miércoles, 14 de julio de 2010

Copa del Mundo 2010: el particular punto de vista de Jaime Bayly, Parte II

Por Jaime Bayly
UNO. Hay en los japoneses una actitud Mishima, kamikaze, de jugarse la vida por el honor. Téngase en cuenta que los japoneses, al tiempo que juegan fútbol, miran de soslayo hacia arriba. No es casual. Es el único archipiélago del planeta donde cayeron dos bombas atómicas. No ha de ser fácil jugar bajo tal estrés. Me arriesgo: Japón le gana a Paraguay en octavos.

DOS. Brasil tiene un equipo anal. Padece de retención anal. No evacúa. Juega como estreñido. De momento Brasil sólo cumple, no impresiona.

TRES. Definición de narcisismo en el Diccionario de la Real Academia Española: Cristiano Ronaldo, en foto con calzoncillo Armani. Mucha foto, poco fútbol. Estás en deuda, Cristiano. Te quiero ver con los españoles.

CUATRO. Bielsa no es un entrenador, es un hipnotizador. Sus pupilos juegan exactamente como él les ha ordenado en previa sesión de hipnosis. Consigue a veces no un equipo de humanos, sino uno de robots. Jugar contra Chile es jugar contra Play Station. Salvo que contra España un robot falló, el arquero, y otro robot falló, un defensor, y Chile perdió. No era justo que Chile quedase eliminado con seis puntos. No era justo que Bielsa tuviese un doble fracaso mundialista.

CINCO. Forlán tiene una relación orgásmica con el gol. En la portería contraria imagina la matriz vaginal de su novia argentina, la vedette Zaira Nara. Forlán, cuando patea desde toda dirección y con toda potencia, no quiere hacer un gol, quiere penetrar a Zaira Nara. Forlán es la lujuria hecha fútbol, un adicto al orgasmo del gol.

SEIS. Vamos Argentina todavía. Lució menos Messi, lució más el equipo. Me gustó el Kun. Se entiende de memoria con La Pulga. Debe ser titular. Tévez le pone garra pero no acaricia la pelota, le deja cicatrices atroces como aquella que parte su cara. Demichelis, papá, ¿en qué estabas pensando cuando el surcoreano te robó la pelota?

SIETE. Ribéry quiso espantar a los mexicanos con su cara espeluznante, pero los mexicanos son mucho más feos y por eso Ribéry se empequeñeció, se asustó, porque nunca había visto a once más horrendos que él. Por eso perdió Francia. Y porque en Francia amotinarse y rendirse es una tradición que esta selección supo honrar.

OCHO. Holanda es como un equipo jugando en el recreo del colegio. Mete vicio. A veces mete goles, pero la prioridad es meter vicio. Son tan pendencieros que por eso nunca ganan el mundial, pero es un placer verlos jugar. Y tienen a dos cañoneros, Sneijder y Robben, que le pegan a la pelota con una furia no exenta de precisión: a cuarenta metros del arco, disparan un misil teledirigido que le rompe las manos al portero.

NUEVE. Dinamarca parece un equipo de leñadores o actores porno. Son espigados, corpulentos, infatigables, pero tienen una relación sádica con la pelota: la tratan mal, la torturan. Los daneses hablan su idioma áspero y la pelota no los entiende y cuando juegan da la impresión de que necesitan un traductor para que se entiendan con el balón. Japón les dio un baile. Japón pareció un equipo sudamericano, la selección suplente de Brasil.

DIEZ. ¿Cómo pudieron jugar Eslovenia y Eslovaquia el mismo mundial? Eslovenia es república independiente que se emancipó de la Yugoslavia de Tito en 1991. Eslovaquia se inauguró como república en 1993, partiéndose de la antigua Checoslovaquia. No creo que Eslovaquia pueda con Holanda en octavos. Voy por Holanda. Quiero ver Holanda-Brasil en cuartos y Holanda-Uruguay en semifinales.
ONCE. Italia en la primera fase agoniza, está en coma profundo, parece que va a morir. Y esta vez en efecto murió, aunque no lo mereció, le anularon dos goles legítimos, debió ganar 4-3 a Eslovaquia. Duro castigo por ser tan mezquinos en los primeros juegos.

DOCE. Mantengo mi pronóstico: la final será Argentina contra Brasil, gana Argentina, Diego nos muestra el maní y los guindones ajados en el obelisco, los Kirchner se quedan cuatro años más.

TRECE. Dos goles que me impresionaron: el pase de Sneijder a Robben, el reloj de Robben, el zurdazo al palo y la mete el pescador Huntelaar. Pero qué pase de Sneijder de cachetada y qué zurdazo con chanfle de Robben. Cómo juegan de bien los holandeses. Y el otro: todo el gol de Iniesta contra Chile: él la roba, él hilvana el ataque, él siembra dos pases medidos, él define con una maestría de los grandes. Qué pedazo de jugador Iniesta. Podría ser dueño del banco Santander o de Zara o escribir como Javier Marías: tiene una inteligencia muy superior al futbolista promedio.

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