viernes, 22 de febrero de 2013

REALEZA ESPAÑOLA VIVE EL PEOR MOMENTO DE POPULARIDAD CON SU PUEBLO

Agencias Noticiosas
EL VIACRUCIS DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA
El grado de indignación popular llevó al ayuntamiento de la ciudad de Palma a retirar el nombre de "Duques de Palma" a una de sus calles más céntricas debido a la "conducta poco ejemplar hacia el título".

POR JORGE SAINZ 

MADRID (AP) -- La última vez que el rey Juan Carlos apareció en público delante de miles de personas fue recibido con una histórica pitada que seguramente tardará tiempo en olvidarse.

Fue en la final de la Copa de baloncesto el 10 de febrero. En plena crisis económica, recortes y subidas de impuestos, los españoles parecen no perdonar a la corona el escándalo de corrupción que salpica al yerno del monarca Iñaki Urdangarín, que vuelve a testificar el sábado ante el juez que investiga el caso.

No lo hará solo

Ese mismo día también está citado Carlos García Revenga, secretario personal de su esposa, la infanta Cristina de Borbón -hija mediana de Juan Carlos y Sofía-, lo que ha multiplicado las sospechas de que los más allegados a la familia real hicieron la vista gorda a unos negocios presuntamente turbios.

Urdangarín y episodios como el polémico safari de Juan Carlos para cazar elefantes en Africa el año pasado se han mezclado con la crisis económica y el desempleo del 26%. El resultado ha sido un cóctel explosivo bien agitado.

"En España no hay una admiración profunda hacia la monarquía como institución como sí hay en el Reino Unido y Holanda", dijo Tom Burns Marañón, experto en la monarquía y autor de varios libros sobre Juan Carlos.

"Es más una cuestión de lealtad personal a Juan Carlos. Y si su reputación se ve comprometida, entonces te encuentras en una posición muy incómoda", añadió.

Un año después de su primera declaración, Urdangarín regresa al juzgado de Palma de Mallorca, en las mediterráneas Islas Baleares, para responder al interrogatorio del juez José Castro por unos presuntos delitos contra la Hacienda Pública por fraude fiscal. Y aunque el caso está todavía en fase de instrucción el juicio es casi inevitable.

La investigación ha avanzado rápido en estos 12 meses. La acusación sostiene que el yerno del rey y su socio se apropiaron presuntamente de unos 5,6 millones de dólares en subvenciones públicas asignadas entre 2004 y 2006 a un instituto sin ánimo de lucro relacionado con el mundo del deporte que presidía.

Urdangarín, de 45 años, está imputado y bajo investigación, pero no ha sido arrestado ni ha pisado la cárcel, y todavía no ha sido acusado formalmente de delito alguno. Su socio en el instituto Diego Torres enfrenta cargos de falsedad documental, prevaricación, fraude a la administración y malversación de fondos públicos que podrían sumar una condena superior a los cuatro años de prisión.

En enero, Castro impuso una fianza de 8,2 millones de euros (11,1 millones de dólares) en concepto de responsabilidad civil para Urdangarín y Torres, que no pagaron. El juzgado anunció que procederá al embargo de propiedades de los implicados. Al tratarse de una fianza civil, no se contemplan penas de cárcel por impago.

En el auto de 542 páginas para justificar el pago, el juez argumentó que los imputados utilizaron el "paraguas de bondad y de ayuda al prójimo" que se presupone a las entidades sin ánimo de lucro para "desviar fondos públicos en beneficio propio".

El escrito documenta decenas de facturas presuntamente alteradas. Por ejemplo, recoge una subvención de 1,3 millones de dólares para organizar un congreso en Valencia en 2004. Según el juez, el costo total del evento fue de 275.035 dólares. El resto del dinero se evaporó.

Urdangarín tendrá que responder a numerosas preguntas. De momento a puerta cerrada. Solo se le verá recorrer el pequeño camino que da acceso al tribunal, seguramente bajo la atenta mirada de centenares de medios de comunicación. En febrero del 2012 se paró ante los micrófonos para proclamar su inocencia.

