domingo, 21 de julio de 2013

SALUD MENTAL, LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL CONSUMO DE ALCOHOL


        Los intentos de parte de las autoridades para regular la venta y consumo de alcohol, deben valorarse positivamente por su intención de agarrar el toro por los cuernos, lo cual nadie había intentado hasta años recientes; sin embargo, cabe preguntarse si es realmente por los cuernos por donde se ha agarrado.
 
        Creo que los cuernos de este toro están firmemente asentados en nuestra cultura. El alcohol es un valor cultural que casi todos asimilamos desde que tenemos un mínimo uso de razón. Aprendemos que el hermano mayor, o el primo ya pasó al status de “hombre” porque ya le dejan echarse sus traguitos. Aprendemos que “el tata” deja de estar con su familia algunas noches, o los fines de semana, para irse a “chupar”. Aprendemos que cuando hay una reunión, los hombres la pasan en coro, en torno a unas botellas. Aprendemos que no se puede concebir la diversión sin alcohol; y que cuanto más alcohol, más diversión. Aprendemos, en definitiva, que el alcohol es clave de la hombría y de la felicidad. 

Los valores culturales siempre son más fuertes que la ley. Cuando se trata de aplicar la ley contra un valor cultural, suele pasar que éste encuentra la forma de evadirla, o que tras un primer intento la autoridad se siente impotente y desiste, o bien, que se genera una doble moral: la legal y la cultural; pero de una forma u otra, el valor cultural sobrevive.

        Un valor cultural se combate con su contravalor y con valores alternativos, y ello requiere una decidida tarea educativa, a medio y largo plazo, en la familia y en la escuela, mostrando el alcohol como un antivalor, como una droga más que es. A corto plazo nunca se han encontrado soluciones eficaces, y se han ensayado muchas. Cuando terminemos por aceptar que, sencillamente, nos estamos sentando en nuestra propia estaca, y mostremos a nuestros hijos nuestra desgracia, entonces habrá esperanza para ellos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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