Tomado de The Wall Street
Journal
Felipe Calderón
llega a Harvard en medio de controversia
Por Nicholas
Casey
CIUDAD DE MÉXICO—Parecía simple: la
Universidad de Harvard le ofrecería al presidente saliente de México una beca
de un año para que se dedicara a la investigación.
Pero el nuevo destino de Felipe
Calderón desató una polémica sobre si la prestigiosa institución debería
abrirle sus puertas al hombre que lideró una guerra contra el narcotráfico que
dejó un saldo de decenas de miles de muertos durante sus seis años de gestión,
que terminaron el pasado primero de diciembre.
El debate no se desarrolla en los
pasillos de la universidad de Cambridge, Massachusetts, sino que en México,
donde las conferencias que Calderón empezó a ofrecer el 29 de enero lo han
devuelto a las primeras planas de los diarios y a los programas de radio más
escuchados.
Dos destacados activistas mexicanos
escribieron una carta abierta a un decano de Harvard en la que cuestionaron el
nombramiento de Calderón. Un par de peticiones publicadas en el sitio web
change.org han generado más de 31.000 firmas de personas, en su mayor parte de
mexicanos que se oponen a la decisión de la universidad y acusan a Calderón de
librar una guerra irresponsable contra las drogas.
Calderón, un abogado conservador, ganó
elogios por ser el primer presidente mexicano en priorizar la guerra contra los
narcotraficantes y capturar y asesinar en combate a dos de los mayores capos de
la droga. Sin embargo, al menos 60.000 mexicanos han perdido la vida en el
conflicto y unas 25.000 personas permanecen desaparecidas.
Un vocero de Calderón defendió en un
comunicado al ex mandatario y sostuvo que "hizo lo correcto" al
combatir el crimen como nunca antes e iniciar un proceso de reconstrucción las
instituciones de seguridad pública. El portavoz atribuyó los ataques anteriores
y la actual controversia sobre su estadía en Harvard a los "críticos y
opositores radicales de Calderón".
El alboroto en México parece haber
tomado por sorpresa a Harvard, donde muchos profesores alaban los logros de
Calderón y lo califican como un político moderado que está a años luz de los
caudillos latinoamericanos de antaño. Agregan que Calderón, al igual que cualquier
líder de un país importante, tomó decisiones polémicas e incluso cometió
algunos errores, pero que ese es, justamente, el material que una institución
como Harvard debe debatir.
"Una universidad que sólo designa
a personas que están de acuerdo entre sí debería cerrar" sus puertas,
afirmó Jorge I. Domínguez, que dicta clases sobre gobierno mexicano en Harvard.
"Queremos seguir estando abiertos a un futuro de debate, investigación y
educación vigorosos y persistentes", aseveró.
La universidad indicó que Calderón,
quien obtuvo una maestría de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy en 2000, es
un reconocido ex alumno y llevarlo a la universidad fue natural. Doug Gavel,
vocero de la institución, señaló que el ex presidente fue altamente recomendado
por un comité de profesores y que la universidad se mantendrá firme en su
decisión.
Calderón también cuenta con defensores
en México. Tatiana Clouthier, una comentarista política y ex miembro del
partido conservador de Calderón, afirmó que la decisión ofrece "un buen
respiro" para que el ex presidente reflexione en Harvard luego de su
mandato. "Lo más triste es que no se vea lo que hizo bien por tanta sangre
y dolor", escribió en una reciente editorial.
Los presidentes mexicanos tienen una
larga historia de viajar al extranjero después de una gestión marcada por la
polémica. Ernesto Zedillo fue el blanco de las críticas de su partido en 2000,
después de que encabezara reformas que pavimentaron el camino para poner fin al
dominio de 70 años del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el poder.
Su antecesor, Carlos Salinas de Gortari, que protagonizó escándalos de
corrupción, se autoexilió en Irlanda, aunque después regresó a México.
Algunos críticos indican que Calderón
aún les debe a los mexicanos muchas respuestas sobre los muertos durante sus
años en el poder. Durante su mandato, el presidente dijo una y otra vez que 90%
de los muertos eran criminales atrapados en combates mortales, pero fiscales
han afirmado que dejaron grandes cantidades de casos sin investigar debido a la
falta de recursos. Durante su último año en la presidencia, Calderón se negó a
revelar el total de muertes relacionadas al narcotráfico.
Los críticos también afirman que los
militares cometieron abusos de derechos humanos, como torturas y
desapariciones, al ir detrás de las bandas de narcotraficantes. Se han
presentado más de 7.000 quejas ante el ombudsman del gobierno
de México, por presuntos crímenes que van desde robos hasta asesinatos por
parte de los soldados. Decenas de soldados fueron condenados por crímenes en
los tribunales militares durante la gestión de Calderón. Los militares aseguran
que investigan otros casos.
"¿Qué pensaríamos si Harvard le
hubiera ofrecido este tipo de beca de investigación a, por ejemplo, Hugo
Chávez?", pregunta Eduardo Cortés, dueño de una empresa de construcción en
el estado mexicano de Puebla.
La disputa pone de manifiesto cómo
Calderón se ha transformado en el rostro público de la batalla contra el
narcotráfico en México, que existía desde mucho antes de que asumiera el poder
en 2006.
Sergio Aguayo, un académico de
izquierda que escribió la carta abierta a Harvard, se quejó de que los
mexicanos aún viven con la incertidumbre de no conocer el paradero de más de
25.000 desaparecidos. Agregó que esperaba que el nuevo presidente, Enrique Peña
Nieto, llegue al fondo del asunto. Aguayo, no obstante, no le pidió a Harvard
que echara pie atrás y le retirara la invitación a Calderón. "Solamente
estamos buscando mejores respuestas acerca de las razones por las que lo
eligieron", manifestó.
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