Tomado de El País
Obama anuncia
medidas inmediatas para el control de armas
·
La prohibición de fusiles
de asalto o la revisión de antecedentes de los compradores, entre las
propuestas
POR ANTONIO CAÑO
La
prohibición de fusiles de asalto, la revisión de antecedentes de todos los
compradores de armas, la reducción del número de balas y otras medidas de
control de armamentos, así como reformas en la atención a la salud mental y en
la educación, forman parte del paquete de propuestas que Barack Obama
promueve de forma inmediata para evitar que se repitan matanzas como la de
Newtown. La iniciativa, anunciada este miércoles por el presidente
en la Casa Blanca, está enmarcada en una ofensiva sin precedentes para tratar
de modificar la relación que durante décadas ha tenido este país con la
violencia.
“Esta
vez hay que pasar de las palabras a la acción. Tenemos que ser serios en
intentar que algo como de Newtown no vuelva a ocurrir”, advirtió Obama al
informar del nombramiento de su vicepresidente, Joe Biden, al frente de un
grupo de trabajo que presentará medidas precisas en un plazo de pocas semanas,
antes del final de enero. Se buscarán acciones coordinadas con el Congreso y
con las autoridades estatales. Pero, si no se consiguen avances rápidos por ese
lado, el presidente parece dispuesto, como
anticipó en su discurso del domingo en Connecticut y repitió ayer, a imponer algunas
medidas por decreto. “Utilizaré todos los recursos de mi cargo para hacerlo”,
aseguró. No parece que vaya a ser necesario. Estados Unidos ha puesto en
cuestión, al menos por ahora, sus vínculos históricos y afectivos con las
armas.
En New Jersey, más de un millar de personas
han devuelto simbólicamente sus fusiles y escopetas tras confesar que su visión
de las armas ha cambiado después de la tragedia que provocó la muerte de 20
niños y otras siete personas en la escuela Sandy Hook. En Michigan, donde el
congreso estatal aprobó el día antes de esa matanza una ley que permitía llevar
armas dentro de los centros de enseñanza, el gobernador vetó ayer esa
legislación. En Maryland, el gobernador ha anunciado sus propias medidas para
reducir drásticamente el número de armas que circula en su estado. En
California se anticipan acciones similares. En Nueva York y en Colorado, sus
congresistas anuncian que votarán para limitar las armas. La
cadena de productos deportivos Dick ha retirado de sus estanterías en todo el
país los fusiles automáticos. Ese arma ha desaparecido también del
catálogo en Internet de la mayor tienda del país, Wal-Mart. El senador Jay
Rockefeller ha presentado una ley para prohibir los videojuegos más agresivos.
Hasta la Asociación Nacional del Rifle (NRA)
ha prometido sumarse a este esfuerzo por evitar más violencia con “propuestas
significativas” que presentará el viernes en una conferencia de prensa.
Pero lo más importante para que el impulso
actual no desparezca conforme se vaya borrando el recuerdo de Newtown es que la
Casa Blanca y el Congreso sean capaces de actuar. Uno de los inconvenientes es
la fecha en la que estamos, en vísperas del descanso navideño y sin que se
hayan constituido aún las cámaras resultantes de las elecciones de noviembre,
lo que no ocurrirá hasta enero.
Para evitar que ese receso enfríe el ánimo
actual, se han adoptado algunas soluciones. La comisión de Biden es una de
ellas. El senador Joe Lieberman, habitual aliado de los republicanos, y la
demócrata Nancy Pelosi han anunciado la creación
de otra comisión en el Capitolio, que será presidida por el congresista Mike Thompson,
para recomendar medidas contundentes contra la violencia. Este tipo de
comisiones, ciertamente, suenan a una frecuente y habilidosa forma de demorar
las cosas. Pero no parece que este sea el caso. “Esta no es la clásica comisión
de Washington”, aseguró Obama. Por primera vez en muchos años, una encuesta de la
cadena CBS muestra que
un 57% de la población favorece controles más estrictos de las armas de fuego.
En pocos minutos, 150.000 personas firmaron en Internet una petición para que
la Casa Blanca actúe con firmeza en esta oportunidad.
Todo parece indicar que lo hará. Obama cautivó
la atención de la nación el domingo con un discurso que le obliga a hacer de
este asunto una de las prioridades de su segundo mandato. Entre las primeras
medidas previstas, la prohibición de los fusiles de asalto, aunque solo son
adquiridos por un 5% de los que compran armas, es importante por la capacidad
mortífera de ese instrumento. Es muy poco probable que Adam
Lanza hubiera podido dejar semejante pila de cadáveres a sus espaldas sin ese tipo de arma. Tampoco le
hubiera sido tan fácil sin los cargadores de 30 balas que utilizó. Ahora se
pretende limitarlos a un máximo de 6 disparos. Si se entienden las armas como
un medio exclusivamente de autodefensa, esa parece una cantidad suficiente de
balas.
La medida más importante y, probablemente, la
que será más difícil de sacar adelante, es la de la revisión de los
antecedentes de los compradores. Casi la mitad de las armas que se venden en EE
UU los son en ferias y exposiciones. La mayor de todas ellas es la convención
anual de la NRA, una verdadera celebración del culto a las armas. En esas
ferias, se vende y se compra al instante cualquier tipo de armamento, sin
ninguna clase de comprobación previa. Puede comprar un perturbado mental o un
exconvicto. Estas ferias son el mayor peligro para la seguridad de los
ciudadanos, pero también el principal foco de negocio de la industria de las
armas. Prohibir la venta en ellas o postergarla hasta la comprobación de
antecedentes sería para este país un paso gigantesco.
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