
la literatura que han servido para definir este modelo basado en la
superioridad de Occidente frente a Oriente: el otro, el oriental, se
mantiene igual, no avanza en la Historia, quedándose en el mismo espacio y
tiempo, por lo que no se desarrolla; mientras el resto del mundo evoluciona y
aprende.
Esta
visión del otro ha
determinado nuestra mirada al mundo árabe y ha definido nuestra identidad. Joan
Wallach, historiadora americana, analiza cómo durante el siglo XX, la lucha por
la identidad francesa se define frente al otro, el
argelino, y tiene profundas raíces en el
colonialismo galo en este país y la visión orientalista hacía el mismo. Said
afirmó que uno de los principales motivos que le llevaron a escribir Orientalismo fue su propia experiencia como árabe
viviendo en Estados Unidos, al observar, por ejemplo, la forma en la que la
representación artística de Oriente Medio realizada por los occidentales estaba
marcada por esta visión exótica y manipulada que no tenía nada que ver con la
realidad que él conocía.
Desde
las hazañas imperialistas de los primeros orientalistas occidentales hasta hoy,
se ha acusado de manera indiscriminada a las sociedades árabes de enemigas de
la democracia y la libertad y de intentar suprimir los derechos de las mujeres.
Esta visión se ha visto agudizada tras la Guerra del Golfo (1990-1991) y
los atentados de 2001, 2004 y 2005 en Nueva York, Madrid y Londres
respectivamente, así como las sucesivas guerras y conflictos que dichos
atentados han generado.
En
una encuesta publicada en febrero de 1991 por el Arab American Institute
durante la Guerra del Golfo, un 41% de los estadounidenses afirmaron que tenían
una opinión negativa sobre los árabes frente un 43% que afirmó que tenían
una opinión positiva. Igualmente, se relacionaron los siguientes adjetivos con los
árabes: creyentes (81%), terroristas (59%), violentos (58%) y fanáticos
religiosos (56%). Esta misma institución publicó en 2012 un estudio de la
visión de los estadounidenses sobre los árabes y musulmanes junto con otras
minorías religiosas, entre las que se incluían judíos, cristianos o budistas.
Los resultados fueron parecidos a los de la encuesta de 1991: un 41% de los
americanos tenía una visión no favorable de los árabes y musulmanes frente a un
40% que sí la tenía.
Los
medios de comunicación y el cine han contribuido a dar una visión simplificada
de la realidad compleja de diferentes países, historias, culturas y
pueblos, donde los árabes aparecen como fanáticos y violentos. Esta
contribución se ilustra en el documental Valentino Ghost (2012), que demuestra
cómo se ha creado una percepción de los árabes en el imaginario común
distorsionada y simplificada, tachándolos de violentos y retrógrados, con
películas de Hollywood como Aladino (1992, de John Musker y Ron Clements)
o Indiana Jones: en busca del arca perdida (1981, de Steven
Spielberg).
Esta
visión generalizada del mundo árabe en los medios de comunicación, literatura y
arte, más notoria desde los atentados terroristas de 2001, tiene consecuencias
graves, entre otras, el racismo y la discriminación. Además, favorece el
desconocimiento de la lucha de la mujer árabe por su emancipación. Suha Sabbah,
académica y feminista arabe-americana, destaca cómo las mujeres árabes son
complejas, diversas y multifacéticas, lejos de la visión unidimensional que
desde Occidente se da. Sabah afirma que estereotipos contra las mujeres árabes
como dóciles, sin opinión, veladas y recluidas, dando por hecho la superioridad
de las mujeres occidentales frente a las árabes, acaba reproduciendo los viejos
patrones imperialistas generando más desconocimiento y barreras sobre la
realidad de los árabes .
Las
sociedades en general son plurales y no responden a una sola dinámica ni
percepción, como afirmaba Said, Occidente y el mundo árabe se han definido a lo
largo de los últimos dos siglos de manera falsamente unificadora para describir
sociedades diversas. Quizá esa sea la clave para el posible entendimiento entre
ambas. En el siglo de la tecnología se están imponiendo cambios acelerados en
nuestra forma de interaccionar. La globalización, la privatización y la
tecnología también han fortalecido a nuevos actores mundiales que establecen
agendas, crean leyes y evalúan resultados: los movimientos sociales son
un actor más de la esfera global que tanto en Occidente como en el mundo árabe
están teniendo cada vez más importancia.
La primavera
árabe, el llamamiento de sus sociedades al cambio pidiendo
libertad, democracia, igualdad y solidaridad social, y los movimientos sociales
en Occidente frente a la crisis, agudizada desde el 2008, puede que
resquebrajen la imposición de un modelo binario y diferenciado
Occidente-Oriente. Si observamos los movimientos de la sociedad civil que se
han desarrollado en los últimos diez años a la sombra de la crisis económica,
política y de identidad en el mundo árabe y Occidente, puede apreciarse que,
con diferencias de contexto y escenario, exigen aspiraciones universales:
una mejor calidad vida, acceso a un sistema de salud y de educación de calidad,
justicia social y, sobre todo, políticas para y por los ciudadanos. Además
estos movimientos se retroalimentan unos a otros. Las primeras protestas en
España generadas por el movimiento 15-M se inspiraron, al igual que sus
homólogos europeos, en los levantamientos del mundo árabe y el éxito de su convocatoria
social.
Las
redes sociales y los nuevos medios de comunicación, que permiten una nueva
forma de informarse y relación directa entre la ciudadanía, quizá sirva para
demostrar que las sociedades no responden a un único modelo unificador y que en
el contexto del siglo de la tecnología todos los ciudadanos tanto en Occidente
como en el mundo árabe aspiran a valores universales: un sistema político
democrático, justicia social y un mejor futuro para sus hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario