Tomado de BBC Mundo
La vida después
del fin del mundo que no fue
CURIOSIDAD:
Pese a
las predicciones sobre el fin del mundo según el calendario maya, la vida en la
Tierra sigue adelante. ¿Qué harán ahora los que creían que todo se iba a acabar
hoy?
En el transcurso de la historia, el fin del mundo
ha sido pronosticado en numerosas ocasiones y, en cada una de ellas, un grupo
de fervientes creyentes ha quedado decepcionado ante la ausencia de muerte y
destrucción.
En esta última ocasión, miles de personas habían
tomado precauciones en todo el planeta.
En la provincia china de Sichuan se informó de la
compra masiva de velas. En Rusia, se disparó la venta de fósforos y comida en
lata, y el primer ministro Dimitri Medvedev urgió a sus conciudadanos a mantener
la calma.
Por su parte, las autoridades francesas tuvieron
que lidiar con decenas de personas que se acercaron a una montaña de la pequeña
localidad de Bugarach, convencidos de que unas naves voladoras iban a rescatar
a los seres humanos allí concentrados.
Lo cierto es que nada de esto es nuevo. Desde
tiempos inmemoriales, la humanidad ha estado fascinada con el fin del mundo.
De Roma a nuestros días
Los habitantes de Roma fueron presa del pánico ante
las predicciones que aseguraban que su ciudad sería destruida en el año 634
a.C. y el temor al nuevo milenio se propagó por Europa ante la llegada del año
1.000 d.C.
Ya en nuestros días, los seguidores de las
profecías de Nostradamus se prepararon para el advenimiento del "Rey del
Terror" en 1999.
Mientras, el telepredicador estadounidense Pat
Robertson pronosticó que "algo similar a un ataque nuclear" ocurriría
a fines de 2007.
Por su parte, el predicador radiofónico
californiano Harold Camping ha establecido una fecha para el fin del mundo en
por lo menos seis ocasiones, siendo la última el pasado 22 de octubre.
Para aquellos que creían en sus predicciones, darse
cuenta de que la vida seguía su curso tras el supuesto día del apocalipsis
debió ser una experiencia traumática.
Según explica Lorne Dawson, experto en sociología
de la religión de la Universidad de Waterloo, en California, los grupos que han
pronosticado el fin del mundo suelen seguir adelante sin problema una vez se
incumplen las profecías.
De los 75 grupos identificados por Dawson que
predicaban el fin del mundo, todos excepto seis continuaron existiendo después
de que la catástrofe no se materializase.
De hecho, algunos incluso han ganado adeptos. Los
Testigos de Jehová han esperado el apocalipsis en varias ocasiones y cuentan
con siete millones de seguidores.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene unos 17
millones de miembros en todo el mundo. Este grupo surgió del movimiento
milenarista, cuya fallida predicción del fin en 1844 se conoció como "La
gran decepción".
"Cuando la profecía falla"
Uno de los mejores estudios sobre estos casos es
"Cuando la profecía falla", en el que el psicólogo Leon Festinger
explica como él y sus estudiantes se infiltraron en un grupo que pensaba que el
mundo se iba a acabar y que iban a ser rescatados en un platillo volador.
Cuando las naves espaciales no llegaron, el líder
del grupo aseguró que sus seguidores que habían "irradiado tanta luz"
que Dios había perdonado al planeta. Entonces, los apocalípticos se dedicaron a
dar a conocer la buena noticia entre los no creyentes, en lo que para Festinger
fue un claro caso de disonancia cognitiva.
En un ejercicio similar, el psiquiatra Simon Dein
pasó un tiempo con miembros de la comunidad judía Jabad-Lubavitch en Stanford
Hill, en el norte de Londres. Durante años, los integrantes de esta
organización creyeron que su líder espiritual, Menachem Mendel Schneerson,
conocido como "El Rebe", era el mesías.
Según sus creencias, él anunciaría el fin de la civilización
y los guiaría a una nueva era. Su fe sería puesta a prueba en 1994, cuando el
"El Rebe" murió.
"Yo estaba allí cuando falleció", explica
Dein. "Lloraban, se lamentaban, no podían aceptarlo, no podía morir; ¿iba
a manifestarse?".
Pero pese a todo, los miembros de la comunidad no
abandonaron su sistema de creencias y se dividieron entre los que creían que
"El Rabi" seguía vivo pero no podía ser visto y los que pensaban que,
de que algún modo, regresaría de la muerte.
"Hay mucha tensión entre los que creen que
está muerto y los que creen que está vivo, pero su fallecimiento no parece
haber disminuido el número de seguidores", explica Dein.
Según Lorne Dawson, las 200 familias de la
comunidad Jabad-Lubavitch de Stanford Hill contaban con uno de los rasgos
imprescindibles para mantener al grupo unido tras un fallido apocalipsis: un
fuerte sentimiento de comunidad.
"Si el grupo ha estado cohesionado y libre de
disidencia, puede seguir adelante", explica. Dawson también cree que es
importante la presencia de un liderazgo fuerte que pueda dar una explicación.
"Si la racionalización llega pronto, el grupo
puede soportar que los ridiculicen desde afuera", asegura.
Cambio de fecha
Muchos líderes lo que hacen es dar una nueva fecha
para el apocalipsis. Otros se disculpan ante sus seguidores por haberse
equivocado de día.
Tristemente, algunos toman medidas más drásticas.
En 1997, 39 miembros de la secta Heaven's Gate (Puerta del Cielo) se quitaron
la vida, creyendo que así se subirían a una nave espacial que seguía la estela
del cometa Hale-Bopp.
Pero pese a estos casos trágicos, la mayoría de los
grupos que creen en el fin del mundo suelen adaptarse a la realidad sin más.
"Cuando se ha invertido tanto en una creencia,
se tiene un interés en conservar algo de ella", asegura Philip Jenkins,
historiador de las religiones de la Universidad Baylor, en Texas, EE.UU.
Según Jenkins, la atracción que despiertan los
líderes que predican un cataclismo va más allá del contenido de sus profecías.
"Es una especie de rechazo a la manera en la
que el mundo está hecho. Tiene que ver con la necesidad de imaginar algo mejor.
Cuando se hace evidente que el nuevo orden no va a llegar, siempre se encuentran
maneras de ajustar el mensaje", afirma Jenkins.
Parece que los que pronosticaron el fin del mundo
para este 21 de diciembre deberán hacer precisamente eso.
Pero como se puede ser tan imbecil y tan falto de sentido de la vida, que tienes que estarte aferrando todo el dia a un fin del mundo ¿Que de sentido a tu vida?.
ResponderEliminarEsto solo pasa en las sociedades faltas de moral y de ilusion por vivir. Pues mira que hagan suicidios colectivos ... gente asi sobra, no los necesitamos. Que creen su propio fin del mundo. Yo voy a seguir disfrutando de la vida.