Según la Organización Panamericana de la
Salud, la violencia es un acto, premeditado o no, que produce daño en la
integridad física, psíquica, sexual, en la personalidad, y aún en la libertad
de movimiento de la víctima.
La
violencia es un mal endémico en nuestra cultura por dos probables razones
fundamentales, aún insuficientemente estudiadas. Una de ellas es que, aún
desconociendo los mecanismos genéticos que lo provocan, la evidencia nos dice
que la raza latina es tendente a la agresividad (no es la única, ni
necesariamente la que más). La otra razón es el deficiente nivel educativo
general en nuestras sociedades; tomemos en cuenta que la respuesta violenta a
un estímulo es instintiva e irracional, mientras que la respuesta pacífica y
racional es algo que se educa.
Pero hay otros elementos añadidos que
tienden a favorecer la conducta violenta, como es el consumo de alcohol o
drogas, y la baja autoestima. Las estadísticas demuestran que se producen más
hechos violentos en fechas en las que se suele consumir más alcohol y drogas,
tales como fines de semana y días festivos, especialmente en Navidad; también,
incluso, en días de pago salarial, especialmente cuando éstos caen, como suele
ser, en Viernes o Sábado. Y es que el alcohol y las drogas provocan
desinhibición y nublan la razón al grado tal, que bajo sus efectos la conducta
humana tiende a perder el poco o mucho nivel de racionalidad con que ha sido
educada, y a proyectarse en base a los instintos más primitivos; más aún cuando
la baja autoestima hace que cualquier circunstancia podamos interpretarla como
una ofensa.
De este modo, en fechas propicias, como
lo son los días festivos, y particularmente las Navidades, la desinhibición
causada por el alcohol o las drogas ocasiona una mayor facilidad a crear
situaciones que otras personas, con razón o no, pero sí con baja autoestima,
interpretarán como provocaciones; y como posiblemente también coqueteen con la
ebriedad, sus respuestas tenderán a ser violentas.
La
conclusión de todo ello, y a la vez el consejo, es que, si en general debemos
tratar de evitar entrar en conflictos y caer en provocaciones, en las fechas
señaladas es especialmente importante tomarlo en cuenta, porque es más probable
que nos cueste un disgusto.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario