
Ella analiza acertadamente la
desubicación bastante generalizada que tiene la mujer respecto de su nuevo rol
social. Hasta no hace mucho, las mujeres eran, en casi todo sentido, personas
de segunda clase, sometidas al hombre. Actualmente, la legislación no contempla
diferencias de género, pero culturalmente el camino que queda por recorrer es
grande, y es que el cambio social no consiste únicamente en un cambio de leyes
en beneficio de los sectores desfavorecidos, sino también una educación
simultánea a éstos para asumir con responsabilidad el nuevo rol.
Ahora la mujer se siente con más
libertad, pero no está preparada para hacer uso adecuado de ella, con lo que,
en vez utilizarla productivamente en beneficio de su propia dignidad y del
progreso social, muchas veces sólo sirve para poder libremente desatender responsabilidades que antes le correspondían
por sometimiento. Hay responsabilidades de este tipo, como la crianza de los
hijos, para las que se deben buscar mecanismos basados en la igualdad, pero
nunca se pueden desatender.
También
se tiende a dar a esa libertad una orientación relacionada con el uso del
propio cuerpo y el sexo, sin comprender que si antes era el hombre quien
adjudicaba a la mujer el papel de objeto, ahora es ella misma, con su libertad,
quien decide ser objeto. Tal vez porque nadie la ha enseñado a ser algo más
importante que objeto sexual; al contrario, hasta la enorme presión comercial
fomenta ese papel de la mujer. Es el mismo sometimiento al machismo, pero de
otra forma.
Las
consecuencias de todo ello son nefastas, y ya se empiezan a notar: pérdida de
valores, descomposición social, etc.
El
machismo no se va a solucionar con leyes, ni tampoco se puede esperar que sea
el hombre quien tome la iniciativa para superarlo. Es la propia mujer, con su actitud, quien debe promover el cambio
social en ese sentido, pero se necesita educación.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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