sábado, 9 de febrero de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: SALUD MENTAL Y RELIGION


 

       Algunas personas andan confundidas sobre la compatibilidad entre salud mental y religión, basándose en que, aunque aparentemente hay armonía en temas como la familia, valores universales, etc., no siempre la hay en otros temas, como la planificación y el control demográfico responsable, o la educación de la sexualidad (que no del sexo).

       Religión y Salud Mental deberían ser perfectamente compatibles. La religión, en el área espiritual, es la búsqueda por parte del ser humano de respuestas a aquellas cuestiones que se escapan a su capacidad, que son muchas, y aunque la ciencia vaya ofreciendo respuestas a algunas o bastantes de ellas, creo que siempre habrá otras inalcanzables. Por otra parte, las iglesias que las representan se constituyen en promotoras de los valores que deben proporcionar el bienestar espiritual del ser humano.

       En salud mental se busca el bienestar psíquico, y se  trabaja en el área científica sobre las causas que dañan o que fortalecen la salud mental de las personas, determinando con ello conductas y actitudes individuales. No se defienden valores, sino factores que preservan y fortalecen la salud mental, lo que, en definitiva, los convierte en valores, los cuales, supuestamente, deberían coincidir con valores morales y espirituales propuestos por la religión, dado que tanto religión como salud mental, buscan el bienestar humano, aunque en algún aspecto pueda aparecer discrepancias entre una interpretación  dogmática de los mismos por parte de unos y el frío pragmatismo de otros. Creo que, en todo caso, entre ambos hay espacio para una respuesta objetiva a los problemas reales de las sociedades actuales.

       La religión responde a una necesidad espiritual del ser humano, y, por tanto, dentro de su papel, es beneficiosa para su salud mental. Sin embargo, desde el momento que una persona asume una interpretación sensiblemente dogmática de la religión, bien sea impuesta por una iglesia o por sí misma (fanatismo), de modo que se aparte con ello de la realidad social y humana, puede empezar a generar conflictos mentales, desde alteraciones leves hasta la autodestrucción. Ejemplos ha habido muchísimos, tanto en la historia que nos han enseñado los libros, como en la reciente, y al alcance de nuestra memoria. La religión suele verse subjetivamente, y a veces uno mismo no tan fácilmente es capaz de discernir si es beneficio o es daño lo que nos está haciendo nuestra forma de vivir la religión.

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