¿Qué ocurrirá ahora?

"Estamos en el más difícil todavía", admitió Mario Pascual Vives, abogado de Urdangarín, sobre la situación procesal de su defendido.

Ex deportista profesional de balonmano, doble medallista olímpico, presentado en el pasado como el marido perfecto, Urdangarín es ahora el enemigo público número uno.

Está apartado de los actos oficiales de la corona y su perfil no aparece en el sitio en internet de la monarquía. Cuando coincidió con su cuñado el príncipe Felipe de Borbón en la final del Mundial de balonmano en Barcelona, que ganó España, ni se miraron.

"Urdangarín ha sido condenado al ostracismo y separado de la familia real. Si va a la cárcel, será un duro golpe", explicó Burns Marañón. "Pero es que sería incluso el golpe sería más grave si queda libre".

El cerco de la investigación se estrecha cada vez más sobre la infanta Cristina. Su secretario personal García Revenga declarará el sábado ante el juez, aunque de momento tampoco está formalmente acusado.

La Casa Real usó ese argumento para mantenerle en su cargo, a la espera de que se pronuncie la justicia. Pero la duda que planea a estas alturas es si Cristina conocía o no las actividades de su marido.

"No veo por qué se tiene que imputar a la infanta Cristina. Su situación es radialmente distinta a la de otros imputados", comentó Pascual Vives.

Ironías del destino, Urdangarín y su esposa ostentan el título de duques de Palma, la misma ciudad que investiga el caso.

El grado de indignación popular llevó al ayuntamiento a retirar el nombre de "Duques de Palma" a una de sus calles más céntricas debido a la "conducta poco ejemplar hacia el título".

Es solo un símbolo, pero refleja la pérdida de reputación que sufre la monarquía en un momento especialmente difícil para la sociedad.

Además, la salud de Juan Carlos, de 75 años, se ha resentido en los últimos dos años, en los que fue operado de las dos caderas, la rodilla y de un tumor benigno de pulmón. El rey volverá a pasar por el quirófano el 3 de marzo para tratar una hernia discal.

Cuando la reina Beatriz de Holanda, también de 75 años, anunció en enero que abdicaría en su hijo Guillermo. Algunos quisieron establecer un paralelismo con España, aunque son casos incomparables según los expertos.

Holanda tiene una historia de abdicaciones por razones de edad bastante extenso, mientras que en el país ibérico se pueden contar con los dedos de una mano los reyes que han renunciado el trono antes de morir en cientos de años.

Hasta ahora, sólo el líder regional del Partido de los Socialistas de Catalunya ha pedido abiertamente a Juan Carlos que abdique en los príncipes de Asturias Felipe de Borbón y Letizia Ortiz para iniciar la transición de la monarquía al siglo XXI.

Pero ni los socialistas españoles ni ningún otro partido político nacional se ha pronunciado a favor de la salida del monarca. Tampoco existe un gran movimiento republicano.

En respuesta a las especulaciones sobre su continuidad, la Casa Real precisó el viernes que el rey no se plantea abdicar y que no existe un plan para acelerar su sucesión, dijo un funcionario de palacio que habló bajo condición de anonimato por exigencia de la política de comunicación de la monarquía.

Juan Carlos es una persona carismática. La sociedad todavía le agradece la forma en la que pilotó la transición a la democracia tras la muerte de Francisco Franco en 1975 y su papel en defensa del Estado tras la intentona militar golpista del 23 de febrero de 1981.

De hecho, en España se acuñó hace años el término "juancarlismo", con el que muchas personas expresan su apego a la figura del rey, pero no necesariamente a la corona como institución.

"La razón por la que creo que la monarquía en España no está en peligro es porque no existe un gran partido republicano", dijo Burns Marañón. "Además, las experiencias republicanas en España, la primera (1873-1874) y la segunda república (1931-1939), fueron un completo desastre".

El periodista de AP en Madrid Harold Heckle contribuyó a este despacho.

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